"Pan Curuica" de Pisarello
Por José Luis Galarza *
El autor de la nota sugiere que los alumnos lean el libro de Gerardo Pisarello.Los extraordinarios cuentos o "casos" narrados por el original escritor correntino Gerardo Pisarello nos pone en contacto con una época inmediatamente anterior a la justicia social promovida por el peronismo y en la que se desenvolvía la inmensa mayoría del pueblo correntino, sumido en la extrema pobreza, la marginalidad, la desocupación, el analfabetismo, la desesperanza y la explotación a que era sometido.
La persona era considerada como un objeto, como una cosa manipulable nos diría el existencialista cristiano Berdiaeff, o bien "un ente caído entre los entes" según Heidegger, degradado en su existencia única e irrepetible, sin la dignidad, la singularidad, la preeminencia entre los seres que Dios le había asignado en la Creación (Biblia). Era muy dura la lucha por la vida, especialmente la del que no poseía un pedazo de tierra para su alimento y subsistencia. Es decir gozaba de la libertad civil, pero su situación de indigente, podía terminar en una libertad para morirse de hambre.
Gerardo Pisarello narra con asombro (1) esta realidad de sus cuentos, en la que el paisano apenas sobrevive, trabajando todo el día para el patrón, el dueño de la tierra. La aguda observación caracteriza así a los siguientes cuentos: "Polí", "Jamario Torres" (curandero y músico), "No es justo", "El entierro".Era tan dura la lucha por la vida, rayana en la indigencia, condenado a apenas subsistir, aún gozando de la libertad proclamada en la Constitución y las leyes, pero aún con plena vigencia, no era impedimento para que se muriese de hambre. Trabajaba casi como un esclavo, sin emitir quejas ni rezongos. El correntino soportaba con estoicismo el sufrimiento, era duro, fuerte y tenaz. Su trabajo fue apreciado en provincias vecinas como Chaco, Santa Fe y Misiones. Era hábil jinete y diestro en el manejo de la tropa baguala.En cada cuento de la brillante pluma de Pisarello se hallan muchas reflexiones filosóficas y sociológicas de una vida acosada de privaciones y necesidades (necesidades básicas insatisfechas definen hoy los sociólogos).
Veamos el cuento "No es justo", pág 77: Entre mate y mate, Ciriaca le expresa a Luis, su esposo, "nacimos pobres y pobres tenemos que morir. De nada nos sirvió trabajar", reflexión que se le escapa mientras contempla el maizal achicharrado por la espantosa sequía y el calor estival. Y esta reflexión surge a raíz de dos años consecutivos de fracasos en la cosecha de su chacra, la primera vez por la seca y la segunda por las abundantes lluvias que emponcharon todo el cultivo. Son contradicciones climáticas imprevistas. En nuestro país el agricultor está librado a su propia suerte y no recibe tipo alguno de subsidio, como pasa con otras actividades productivas.Ciriaca, el personaje de la narración piensa en voz alta: "Quién sabe si no es mejor que los pobres no tengan hijos. No está bien que vengan a sufrir los déficits de los padres (pág 82)
Y el hombre responde: Esta pobreza tiene que acabar. No sé cómo, pero tiene que acabar". Indudablemente este problema es tan antiguo como la humanidad. Ya el gran Platón esbozó en su genial obra "La República", la existencia de las clases sociales y de las injusticias sociales que sólo pueden atenuarse con una mejor distribución de las riquezas. Jesús también mencionó a los pobres y el Sermón de la Montaña es el más grandioso que se haya pronunciado, por eso su palabra es eterna (Giovanni Papini dixit, "Historia de Cristo").
En el cuento "El entierro" (pág 65), se entabla un diálogo entre el hijo y la madre por el fracaso de lograr dinero en la búsqueda de restos óseos, y el primero le dice que se va "para el lado del Chaco a buscar trabajo" y que la plata la va a lograr trabajando. La madre piensa que nada puede hacer y que "la desgracia del pobre es penar…
Hasta para conseguir trabajo".En el cuento "No es justo" hay que decir que tiene un fin
bastante triste. Un usurero, el turco Juan, almacenero que le proveía mercaderías para el diario vivir, al no poder cobrar lo adeudado, le ofrece comprar su tierra por una bicoca y acorralándolo por la miseria lo obliga a aceptar, quedando en el desamparo total, sin nada. "Vamos a tirar para el lado del Chaco", dice el hombre y resignadamente la mujer responde: "Lo mismo da; si hay trabajo, las criaturas no se morirán de hambre". Es la diáspora de los correntinos a la que alude el escritor Alvarenga, a pesar de ser Corrientes provincia cofundadora de la nacionalidad, de una identidad imborrable, sufre el fenómeno sociológico de la despoblación, de la emigración de los pobladores nativos, teniéndose en cuenta que no recibió inmigración extranjera a diferencia de Chaco, Santa Fe, Misiones. Y los correntinos se expandieron por los confines de la Patria en busca de trabajo y mejores horizontes.
En esta obra también se mencionan otras virtudes de la correntinidad, como la solidaridad con el prójimo, su mano siempre dispuesta a ayudar al desvalido. Y el ejemplo del compadre Jiménez que lo ayudó económicamente y lo reconfortó espiritualmente para que no afloje, que no se dé por vencido. El "a buen tiempo", es tan gráfico porque evidencia cómo, se expresaba el paisano cuando "pasaba por la casa de un vecino".¿Por qué Pan Curuica no se lee en la escuela secundaria o se incluye en la bibliografía que el Ministerio de Educación sugiere como lectura en los programas en vigencia, siendo esta obra y las demás de Pisarello tan brillantes y realistas?
(1) Asombro que se trasmite y contagia al lector.
* El autor es diplomado en Filosofía en la Universidad Nacional de Córdoba.
Texto editado en diario El Libertador (Corrientes)
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