miércoles, 22 de noviembre de 2006

PSICOANALISIS

SEXO Y EXCESO
*El llamado “abuso sexual de menores”*

En la frase “abuso de menores” siempre me llamó la atención el “de” y por qué no se sustituye por “el abuso a”. Ese “de” introduce una ambigüedad en la que el niño queda por un lado, como objeto pasivo y por otro como agente en un acto. Por otro lado: ¿de qué se abusa? El abuso supone una medida, una frontera que se atraviesa, un mas allá de violar el cuerpo del otro, ese que quedará con una huella de una experiencia sorpresiva e inasimilable. Actualmente las visibilidad de las denuncias, y el uso que hacen los medios de las victimas a producido un exceso de interpretaciones que termina en lo policial. Para nosotros se trata de escuchar en cada caso al trauma y sus efectos, con la posibilidad de no identificar al abusado en una victima pasiva sino en alguien que además pueda elegir de nuevo sus condiciones de amor y deseo.
Si bien es de subrayar que el “abuso” aparece como una práctica destacada en la actualidad, que se constituye como tal al ser nombrada, al igual que el “maltrato familiar”, "mujeres golpeadas”, etc, es indudable que ante una primera “mirada” del fenómeno, el niño victimizado está en posición de objeto pasivo... como las mujeres golpeadas. Pero qué interpretación podemos efectuar de tal fenómeno?
Lejos de transformarnos en jueces, fiscales o abogados de las conductas sexuales -hay otros especialistas que se encargan de eso como abogados, médicos, psicólogos, etc- los psicoanalistas podemos intervenir desde otra perspectiva. No se trata de “asistir a la víctima” ni de “corregir al victimario”, se trata de interpretar los efectos subjetivos que puedan haber ocasionado- si los hubo porque ello no es seguro- la práctica de ese abuso sexual. Subrayo “puede haber ocasionado” porque no hay efectos comunes, ya que cada situación es coyuntural, es decir que no se puede predecir los efectos que un cada uno va a ocasionar. A algunos los “afecta” de una manera, a otros de otra, a otros de ninguna...
Para el psicoanálisis no hay síntomas sociales, no hay traumas sociales, por lo tanto tampoco efectos comunes.
El sádico, el masoquista, el voyeurista, el exhibicionista, etc, no son ni víctimas ni victimarios; son modos de satisfacción en los que conviven placer y displacer al mismo tiempo, como las dos caras en una moneda. Debemos subrayar que no es una afirmación fácil de aceptar que la satisfacción incluya el displacer y más difícil aún si agregamos que en la elección de un modo o de otro ha habido una decisión del sujeto.
¿Qué intervención puede tener el psicoanálisis entonces? Intervenimos en la subjetividad de uno y otro –ambos han gozado una situación de exceso- pero sólo a condición de que eso sea sintomático, es decir que introduzca en cada uno un plus, un “abuso” que no pueda subjetivar, es decir que haya habido un exceso concerniente a la sexualidad que no pueda ser incluido en la vida cotidiana que se rompe; esto es un síntoma. Se trata de la emergencia de lo que caracteriza a la sexualidad humana; lo que no se sabe que se manifiesta como un exceso, como un abuso.
Tal como me lo comentaba recientemente Enrique Acuña, la experiencia psicoanalítica –el análisis de cada uno- introduce la posibilidad de salir de la victimización pasiva y poder elegir activamente el modo de satisfacción con el que se desea vivir.-



Marcelo Ale
(Responsable del Seminario de Estudios Analíticos de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata)

1 comentario:

Francisco Abelenda dijo...

Muy bueno el artículo de Marcelo Ale, es verdad que el lenguaje tiene esas formas raras, y que de ponernos a descuartizarlo podríamos descubrir increíbles construcciones gramaticales que incluyen un significado oculto, misterioso. Siempre me llamó a mi la atención cuando se dice "el crimen de María Soledad" porque ese "de" encierra una ambiguedad tal que incluso un extranjero de habla no hispana con rudimentos del castellano podría interpretar que la que cometió el crimen es la misma víctima. De todas maneras en el caso del abuso siempre se abusa "de" algo.
Excelente la Chicharra Viajera.
Muchos saludos.
Francisco Abelenda