martes, 12 de diciembre de 2006

CRONICAS






Documental "Che Roga-historias de Bella Vista"- en Buenos Aires

El niño de Garzas

o la comunidad que viene
Por Enrique Acuña

Roberto es un niño del paraje de Las Garzas.
Su rostro fusiona abipones con gringos
El camina descalzo casi todos los días
“dos suertes y media” para llegar a su escuela
con pies desnudos por el rocío que arruina sus zapatos.
Duerme sobre unas baldosas de doscientos años,
porque vive en la antigua posta de correo
de aquel pueblo incendiado hace siglos.
Como los pájaros que caza, vuela
sobre nuestra historia de guerras y riquezas.
El niño de Garzas sueña con tener un caballo,
como su única suerte sacada del bolsillo
entre caminos arenosos, entre el monte y el río.
Cuenta que sobre el azul de la laguna
a veces hay resplandores
como un fuego que sale del fondo del tiempo.
Cuenta que hay luces de un entierro de oro,
cosa que una vez le había confesado su padre,
que ahora esta muerto.
Roberto sueña otra suerte.-

Este documental podría haber sido pura nostalgia del terruño, o del retorno al pasado mejor, sin embargo se proyecta como apuesta al futuro a partir del deseo de saber una historia. Saber de la comunidad que viene
[1] que se construye en este logro de Jorge Insaurralde y la comunidad bellavistense con la metáfora de un niño que sueña su suerte.
“Habrá sido... siendo”, en esa frase se conjuga el devenir. Encontramos en el pasado solo aquello que nuestro deseo proyecta hacia el futuro. El futuro es anterior, el que se teje desde ayer hacia mañana y nos obliga a pensar en la época que vivimos.
Estamos en los tiempos de una poderosa economía global que se balancea con la respuesta de las culturas locales. Podríamos situar un momento histórico donde se imponen las economías mas fuertes, la de los mercados comunes sobre las economías frágiles, de los países periféricos. Esta dinámica transforma al planeta en un globo cortado en dos mitades: el norte y el sur, el primero rico y el segundo rico pero en su capital simbólico.(P.Bordieu)
De este modo el sur se defiende con las vindicaciones particulares de sus culturas, esta obligado a inventarse, a narrar su identidad y su creencia.

Esta distribución de los recursos provoca cada vez mas segregación, es decir exclusión de grupos de poblaciones, con sus insignias y rasgos mas exclusivos. Esta guerra entre un norte económico y un sur cultural es silenciosa. Se libra en batallas mediáticas, día a día, donde los medios masivos de información tienen sus cañones apuntando, ya en la web o en la T.V. Ellos reflejan la realidad o crean realidades ficticias, pero intervienen en la formación de opinión y luego en las decisiones masivas. Pero las culturas mediaticas no toleran ni la crítica ni el debate. Bombardean información sin reflexión.
Para dar un buen ejemplo de cómo colocar nuestro arte local en la econiomía global tenemos la industria del cine argentino, el cine artesanal , “independiente”, triunfando en Europa. Pero también eso es la mirada etnocéntrica en el canibalismo de sociedades aburridas que buscan otras exóticas –un árabe, un coreano, un argentino- para soñar con la diversidad. O bien puede ser un modo de subsistencia cultural, depende de nuestras políticas de producción de objetos de arte.

La globalización del capital que va contra pero también va hacia la diversidad cultural es una paradoja interesante. De su contradicción aparente surge la maravillosa producción de lo híbrido. Mas allá de la banalización del consumo cultural, existen los ciudadanos del mundo que producen en su logos nuevos artefactos narrativos. Ahí conviven el lunfardo y los murales, la poesía cartonera y cuadros de museo, el retorno a las culturas aborígenes, su exhumación. Todos son recursos al sonido de cada lengua, a la creación de las singularidades.
Cada ciudad, pueblo, país tiene un capital simbólico, que se teje con sus producciones culturales. Nuestro capital nos da una cierta identidad –es decir una manera de ser- pero esa identidad ya no puede permanecer montada sobre la tradición clásica del patriotismo del ser nacional. Es necesario ubicar nuestra particularidad en el mundo que viene, internacional.

Nuestra historia debe ser revisitada de nuevo, como si fuera un museo vivo, cada vez por una puerta diferente. Situada en esta guerra de símbolos entre los global y los local. Situar nuestra aldea en el mundo pero a la vez hacer que sea visible por sus rasgos propios para otros....eso es lo que se intenta trasmitir en este documental que hoy comentamos.
“Che roga” –“mi casa” en guaraní- tiene como punto de partida el pasado aborigen, el mestizaje gringo y las transformaciones económicas para terminar con el sueño de un niño que camina sus “suerte” como metáfora de una comunidad.
Esa lengua guaraní que funciona como ultima resistencia en un peón –gaucho moderno- que todavía puede hacernos reir, y solo en su lengua podría hacer pasar su picardía.

De ese modo podríamos concluir que no hay un ser nacional, ni un héroe local, hay mejor un ser fragmentario construido con los restos fecundos de nuestra historia. Frente a esto, nuestra respuesta, es ubicar el tiempo correcto del futuro a inventar en la realización de lo que se mantuvo postergado del proyecto comunitario.
Futuro anterior , esa es la metáfora de Roberto, el niño de las Garzas, que ante la pregunta sobre dónde estamos, responde con algo que nos provoca, nos intimida, nos avergüenza... el “sueño de otra suerte” se impone por su potencia .-

(*)-Texto leído después de la proyección del documental Che Roga- historias de Bella Vista- dirijidopor Jorge Insaurralde, en el salón audiovisual de HCD, Congreso Nacional, Buenos Aires, 30/11/06. Presencia de una delegacion de los participantes que viajaron de aquella ciudad.
[1] -Giorgio Agamben. La comunidad que viene. Ed pre-textos, 1996.-

1 comentario:

Anónimo dijo...

estimados amigos:

La proyección del documental CHE ROGA en el Congreso, tuvo variados efectos.
Uno es ver una historia "no-oficial" , el otro el de plantearse que lo local se hace global -glocalizado- si, y solo si, renuncia a narcisismo de la bandera de una sola "aldea". Sale del olvido si mantiene un relato que no sea conservador de los simbolos de identidad , sino que se mezcle con lo nuevo.
Hibridación y diferencia: cultura por hacerse!

Eso lo logramos...creo.
Un abrazo y seguiremos por aca.

Enrique Acuña