miércoles, 22 de noviembre de 2006

POLITICA

Construir cultura
o colaborar con viejas causas ajenas.

No nos mueve el cielo como recompensa, sino la férrea voluntad de colaborar en la construcción histórica de las bases culturales de un pueblo.
No es pequeña la empresa pero la magnitud del desafío, lejos de amedrentar, suma a la sangre nueva una inyección de adrenalina y entonces no demoran en aparecer en el lenguaje simbólico de una generación un poco más prepotente, las palabras “memoria”,“desafíos”, “compromiso” y “futuro”.
Ahora que en Bella Vista estamos con una leve predisposición a los “eventos culturales”, como público que consume espectáculos digo, ya que hemos dado en llamar cultura a todo lo relacionado con las manifestaciones artisticas, es decir, Pintura, Teatro, Escultura, Literatura, Música o Cine, olvidando en algunos casos que el campo cultural es enorme y que abarca todas las actividades del hombre, desde nuestra forma de hacer deposiciones, hasta lo sublime de nuestras canciones, desde como hacemos el amor y convertimos esto en Poesía, hasta la poesía que encierra una madre removiendo un guiso casi listo en “la morocha”(olla negra) en las llamas de leña de naranjo. Ahora, decía, con esta predisposición podríamos hacer algo, un poco más interesante que cruzarnos de brazos y consumir espectáculos, creyendo que así, pagando una entrada tal vez, contribuimos a engrandecer y apoyar nuestra cultura.
De pronto quien planta árboles autóctonos, sin quererlo, es más efectivo que quien detuvo sus pasos en una galería para observar un cuadro, máxime si ese momento destinado a la observación se ha hecho desde cierta “impostura intelectual”, tan en boga, y peor aún si el cuadro fuera uno de tantos que reproduce (muy mal en muchos casos) el talento de algunos consagrados, con técnicas satelitales ajenas y mal gusto propio.
Es muy difícil que desde el estado se construya cultura. Nótese que no uso imposibles, pensando con cierto optimismo. Creo que para poder hacerlo se deberían dar una serie de circunstancias, que de ninguna manera podrían darse por si solas. Un Consejo Deliberante ecuánime, inteligente y dispuesto a un diálogo abierto y frontal, capaz de dejar de lado las “conveniencias partidarias” para afrontar el reto de crear una dirección de Cultura, con un presupuesto para el área que en ningún caso puede ser inferior a los doscientos mil pesos, asumiendo que será un órgano de poder y gestión. De hecho, sabiendo que los agentes culturales suelen ser papas muy calientes, es que en Bella Vista, se ha decidido por algo más versátil, un departamento de Cultura con un par de fusibles y poco dinero, una sutil manera de seguir teniendo la sartén por el mango. Al menos eso han creído, ya que mientras desde el estado se auspicien espectáculos y consideren que, un torniquete económico es la mejor manera de construir, por otro lado se agudizan los ingenios en búsqueda de alternativas que nazcan se alimenten y lleguen desde todos y a todos los sectores.
Debemos preguntarnos por nuestro destino para comenzar a darle relevancia a la faz cultural. Otros hombres decidieron en otro tiempo que semillas plantar, que religión profesar y cual sería nuestra historia. Acá ha pasado que se repartieron títulos legales de tierras enajenadas a los indios, y que hemos puesto piedras fundamentales de nuestras ciudades encima de las chozas humeantes y de los cadáveres de los nativos. Sin embargo, de tanto en tanto hurgamos de manera conveniente en nuestra historia para hallar el fémur de algún antepasado que legitime nuestra propia existencia.
Debemos sincerarnos hacia atrás y hacia delante, creer que en América latina será posible vivir en paz los próximos cien o quinientos años y que desde Bella Vista estamos contribuyendo con ese futuro nunca ajeno.
Dedicarse al “pasatiempo” cultural no es otra cosa que contribuir de manera indirecta y desinteresada a que sigamos siendo el galpón húmedo y mugriento de Estados Unidos, esa desvencijada casilla de madera del fondo de sus casas que vemos en sus películas, usadas con el único propósito de tirar allí los trastos viejos. Construir Cultura requiere de elementos humanos y materiales. Requiere de las palabras antes mencionadas, a las que sumaremos ingenio, amor y humildad. No es poca cosa. Es que el Futuro, bajo la situación que vivimos, no es poca cosa.-
Nestor Farini
Bella Vista

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