sábado, 12 de noviembre de 2011

EXTRAÑEZA Y EXTIMIDAD por Enrique Acuña*Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandú (APPA): Extrañeza y extimidad*                            ...

Cómo pasar de la extrañeza de la angustia que generan los "demasiados ojos" de la era de la omni-visión mediática en el fantasma de cada uno al hecho de poder decir  un buen chiste interno /externo como aquel del Mercader de Venecia de Shakespeare sobre la "libra de carne".-

Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandú (APPA): Extrañeza y extimidad* ...: Extrañeza y extimidad* Por Enrique Acuña Voy a hablarles de un re...

viernes, 26 de agosto de 2011

GANO EL "NO" A LA REPRESA AYUI

Tras el revés, aranda y soros anunciaron que “no van a seguir adelante” con la obra

Para Medio Ambiente, la represa de Ayuí es legalmente incompatible

Publicado el 26 de Agosto de 2011

La Secretaría que dirige Juan José Mussi advirtió que el emprendimiento arrocero del vicepresidente del Grupo Clarín compromete la responsabilidad internacional del Estado. “Causará perjuicio sensible al río Uruguay”, expresó.
  La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación resolvió ayer que las obras del Proyecto Ayuí Grande “resultan incompatibles con las disposiciones de la Ley General de Ambiente Nº 25.675 y la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos Nº 26.331”. Mediante la Resolución 1238/11, también determinó que el emprendimiento arrocero que encabezan el vicepresidente del Grupo Clarín, José Antonio Aranda, y el magnate húngaro George Soros “compromete la responsabilidad internacional del Estado por tratarse de una obra que causará perjuicio sensible al río Uruguay, al afectar la calidad de sus aguas”.
Tal como lo denunció Tiempo Argentino el 8 de agosto de 2010,  esta polémica iniciativa suponía la apropiación de un curso de agua por parte de dos privados, la inundación de 8000 hectáreas de tierras con bosques nativos, bosques costeros en galería y flora y fauna autóctona en la localidad correntina de Mercedes. El proyecto, alentado por el incremento del precio de los granos en el mercado internacional, buscaba producir 23 mil nuevas hectáreas de arroz, y contaba con el aval del gobierno de Ricardo Colombi, quien la semana pasada enfatizó: “No nos vamos a dejar llevar por falsos ambientalistas que lo único que quieren es que nuestra provincia tenga más del 60% de tierras improductivas”, y añadió: “No podemos tolerar que personas foráneas nos vengan a decir que tenemos que vivir permanentemente en estado animal, sin poder trabajar o producir.”
A raíz de la investigación periodística de este diario, en noviembre de 2010, la Corte Suprema de Justicia de la Nación decidió suspender las obras por 90 días hasta tanto se determine si la misma ocasionará daños al medioambiente y afectará el cauce del río Uruguay. Luego, en junio pasado, la Corte dio por “extinguido el proceso”, ya que el supuesto daño ambiental que podría generar el emprendimiento “no puede encontrar cabida en esta causa” en tanto que excede su objeto, pero reconoció que el Estado nacional tenía competencia para actuar. En ese marco, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable elaboró un informe crítico sobre los eventuales impactos negativos del emprendimiento. Allí concluyó que “el Proyecto Productivo Ayuí Grande constituye un peligro de daño grave e irreversible” ya que contempla “la eliminación y fragmentación de ambientes, la pérdida de diversidad y los cambios en el régimen de pulsos de inundación aguas abajo”. Además agrega que el aspecto más preocupante de la propuesta es “establecer compensaciones económicas ante la imposibilidad de aplicar medidas de mitigación, dado que el bien colectivo ambiente es un bien no monetizable, ni disponible por los beneficiarios de manera exclusiva o en forma sustentable”.
Las reacciones de las ONG que se opusieron a la construcción de la represa no tardaron en llegar (ver recuadro).
 Emilio Spataro, de Salvemos al Iberá, celebró la medida y afirmó: “Esto demuestra que todo lo actuado en Iberá fue tenido en cuenta, y es de una enorme satisfacción para las comunidades ribereñas afectadas por estas obras ilegales.”
En tanto, el lapidario informe contra el Ayuí no cayó nada bien en el entorno del vicepresidente del Grupo Clarín, José Antonio Aranda. En diálogo con Tiempo Argentino, el titular de Copra SA y mano derecha de Aranda, Ricardo Freire, señaló que la resolución ministerial “desautoriza las leyes provinciales dictadas por el Estado de Corrientes”, ya que “nosotros contamos con todas las habilitaciones provinciales correspondientes y estábamos en condiciones de comenzar las obras, pero ahora nuevamente nos vuelven a frenar”. Al mismo tiempo, manifestó que “esta situación nos sobrepasa, quedamos en el medio de un conflicto entre el Estado provincial y el nacional; y hasta tanto no se aclare el panorama, no vamos a seguir adelante”. <

sábado, 13 de agosto de 2011

Zaffaroni y los perjudicados del paco.-entrevista-

RAUL ZAFFARONI DARA EXPLICACIONES Y ALERTA CONTRA UN “CENSURISMO”



“Tengo toda la documentación y contestaré”
El juez afirma que no desea protagonizar ninguna epopeya. Dice que los medios deben distinguirse
del amarillismo y rechaza una regulación estatal de prensa.
Y deja una hipótesis sobre quién puede sentirse perjudicado y por qué.

Por Martín Granovsky


El juez de la Corte Suprema de Justicia dice que no está en contra de la investigación periodística, sino del hostigamiento personal y la intervención en su intimidad, ofrece explicar el caso de los departamentos supuestamente alquilados por una inmobiliaria a prostitutas y revela que en los últimos años participó junto con la Policía Federal de un plan que derivó en cien causas ya instruidas por tráfico de cuatro millones de dosis de paco.

Tal como publicó ayer Página/12, Zaffaroni reconoce que tiene una cuenta en Suiza. Dice saber que esa frase despierta fantasmas y por eso aclara que se trata “de la exacta suma que consta en todas mis declaraciones reiteradas a través de los años incluyendo la de AFIP”, y es la cuenta que tenía cuando su pliego a ministro de la Corte Suprema fue discutido y aprobado en el Senado en el 2003. En ese momento, afirma, “tenía 45 mil dólares, por sueldos y honorarios cobrados en el extranjero por trabajos para organismos internacionales”. Dice que la AFIP tiene registro de sus bienes y añade que “a esto se agrega un solo depósito importante, de 70 mil dólares, que es el importe del Premio Estocolmo de la Asociación Sueca de Criminología, en perfecta transferencia documentada del banco sueco al suizo”.

“Me llama la atención que los medios que casi ni mencionaron ese premio, que es el máximo mundial de mi especialidad y otorgado por un jurado internacional, ahora quieran imputarme la ‘cuenta suiza’”, cuestiona. “No es el Nobel (si lo fuera sería de un millón de dólares), pero es el equivalente ante la ausencia de otro más importante. Ahora seguiré con el trámite, me depositarán el dinero en mi cuenta aquí. Creo que el Premio Estocolmo en buena medida es un reconocimiento a nuestro país y a sus criminólogos y juristas y, por ende, tal como lo dije, el importe de ese premio lo distribuiré en un 50 por ciento para fundaciones y otro 50 por ciento para las Madres de Plaza de Mayo, las Madres Línea Fundadora y las Abuelas”, dice Zaffaroni, que antes había concedido una entrevista en el programa Sostiene Granovsky, de CN23, que se transcribe aquí, en la que habló de “un escándalo provocado, un hostigamiento, una campaña de desprestigio que excede a mi persona y va contra las instituciones”.

–¿Contra la Corte Suprema?

–La excede. Va contra la República. No porque yo sea la República. Si esta metodología se generaliza esto tendría varias consecuencias. Primero, el riesgo de destrucción cíclica de personas que tengan menos espaldas que las que tengo yo. Segundo, un efecto sobre algo que nos ha costado mucho conseguir: la libertad de expresión. Algunos creemos que la mejor ley de prensa es la que no existe.

–Por eso la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual no regula contenidos sino que administra el espectro.

–Es que no hay mejor ley de prensa que la Constitución.

–La libertad.

–Exactamente. Pero contra esto hay censuristas. Gente que quiere censura. Si esto se generaliza y las campañas son contra todos, los censuristas podrían tener éxito.

–Pero la investigación periodística no es hostigamiento.

–No creo que sea investigación tener un equipo parado frente a mi casa fotografiando a quien entra y quien sale y fotógrafos siguiendo por la calle para fotografiar a cualquier persona. O fotografiándome a mí. No me refiero a cuando aparecen los muchachos trabajando. Hablo de las 24 horas por día.

–¿Esto supondría diferenciar entre esta forma y cualquier publicación de informaciones u opiniones?

–Exacto. No es lo mismo. Y otro riesgo más es la generalización del método. Silvio Berlusconi lo usó contra un periodista católico. Es ataque y hostigamiento hasta quebrar psicológicamente a alguien. Esto podría inducir a pensar que la gente crea que son todos iguales. Es como explotar un camión atmosférico con su contenido en un espacio de 360 grados. “Son todos iguales” es la antipolítica. Termina en alguien que dice: “Sí, son todos iguales. El único puro soy yo”. Adolf Hitler.

–¿Tan dramático?

–La antipolítica es dramática.

–¿Hay condiciones sociales para ese drama en la Argentina?

–Nunca estoy seguro de que pueda no haberlas. Mejor no incentivarlas. Nunca la política satisface del todo a la población. Por más que haya pluralidad, nunca el Estado hace bien todo, a veces tenemos que optar, nunca nos gusta todo. Siempre hay elementos de antipolítica. Por eso no hay que incentivarlos.

–¿El hostigamiento está mal lo haga quien lo haga?

–Por supuesto. Es un límite. Y hablo de un límite ético autoimpuesto por los medios. Si no hay ese límite, un día los censuristas van a ganar.

–Los códigos periodísticos son razonables: no mentir, no pagar por una nota, no cobrar por una nota, chequear la información. El más famoso, el de The Washington Post, establece que en última instancia es el editor quien calibra si la información pasa ese filtro. O sea que los códigos, además de razonables, son tautológicos.

–En la ciudadanía todos nos comportamos de acuerdo con ciertas pautas éticas. Hay cosas que el Código Penal no prohíbe que uno no debe hacer.

–En la Argentina últimamente la palabra “república” se usa como ideología.

–Mi definición es simple: es la res pública. La cosa pública. Lo que nos atañe a todos.

–¿Cuál fue la secuencia de reacciones ante el primer dato difundido sobre los departamentos?

–Primero la sorpresa ante algo que no conocía. Luego pensé que había la sana intención de algún denunciante. Pero muy pronto me sorprendió que no me lo hubieran comunicado. Me fui poniendo al tanto de los acontecimientos y la realidad y tomé las medidas para desalojar los inmuebles. Nunca recibí una carta documento denunciando que un inquilino desnaturalizara el contrato y violara el reglamento de copropiedad.

–¿Y ahora? ¿Cuál es la reflexión sobre el error?

–No cometí ningún error. Le dije a un apoderado que se ocupara. Si el apoderado –un amigo, una persona grande– se equivocó de inmobiliaria, se resolverá. Los alquileres se pagan en la inmobiliaria. No conozco a ninguno de mis quince inquilinos. Me desentendí.

–¿Por qué?

–Me dedico a mi función de ministro de la Corte, a dar clase, a escribir. No soy una persona ávida de dinero. No hay mortaja con bolsillo. Y bueno, a veces alguna cosa sale mal.

–Uno de los cuestionamientos de quienes no imputan delitos o infracciones dice: “Zaffaroni debió haber tenido más cuidado”.

–Hay gente que piensa eso. Que uno debe cuidarse permanentemente de cualquier cosa, aunque sea correcta, no sea que uno ofrezca un flanco. Yo no pienso vivir como un paranoico. Si tengo que hacer eso me voy a mi casa. Soy una persona normal, no tengo custodia, ando por la calle, voy a restaurantes, nunca me prevalgo de privilegios, hago la fila como cualquiera... Nadie me pidió que viva como paranoico.

–¿Ni siquiera ahora?

–No.

–¿Y las reacciones en la calle?

–Nadie me criticó. Fui al Teatro Cervantes a un espectáculo magnífico y en determinado momento, al final, la gente aplaude, alguien grita mi nombre y el público termina aplaudiéndome a mí. La platea estaba llena. Casi me pongo a llorar. Nunca me había pasado eso.

–Jorge Vanossi escribió en La Nación que debe haber “un pedido fundado de licencia” hasta que el Congreso lleve las actuaciones adelante.

–Tengo entendido que la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados se reunirá después de las elecciones primarias del 14 de agosto. Hasta ese momento hay pedidos de informes. No hay investigación en curso. Yo estoy dispuesto a ir a la comisión que sea, tengo toda la documentación y contestaré lo que sea. La imputación me afectaría éticamente pero no está afectando a la función. Nadie habla de irregularidades cometidas en mi función de juez de la Corte.

–Lo dijo el mismo presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti.

–La discusión pública trata de hechos relacionados con el manejo de mis inmuebles y no tiene nada que ver con mi función.

–¿Está verificado si alguien pudo haber cometido algún delito?

–En cuanto a mi persona, en muchos casos no conozco ni siquiera los inmuebles. Algunos de ellos los cambié por venta de unos terrenos y en consecuencia mi única vinculación es la firma de la escritura. Mi apoderado encargó a la inmobiliaria la tarea de administrar. En el contrato está la inmobiliaria y los contratos son los de precios de plaza. En cuanto a lo que puede haber sucedido dentro de los inmuebles, no lo conozco. Puede ser simple ejercicio de la prostitución, que no sería ningún delito. Puede ser otra cosa que no conozco y por la cual no puedo abrir juicios sin saber qué pasó. Si uno calcula todo como causalidad debe recordar un viejo dicho: “El carpintero que fabricó la cama sería responsable del adulterio que se cometió sobre esa cama”. No, no hay causalidad. No se me puede responsabilizar ni siquiera de un homicidio que pueda haberse cometido en un inmueble alquilado por mí.

–¿Es una hipótesis?

(Ríe.) –Espero que no encuentren un cadáver.

–¿Es una presunción conspirativa?

–Veo cosas raras. Ayer apareció en mi casa y habló con algún personal mío una señora rubia que dijo que ejercía la prostitución y quería conversar porque ella se ofrecía a prestarse para una coartada y podía decir que tenía un vínculo afectivo con alguien de mi entorno que me había traicionado. Puede ser una persona desequilibrada, puede ser una coincidencia...

–¿Qué es, jurídicamente, una coartada?

–Es una forma artificial de montar una prueba para eludir responsabilidades. No necesito ninguna coartada.

–Hay opiniones diversas. Ricardo Alfonsín dijo que “un miembro de la Corte Suprema debe dar un paso al costado”. Francisco de Narváez dijo que “hay que esperar que surjan las evidencias”. Lorenzetti recalcó que en este caso no hay ningún cuestionamiento a las sentencias dictadas en la Corte. La diputada de la Coalición Cívica Fernanda Gil Lozano dijo que “cuando uno ocupa un puesto en la Corte Suprema de Justicia no puede darse el lujo de ese descuido”. José Luis Gioja dijo que “se ha metido mucho la politiquería”. El diputado Eduardo Macaluse, del SI, dijo que tenía buen concepto y que hay que dar explicaciones en el Congreso pero sin hablar ya de juicio político. Federico Pinedo, del PRO, dijo que “Zaffaroni tiene que ir al Congreso a dar explicaciones a los diputados”. Alberto Rodríguez Saá dijo que “si el doctor Zaffaroni no tiene nada que ver habrá sido víctima de una situación”.

–Una respuesta ya la di antes. No voy a asumir “sumo cuidado”. Eso viene de la frase de la mujer del César.

–“No debe serlo sino también parecerlo”.

–Sí. Eso suele terminar en que la mujer del César no parece pero es adúltera. Yo soy como soy. No quiero parecer nada sin serlo. Soy auténtico. Hasta puedo tener desorden en el manejo de mis bienes o delegar sin tener cuidado. Lo asumo. ¿Eso es causal de juicio político? Creo que no. No voy a vivir como un paranoico. En cuanto a la opinión de don Ricardo Alfonsín, la respeto y le tengo un gran respeto a él, pero si la seguimos, estaríamos todos en manos de la prensa amarilla. Van a terminar diciendo que soy fundador del Club Varsovia, el que manejaba la prostitución...

–¿La mafia de las polacas de la Zwi Migdal?

–Sí. La de los años ’30. Si todos fuéramos considerados sucios, todos deberíamos renunciar. Ya lo dije: estoy dispuesto no sólo a dar explicaciones sino a aportar documentación.

–En la Argentina no hay tradición de meterse con la vida privada de los funcionarios públicos.

–Es así, pero además en este caso hay hostigamiento. ¿Qué vacuna puede haber? Estoy en contra de una ley de prensa que regule contenidos y estoy en contra de toda forma de censura. Los mismos medios deben distinguirse entre cuáles son los serios y cuáles son los amarillos, y denunciar el amarillismo. El amarillismo no molesta si en un determinado momento es visualizado como tal. Como la pornografía. Si el amarillismo dice cualquier cosa y todos sabemos que es así, bueno, que digan cualquier cosa.

–Cuando un funcionario, en este caso un ministro de la Corte, dice “vida privada”, ¿a qué se refiere? ¿A los bienes?

–No. En el caso de un funcionario los bienes y las cuestiones patrimoniales o la eventual deshonestidad administrativa o la corrupción no son un tema privado. Lo privado es meterse en la casa.

–Si los medios o los periodistas se distinguen del amarillismo, ¿qué deberían hacer los dirigentes políticos como prevención?

–Ser prudentes. Y la mayoría lo fue. No se prendió en esto de manera irresponsable. Me parece correcto que alguien opine que yo deba dar explicaciones.

–La tradición norteamericana es meterse en la vida privada de los políticos o los funcionarios.

–Es producto de una tradición cultural puritana. Es la que ha sido madre de todos los prohibicionismos, como el del alcohol, con todas las consecuencias.

–La Ley Seca, que terminó estimulando la violencia y la mafia.

–Claro, pero partía de algo: una reacción del grupo inmigrante originario frente a los nuevos inmigrantes de raíz irlandesa, griega, italiana que, católicos o luteranos, traían la tradición de la taberna.

–Franklin Delano Roosevelt fue el que terminó con la Ley Seca en 1933, en plena crisis. Y Roosevelt no sólo intervino en el mercado...

–Alguno podría tildar a Roosevelt de populista, ¿no?

–... sino el que evita que el pueblo norteamericano caiga en una forma de fascismo en el mismo año en que Hitler llegó al poder.

–El prohibicionismo empieza prohibiendo la marihuana porque la llevaban los mexicanos. Y sucede mucho antes que el opio, cuando el opio es mucho más grave. Y el opio se prohíbe más bien como reacción a la inmigración china. El puritanismo crea la tradición de meterse en la vida íntima.

–La tradición francesa es distinta. O era.

–Presidentes de Francia tuvieron hijos extramatrimoniales que salieron a la luz después de que fallecieron.

–¿Una sociedad menos prohibicionista es una sociedad más libre?

–¡Claro! En la medida en que uno se mete en la intimidad de la persona es que quiere regularle la intimidad.

–¿La Argentina es más prohibicionista o más libre?

–La intimidad de nuestros políticos se hizo pública cuando ellos la hicieron pública.

–El divorcio de Carlos Menem cuando una fuerza de seguridad se ocupó de sacar a Zulema de la Quinta de Olivos.

–No quería mencionarlo, pero ése es el concepto. Pero creo que somos una sociedad más libre y respetuosa. Tendencias hay, y brotes de puritanismo, por regla general bastante hipócritas, también, pero no llegamos al prohibicionismo instalado. En el fondo privilegiamos la libertad.

–En casi 28 de democracia es así, con excepciones como la del jueves 28 a la madrugada en Jujuy, y esto corre por mi cuenta y ni pido opinión, cuando una represión terminó en cuatro muertos con intervención de una empresa privada, la policía y funcionarios del gobierno jujeño.

–En los últimos 28 años la sociedad tuvo una evolución cultural que me asombra. A favor.

–¿Cuál fue la reacción de colegas y asociaciones de la Argentina y del exterior?

–Declaraciones individuales y colectivas, masivas, de apoyo. Lo siento mucho. No quise provocarlo.

–¿No hay intención de epopeya?

–De ninguna manera quiero ser protagonista de una epopeya. Sólo quiero dar las explicaciones que tenga que dar, o a quien no lo vea claro...

–¿Con permanencia en la Corte?

–Si el amarillismo me hiciera renunciar estaríamos perdidos.

–¿Esto entraría en la teoría del chivo expiatorio?

–No. El chivo expiatorio es identificar a alguien como autor de todos los males para cargárselos a él, que es sacrificado. Y suele ser un grupo. Los adolescentes y los jóvenes en la Argentina de los últimos años, por ejemplo. Poner todos los males de la sociedad en cabeza mía es un poco difícil.

–Una versión vinculó al arzobispo Jorge Bergoglio con la Fundación La Alameda, que hizo la denuncia, y con supuestas críticas directas.

–Tengo claro que el cardenal no tiene nada que ver con esta porquería.

–¿Hubo reunión con el secretario de Legal y Técnica Carlos Zannini y con el ministro de Justicia Julio Alak para conversar del tema?

–Eso lo publicó La Nación. Las pocas veces que voy a la Casa de Gobierno entro y salgo por donde están los granaderos. No suelo reunirme en la Jabonería de Vieytes. Inventar esa reunión, que no existió, en el momento en que había un riesgo de que esto se corriese a la política y se convirtiese en un problema político, es una intriga peligrosa. Admito que alguien puede no estar de acuerdo conmigo y esté en las antípodas ideológicas, o que critique mis sentencias, pero inventar una reunión que no existió rompe toda regla de ética periodística.

–¿Para qué son las reuniones con funcionarios del Ejecutivo?

–Por cuestiones de Presupuesto, de leyes, de ajuste legislativo del mapa judicial, de habilitación de partidas, etcétera.

–¿De fallos?

–Nunca. Eticamente no podemos hablar de fallos con una de las partes.

–¿Este llamado “hostigamiento” puede ser atribuido a una causa que pueda llegar a la Corte?

–No, pero me suenan raras algunas cosas. Hubo acceso a los celulares de todo mi grupo de colaboradores. Ni yo tengo todos los números de todos. Tengo dos o tres y si es necesario se hace una cadena. También los hostigaron. Los llamaron hasta de madrugada, como a mí me dejen un vehículo en la puerta y sigan a cada persona que sale de mi casa. Alguien que quiere informar no hace eso. Investiga de otra manera. No descarto que pueda haber algún nivel de corrupción.

–¿En qué sentido?

–Personas que puedan pertenecer a una fuerza pública.

–Es fácil investigar la primera parte. Alguien de un consorcio cuenta algo y luego un periodista investiga.

–Por eso digo: conseguir todos los celulares no es tan fácil. Puede haber un motivo relacionado con posible corrupción. Desde hace un par de años, a través de una acción coordinada con un sector de la Policía Federal, promovimos el secuestro de casi cuatro millones de dosis de paco. Hay casi cien personas con instrucción terminada y elevada a juicio oral. En mi vida no me ahorro conseguir algunos enemigos y algunas envidias. Tengo para formar varios cuadros de fútbol, pero ahora se trata de otra cosa.

–¿El caso del paco es una hipótesis?

–Sí. Es un interés concreto perjudicado

El fin del estado de Bienestar en los paises europeos- por Eric Calgcano.

¿DE QUÉ ME QUIEREN CONVENCER?: El fin del Estado de Bienestar en los países europ...: "El fin del Estado de Bienestar en los países europeos Por Eric Calcagno Senador de la Nación ¿Qué es el Estado de Bienestar ? A grandes..."

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lunes, 25 de julio de 2011

Una elección (-un país, un presidente, uno-vive-aqui)

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL TRIUNFO MACRISTA

El escenario previo no era tan distinto al que finalmente terminó dándose. Todo el mundo esperaba una victoria de Macri en la primera vuelta y un segundo lugar para el kirchnerismo. Lo que cambió es que se esperaba una diferencia menor entre el primero y el segundo. Se habló de ocho puntos en la versión más optimista, de diez en la que aparentaba ser más neutralmente valorativa (por el consuetudinario encanto del término medio) y doce en las tiendas kirchneristas más sombrías.

Ese panorama, de haber sido exacto, convertía a la segunda vuelta en una elección completamente distinta, en la que podía pensarse la construcción de una coalición electoral anti-macrista que revirtiera el triunfo de la compacta primera minoría. A esto hay que sumar que el nivel de aceptación de la figura de Cristina Fernández en la capital aumentaba las esperanzas del oficialismo nacional para el 31 de julio.
Con los casi veinte puntos de ventaja macrista sobre el candidato del gobierno todo esto quedó convertido en ceniza y humo. Los votos potenciales de Cristina no se trasladaron así de fácil a su candidato porteño. El “aluvión zoológico” macrista, para usar, humorísticamente, una expresión característica del folklore político argentino (aunque aplicada en aquel momento pasado a una fuerza política de signo inverso), canceló el escenario alternativo imaginado por el kirchnerismo. Podemos agregar, por el kirchnerismo y los sectores anti-macristas de la capital, que no son exactamente lo mismo aunque tengan amplias zonas de convergencia.
El ballotage para el kirchnerismo quedó reducido a una instancia en la que intentará sacar una derrota honrosa. La posibilidad de ganar con un escenario tan adverso implicaría una agitación de las conciencias entre aquellos que no fueron a votar o que lo hicieron por otras opciones que ya debería estar manifestándose de alguna manera socialmente observable. Una imagen para ponderar esto, quizás algo extemporánea pero que puede ayudar a entender, es referirse a la movilización juvenil y ciudadana que se dio en las calles parisinas cuando en 2002 el neofascista Le Pen quedó a las puertas del ballotage con el gaullista conservador Chiriac.

La atonía posterior a las elecciones que se observa en las calles de la ciudad no presagia que vaya a darse ningún fenómeno de este orden. Es más, en los días posteriores se vio en la calle nada más que al macrismo y a sus militantes-empleados de amarillo repartiendo su propaganda. Conviene aclarar que esa prolija apariencia da un sesgo uniforme a los que llevan a cabo esa tarea y que provienen de los residuos del aparato peronista y, en menor medida, radical en la ciudad de Buenos Aires y a una variada clientela política, cosechada desde antes del acceso al gobierno y aumentada desde entonces. El Frente para la Victoria, ausente sin aviso. Moviéndose, probablemente, a nivel superestructural, lo cual es inevitable y necesario pero no alcanza.

La sensibilidad antikirchnerista

¿Qué fuerzas se expresaron en el voto macrista? A riesgo de ser superficial pueden distinguirse dos vectores diferenciados. Por un lado, se concentró, en la primera vuelta y en el machismo, el conjunto del voto maníacamente anti-kirchnerista. Para este sector cualquier parcela política que pueda restarse al gobierno adquiere el estatuto de causa sagrada. A esto hay que agregar el carácter central y simbólico de la ciudad capital de la Argentina. El voto “partisano” anti-k posee una marcada tonalidad de derecha. Se opone al, en su lenguaje, “asfixiante” intervencionismo estatal, a los juicios llevados a cabo contra los torturadores y represores de la década del ’70 (que incluye tanto a la dictadura del ’76 y la previa represión, selectiva pero muy sangrienta, de Perón, Isabel y López Rega), a la pauta salarial permisiva que ha aplicado el gobierno para contrarrestar la inflación generada por aspectos de su política económica, a la política exterior del país que hace una relativa buena sintonía con los procesos venezolanos y boliviano y que, conjuntamente a Brasil, ha sabido mantener y aumentar un margen de autonomía nacional en la región que se halla lejos de ser despreciable, etc.

Conviene introducir un matiz en esto. El voto furibundamente anti-k orbita alrededor de las concepciones políticas de la derecha pero eso no significa que todos los individuos que sostienen una oposición extrema al gobierno sostengan convicciones de ese orden. Pensar así sería reduccionista. Pero aún peor sería dejar de subrayar que cuando la contra al gobierno no adopta posturas manifiestamente de derecha se produce el siguiente fenómeno. Por un lado se agranda la incidencia de las explicaciones de tipo individual y moral (la búsqueda de poder absoluto de los k, la infinita corrupción del gobierno y otra fábulas similares salpicadas con argumentos psicologistas que explican que la implementación de soluciones a “buenas causas” deben adjudicarse a “malos motivos” que trastocarían por completo su significado). Por otro lado se angosta hasta casi extinguirse las explicaciones causales de orden más político y, sobre todo, los planteos concretos que deberán aplicarse para revertir el proceso político impulsado por el kirchnerismo. Se llama a cancelar la política kirchnerista pero no se explicita políticamente cómo habrá de llevarse a cabo. La ambigüedad del anti-kirchnerismo se manifiesta con variaciones en una parte de la llamada centro-izquierda que privilegia al gobierno como principal ámbito de confrontación, en periodistas que cultivan hace varias décadas una inofensiva forma de la crítica moral (que supo aparecer como progresista o jugada durante mucho tiempo pero que ha girado en descubierto ante la asombrada mirada de unos cuantos), de fracciones sociales de las capas medias y de individuos de todas las clases que no admitirían bajo ninguna forma ser personas conservadoras o de derecha pero que se encuentran imposibilitados de articular una crítica global mínimamente coherente al gobierno, ya sea por mala conciencia o incapacidad. In absentia de planteos políticos concretos alternativos al kirchnerismo y a las concepciones del conservadorismo opositor, lo que queda como única base de sustentación común es el programa de la derecha argentina.

Esta característica estructural de la coalición anti-k le ha permitido golpear con dureza al gobierno, como el domingo 10, pero, hasta ahora, ha constituido un límite insalvable a la construcción de una alternativa burguesa por derecha al kirchnerismo. Logró generar un inmenso y poderoso no que, al momento de estar obligado a hablar con claridad no supera el mero balbucear, producto de que solamente algunos de los integrantes de la informal coalición opositora pueden explicitar su posición real. Los otros deben callar, hablar de generalidades o rizar el rizo de la moralina anti-corrupción. Pero son absolutamente necesarios a esta suma ya que sin ellos se cae; su falta de voz es una retorcida forma de adhesión.

La inercia de las masas conformistas

El segundo vector definido del voto macrista es un sector de la población, que atraviesa a vastas fracciones de las clases populares y de las capas medias, y que oscila entre el apoliticismo y la anti-política. Es el reflejo de una actitud que mezcla desinterés, rechazo y hastío en muy diversas proporciones. Podría decirse que ciertos sectores sociales intermedios han sido más proclives a esta actitud pero tampoco puede dejar de reconocerse que en determinadas coyunturas esta fragmentaria pero relativamente sistemática concepción del mundo posee una capacidad de reproducción y expansión difícilmente igualable por otras ideologías. Quizás porque más que una ideología, aunque tenga contenidos explícitos, podría decirse que es sobre todo una actitud. Una actitud reactiva que absorbe los distintos mensajes que circulan por la conciencia social y procede, en cierta manera, a neutralizarlos. Es incapaz de analizarlos o refutarlos pero de manera sorprendente se autoinmuniza.

En un sentido, es un reflejo distorsionado de una protesta respecto a las promesas incumplidas de la democracia burguesa argentina. Pero se trata de una protesta que carece de cualquier rasgo progresivo, ya que impugna a la democracia por lo más rescatable que esta tiene: la necesaria postulación discursiva de argumentos, más allá de la calidad que estos puedan tener. Para este sector de masas la mera resonancia de algo que le suene a debate político provoca su rechazo, su indiferencia o su desdén. Al mismo tiempo esta actitud está lejos de tener algún rasgo progresista ya que no va acompañada de ninguna tendencia, ni aún contradictoria, a movilizarse de alguna forma ni tampoco de ninguna clase de escepticismo, en la senda del buen sentido gramsciano, respecto a los mensajes provenientes de la ideología dominante.
Es un rechazo completamente pasivo que, en principio, los arroja en brazos de los políticos al servicio de los empresarios. Funciona a pleno el mecanismo de lo que un politólogo de la academia, pertinaz opositor al kirchnerismo, bautizó como “democracias delegativas”. Pero no se trata solamente de esto, ya que en cualquier país capitalista más o menos estabilizado, éste puede ser el modo más corriente de construcción de la hegemonía.

Este apoliticismo reactivo de masas dista de estar desposeído de una mínima pauta de conocimiento. No es para nada una hoja en blanco. Posee sus sistemas de registro y codificación; los cuales los llevan a orientarse y a escoger, no a cualquier candidato burgués, sino a aquel cuyos rasgos lo recorten como relativamente exterior al sistema de partidos y en el cual los rasgos delegativos y cesaristas se acentúen cualitativamente. Naturalmente todo esto involucra una tendencia al vaciamiento de la democracia burguesa que es común a unos cuantos países capitalistas avanzados, tanto de los centros como algunos de los primeros escalones de la periferia. Las figuras de Berlusconi en Italia o de Piñera en Chile son las más representativas en cuanto a la figuración de una especie de salvador neoliberal-populista autoritario, diseñado mediáticamente y asentado en una especie de neo-derecha que busca frenéticamente negar su carácter de tal pero cuya impronta se vislumbra claramente a través del seguimiento de sus temas, símbolos y discursos.

El Berlusconi aparentemente monógamo que parece ser Macri se corresponde con estas tendencias internacionales; encarnándolas, hasta ahora, en forma local. No existen evidencias que indiquen que el macrismo permanecerá condenado a su splendid isolation en la ciudad autónoma de Buenos Aires o que será capaz de dar el salto hacia la constitución de una fuerza política de nivel nacional.
Estos sectores de masa funcionan las más de las veces a partir del conocido tópico de “la mayoría silenciosa”. Este es un slogan que no tiene nada de socialmente neutro sino que recoge una imagen del mundo que se orienta en un muy preciso sentido conservador.

Muchas veces su existencia como tal “mayoría silenciosa” es decretada por aparatos de reproducción masiva de la ideología burguesa como los medios de comunicación (a pesar de su apariencia autopoiética). Es un elemento relativamente móvil y sinuoso, que se desplaza en la sociedad. Podemos decir que cuando aparece, sea cual sea su volumen real (de mayoría real o autodecretada), la conservación del orden social existente tiene uno o varios puntos a favor. Su aparición ha sido clara en la última elección porteña. El voto macrista tuvo, en este sector, un carácter vergonzante, el cual solamente en la hora del triunfo de Macri llevó a cabo su exteriorización.

Un muralla contra la peste

El macrismo ha conseguido concentrar en una fuerza electoral una fantasmagoría común a muchas ciudades grandes: la acechanza de un afuera peligroso cuya inclusión en el entorno de la ciudad traería como consecuencia graves perturbaciones. Este tipo de fantasma es propio de la urbanización capitalista en ciudades altamente desarrolladas y complejas, las cuales, justamente por ese desarrollo y complejidad, se transforman en una máquina de diluir/disgregar identidades. Este efecto global es comúnmente puesto, imaginariamente por parte de diversos grupos sociales, afuera del conjunto ciudadano, desconociéndolo como parte de una dinámica que es propia del conjunto al cual se pertenece. El racismo visible en Europa desde hace tres décadas es una clara puesta en escena de este tipo de procesos. En Buenos Aires; periferia relativamente avanzada y que gusta imaginarse como una comunidad europea, blanca, de clase media y homogénea, hemos asistido en los últimos años a una extensión, relativamente vergonzante y sotto voce, de los prejuicios hacia la inmigración latinoamericana y, de manera mucho más abierta, a la postulación del manodurismo y a la colocación de los problemas de violencia urbana (acomodados todos bajo el perezoso y ambiguo rótulo de “inseguridad”) como el más importante problema del país.

El segundo aspecto arriba citado está lejos de ser una particularidad argentina. La propaganda a favor del estado penal se ha extendido vertiginosamente en el capitalismo globalizado en que vivimos y su postulación es la propuesta política del establishment mundial para efectivizar una solución inmediata y disciplinadota frente a los desórdenes que la misma reestructuración mundial genera. Una aclaración necesaria: el que las cuestiones aquí referidas expresen problemas globales no significa que todos los lugares sean el mismo lugar. Las distintas historias nacionales, es decir la manera en la que cada sociedad arribó al escenario del capitalismo globalizado, cuentan para poder explicar sucesos y tendencias y la combinación específica a través de la cual se manifiestan en cada sociedad nacional.

El macrismo expresa, como nadie ha logrado hasta ahora en la política argentina, estas tendencias. El macrismo expresa, mediante un envase amigable y descafeinado, las diversas paranoias sociales y la postulación del castigo y la sujeción hacia los elementos subalternos de la sociedad. Su logro real es conseguir expresar esta constelación de elementos prescindiendo de las hosquedades y la brutalidad de personajes como Patti o Rico. El macrismo encarnaría algo así como la versión buena onda del estado penal. Encaja muy bien con un estado de ánimo en el que una parte importante de la población gusta de verse a sí misma a través de la ambigua idea de “ser solidario” al tiempo que se practica en forma entusiasta lo que en la teoría política se denomina individualismo posesivo.

Si bien muchas veces en el análisis se tiende a asimilar en demasía a todos estos personajes y también a disolverlos a todos dentro del aire de familia de los años 90 y la época menemista, nos parece bueno precisar algunas diferencias. El menemismo por empezar, fue la dirección política del partido burgués más importante de Argentina por un prolongado período mientras que ninguno de los personajes antes mencionados (Rico y Patti por un lado y Macri por otro, más allá de sus semejanzas) logró estructurar una alternativa política de alcance nacional, siempre estuvieron limitados a un territorio. También cabe distinguir en que el menemismo tuvo el centro de su política de castigo sobre las clases populares más en la esfera económica que en la político-institucional-represiva, más en la segregación y el disciplinamiento del mercado que en pegar palo y disparar tiros (aun cuando no haya dudado en hacerlo en ciertos momentos).

Cabe aclarar también que, en nuestra opinión, cuando afirmamos que la clase dominante aspira a instalar el estado penal no queremos decir que éste no exista en absoluto. Todo lo contrario. Pero al mismo tiempo la versión argentina del estado penal asume formas a las que podemos caracterizar más de implícitas que de explícitas. Para una parte importante del núcleo de la burguesía el nivel de amenaza sobre las clases populares es aún insuficiente. Parte de las disputas con el kirchnerismo están cruzadas por esta cuestión. Se atenúan en los momentos de alto crecimiento pero siempre vuelven. Para el establishment, el kirchnerismo integra a su agenda una parte de sus demandas en materia de castigo pero siempre concluye haciéndolo de manera timorata e inconsecuente, sin convicción o, si revisamos editoriales de La nación al asumir Garré su nuevo ministerio, sin querer hacerlo de verdad .

Al mismo tiempo el personal político que estaría gustoso de llevar adelante estas políticas no tiene la gravitación en el escenario político nacional para poder realizarlo. Alguien como Duhalde tiene estructura nacional pero carece de toda oportunidad para llegar al gobierno por elecciones. El macrismo, a punto de obtener su segunda victoria en Buenos Aires, ya en 2007 parecía estar a punto de arrancar un vertiginoso ascenso político pero su estructuración nacional se ha visto frustrada hasta ahora. Su agalma parece estar todavía demasiado afincada en lo porteño; en erigirse en una especie de muro protector de la ciudad limpia contra un exterior contaminante. Lo que le provee parte importante de su éxito también significa un lastre hasta ahora insuperado.

La imagen que hemos traído aquí, que refiere a los muros de la ciudad antigua, tiene sus límites en tanto analogía. La muralla de la ciudad antigua era una construcción física. Visible, localizable y tangible. Los muros de la ciudad contemporánea son invisibles y atópicos. Podemos decir que son una sustancia social que no contiene ni un gramo de tosca materialidad, de un modo similar a la forma valor analizada por Marx al inicio de El Capital. La concepción ideal del macrismo sería la de reforzar este proceso objetivo con algunas intervenciones estatales que amplifiquen y profundicen sus efectos en una suerte de exclusión, de encierro hacia fuera.

La frase de Macri, muchas veces citada y que causa horror en toda persona mínimamente democrática, de que el último que pensó la ciudad fue Cacciatore hay que tomarla en toda su seriedad porque, más allá de la diferencia de momentos políticos, encarna la misma idea. El brigadier Cacciatore también tuvo su frase celebre cuando afirmó que había que merecer vivir en Buenos Aires. Merecer la ciudad fue el nombre del trabajo en el que Oscar Ozlak realizó una pormenorizada descripción de ese gobierno y de su significado. Habría que releerlo y comparar, más allá de la explicitada voluntad macrista de seguir esa senda trazada.

El Pro como fuerza política

Este linaje del Pro es un elemento sin duda perturbador en lo que refiere a su ubicación en la democracia burguesa. En su interior se puede ver a cuadros políticos y jurídicos de indudable prosapia procesista (Pinedo, Young, etc), y que reivindican elípticamente ese pasado pero sin dejar dudas, que se encuentran en lugares de conducción en la fuerza política y de ejecución administrativa en el gobierno porteño. Ya mencionamos antes a fragmentos de la organización territorial del peronismo y el radicalismo de la capital.

En el primer caso algunos de sus referentes históricos aparecen entre las primeras espadas macristas en la legislatura de la ciudad. Esta organización territorial, de modo similar a lo que ocurre en la Provincia de Buenos Aires, concentra una coalición de intereses y una estructuración jerarquizada en la que la distinción entre dirigentes y dirigidos está dada por su grado de libertad respecto a la necesidad material. Habría que investigar estrictamente en qué se diferencia la organización territorial del macrismo de la del peronismo de la Provincia de Buenos Aires.

A primera vista la segunda parece más orientada a prácticas compensatorias en relación a las clases populares mientras que los grupos territoriales macristas se parecen más a los grupos reclutados por las empresas de organización piramidal; aunque esto lo postulamos como una hipótesis interpretativa a verificar.
A pesar que, como han planteado varios periodistas e intelectuales en los últimos días, el macrismo no puede ser calificado como fascista, nos parece también equivocado caracterizarlo como una opción política burguesa normal. Si vamos a sus prácticas políticas, aún obteniendo votos populares, utilizó medidas propias del estado de excepción, al erigir un servicio de espionaje a opositores políticos y a meros enemigos privados de Macri y su clan. Todo esto conlleva una privatización autoritaria de los poderes públicos que implica una clara violación a los límites de la misma democracia burguesa, que se agrega al vaciamiento propio de ésta a causa de las políticas neoliberales (aunque obviamente la realidad puramente localista del macrismo impide que esta tendencia se lleve a pleno). Casi estaría de más recordar la agresión constante a los desposeídos en la ciudad de Buenos Aires, cuya expresión más saliente fue la UCEP. Por más que este cuerpo represivo haya sido puesto entre paréntesis, esta política general no fue abandonada por el macrismo.

El parque Indoamericano y la denuncia de la “mafia de los trapitos” testimonian acerca de ello. E indican que, además del hecho represivo en sí (que no lo diferenciaría cualitativamente de otros eventos similares en que los poderes públicos recurren a vías de hecho, hay que agregar la expansión tóxica de un discurso ultrarrepresivo y racista que se distribuye por amplios sectores del cuerpo social. La ratificación electoral recibida hará retomar a todas estas tendencias un nuevo auge.

Por estas razones nos parece equivocado ubicar al macrismo como una opción democrático-burguesa más. Sus manifestaciones verbales a favor de la democracia no lo acreditan necesariamente como tal. Justamente la ideología del Proceso de Reorganización Nacional, lugar del que provienen varios de sus cuadros, nunca expresó un rechazo de principios a la democracia política, más allá de que algunos grupos de izquierda hayan calificado como fascista a la dictadura del 76 por razones de propaganda y agitación política. El Pro-ceso lo que hizo fue afirmar que la tradición democrático populista no constituía una verdadera expresión de democracia. La verdadera democracia advendría cuando la junta militar alcanzase sus fines. Algo parecido a lo que las diversas oposiciones de derecha en Argentina (de la que hace parte el Pro) y la región plantean respecto a los gobiernos que se apartan, en mayor o menor grado, de las orientaciones de la derecha liberal dura.

La formulación más aproximada respecto al carácter del macrismo es que éste, asumiendo formalmente la democracia política (lo que retoma la tradición de la derecha autoritaria argentina), es una fuerza que debemos situarla más acá de la democracia burguesa. Es decir, como un partido que no califica en varias asignaturas de la democracia puramente formal (ni hablemos de la sustancial). Y a la cual esas carencias no le resultan un déficit, algo que deberá recuperar en algún momento sino que son un segmento destacado de su identidad.
Por último, cabe aclarar que a pesar de que entroncamos a Macri en el interior de una tendencia de voto apolítico/antipolítico que dirige su preferencia hacia fuerzas con claras características delegativas y cesaristas, el individuo Mauricio Macri parece estar lejos de encarnar la imagen de un salvador autoritario, aunque autoritarios sean los rasgos y las acciones del Pro. En cierto sentido el Pro parece ser una fuerza en la que su líder visible comparte parcialmente su dirección política con algunos de los cuadros políticos de su confianza (grupo Sofía, resaca del PRN, etc) para poder llevar adelante las tareas de gobierno. Para muchos el verdadero jefe de gobierno es Rodríguez Larreta, ya que encara con entusiasmo las tareas que aburren a Macri. Por otro lado, la tarea de sondear en los intersticios de los discursos que circulan por la sociedad civil con el objetivo de montarse en ellos corresponde al célebre Durán Barba, quién aconsejó a Macri bajarse de la elección nacional lo que disgustó visiblemente a varios de los dirigentes que venían en la línea sucesoria. Por todo esto el macrismo, si bien se construyó bastante sobre la imagen de un empresario que buscaba sinceramente contribuir al bien común, representa una tropa de elite de la derecha dura por lo cual la pata concientemente autoritaria de su electorado no se equivoca cuando se dirige en esa dirección.

Los que se equivocan, y sólo parcialmente, son aquellos que toman favorablemente el discurso manifiesto del macrismo ya que lo que hacen es eludir la consideración o hacer oídos sordos por las consecuencias necesarias que trae que gobierne una fuerza de esta clase y retiene únicamente el anhelo de que sus promesas de un mundo empresario ideal y dorado se materialicen.
Otros aspectos con los que coincidimos han sido factores influyentes en este resultado electoral, pero que ya ha sido remarcado por otros analistas, y no nos interesa repetir cosas ya dichas, fueron el blindaje mediático protector de Macri, el hecho de que éste fuera en cierta manera un polizón/parásito de la prosperidad económica relativa del kirchnerismo y la campaña sucia contra Filmus. Todas estas cosas influyeron y convergieron para este resultado.

Elecciones y perspectiva

En la campaña se pudo apreciar la manera en que el discurso soft y apolítico de Macri fue replicado por un discurso político del FpV referenciado únicamente en el gobierno nacional pero también casi completamente carente de aristas duras y propias, como si la despolitización del Pro hubiera inficionado a sus filas. Al mismo tiempo, mientras el Pro utilizó a fondo su base territorial en la ciudad el FpV realizó una campaña que dejó muy en segundo plano los elementos más clásicos de la militancia política, aun la rentada y punteril. En ese sentido el Pro parecía estar más a tono de las tradiciones peronistas en el trabajo político (en lo bueno y en lo terrible que tienen) que el oficialismo nacional de capital.

Proyecto Sur vio fuertemente mermado su potencial electoral dejando a la vista que su progreso en 2009 fue producto de un desplazamiento coyuntural, principalmente, del voto anti-k (por ejemplo, uno de sus batacazos se dio en Caballito, epicentro de la protesta a favor del gran capital agrario). Este sector, tensionado por la decisión de elegir quién gobierna, decidió volver a fuerzas como el macrismo, que socialmente le son más afines. A Proyecto Sur lo acompañó su electorado más verdadero, el que pertenece a visiones nacional-populares izquierdantes así como otras tradiciones de izquierda más difusas.

La izquierda en diferentes variantes fue completamente irrelevante. En su aspecto principal, fue víctima de la polarización despareja que terminó dándose. Una parte de su electorado, difícilmente medible, optó por votar a Filmus ya desde la primera vuelta. Esto alcanzó tanto a Zamora como al FIT y al MAS. En el caso específico de los partidos que componen el FIT las elecciones dejaron a la vista la acentuación de su crisis orgánica y el rechazo que provoca su política. Su éxito neuquino si bien no es absolutamente despreciable debe contextualizarse en el marco de una provincia chica. Allí donde aumenta la presencia cuantitativa de las grandes masas su presencia política tiende a diluirse.

En este panorama, de virtual triunfo macrista en la ciudad de Buenos Aires, la posición de una izquierda anticapitalista, democrática y socialista debería intentar unificar la mayor cantidad posible de gente en torno a un voto democrático y popular de repudio a Macri. Este fin no puede llevarse a cabo a través del voto en blanco o de un aún más marginal voto programático. Una alternativa semejante sólo puede leerse como una actitud de indiferencia ante las fuerzas en disputa. O de una caracterización de que son básicamente equivalentes, que ninguna es más progresiva o más reaccionaria que la otra.

No es nuestra posición. Sin sentir ninguna necesidad de hacernos kirchneristas ni asordinar ninguna de las cosas que rechazamos del gobierno creemos que la alternativa macrista es claramente peor. Este voto de repudio a Macri, que sólo puede constituirse como tal votando a Filmus, no tiene que ser inhibido por las usinas de la derecha mediática. El voto en segunda vuelta por Filmus, si se trabaja políticamente bien por sectores de izquierda y verdaderamente progresistas, va mucho más allá del electorado del FpV (superaría claramente el techo que ampara al campo kirchnerista) y podría poner en pie a la parte, aparentemente minoritaria, pero muy amplia de la ciudad que repudia a Macri.-


                                                                                    Isidoro Cruz Bernal

sábado, 4 de junio de 2011

Jorge Luis Borges - Entrevista a Fondo - www.argentumTV.com.ar

"Homenaje a Macedonio Fernandez" 2/2 | Performance de Poesia Sonora por ...

Borges / parodia / Macedonio


                                      Para no odiar, parodiar...

La parodia de nuestro discurso (...)
se vea en él conjurada la sombra del maestro del pensar

Jacques Lacan (1966, Obertura a los Escritos)



"Naci porteño y en un año 1874, todavia no pero un poco despues comencé a ser citado por Jorge Luis Borges con tan poca timidez de encomios que por el terrible riesgo a que se expuso con esa demencia, comence a ser el autor yo de lo mejor que él había producido" dice en una carta Macedonio Fernandez, recojida por su hijo Adolfo de Obieta ante una entrevista de Germán García.(1)

                                           
    Luego,  en el entierro de Macedonio, en un tono drámatico por clima de despedida y el jocoso de un diálogo genial, Jorge Luis Borges no deja de causarse por su citador-citado como efecto de aquello que Harold Bloom llama la "angustia de las influencias".
  Afecto de falta de palabra frente al hecho que no hay  quien diga el texto verdadero, último, puro. Somos en falta, parecen decirse en el contrapunto, copias de infinitas copias, borradores... sin embargo, hay un precursor. Conviene entonces parodiar.

Germán García en su libro Hablan de Macedonio, y mas precisamente en la entrevista que realiza a Borges,  rescata este efecto. Borges supone en Macedonio  un escritor que lo causa aunque "oral", no publicado;  mientras que él mismo se quiere escritor a secas, es decir publicable. Tal vez por eso esa rectificación final en la despedida de J.L.B. :

  "Yo por aquellos años lo imité, hasta la transcripción, hasta el apasionado y devoto plagio. Yo sentía: Macedonio es la metafísica, es la literatura. Quienes lo precedieron pueden resplandecer en la historia, pero eran borradores de Macedonio, versiones imperfectas y previas. No imitar ese canon hubiera sido una negligencia increíble."

La recuperacion del antecedente ahora como el objeto que se sabe perdido y por ello solo se puede parodiar, es una salida mejor para captar que en el inicio no hay originalidad del ser,  sino alguna verdad medio dicha en voz baja para cada uno.- 


Macedonio Fernández, 1874-1952

-Palabras de Borges ante la tumba de Macedonio Fernández-

Un filósofo, un poeta y un novelista mueren en Macedonio Fernández, y esos términos, aplicados a él, recobran un sentido que no suelen tener en esta república.

Filósofo es, entre nosotros, el hombre versado en la historia de la filosofía, en la cronología de los debates y en las bifurcaciones de las escuelas; poeta es el hombre que ha aprendido las reglas de la métrica (o que las infringe, ostentosamente) y que sabe, también, que puede versificar su melancolía, pero no su envidia o su gula, aunque tales pasiones sean fundamentales en él; novelista es el artesano que nos propone cuatro o cinco personas (cuatro o cinco nombres) y los hace convivir, dormir, despertarse, almorzar y tomar el té hasta llenar el número exigido de páginas. A Macedonio, en cambio, como a los hindúes, las circunstancias y las fechas de la filosofía: no le importaron, pero si la filosofía.

Fue filósofo, porque anhelaba saber quiénes somos (si es que alguien somos) y qué o quién es el universo. Fue poeta, porque sintió que la poesía es el procedimiento más fiel para transcribir la realidad. Macedonio, pienso, pudo haber escrito un Quijote cuyo protagonista diera con aventuras reales más portentosas que las que le prometieron sus libros. Fue novelista, porque sintió que cada yo es único, como lo es cada rostro, aunque razones metafísicas lo indujeron a negar el yo. Metafísicas o de índole emocional, porque he sospechado que negó el yo para ocultarlo de la muerte, para que, no existiendo, fuera inaccesible a la muerte.

Toda su vida, Macedonio, por amor de la vida, fue temeroso de la muerte, salvo (me dicen) en las últimas horas, en que halló su coraje y la esperó con tranquila curiosidad.

Intimos amigos de Macedonio fueron José Ingenieros, Ignacio del Mazo, Carlos Mendiondo, Julio Molina Vedia, Arturo Múscari y mi padre; hacia 1921, de vuelta de Suiza y de España, heredé esa amistad. La República Argentina me pareció un territorio insípido, que no era, ya, la pintoresca barbarie y que aún no era la cultura, pero hablé un par de veces con Macedonio y comprendí que ese hombre gris que, en una mediocre pensión del barrio de los Tribunales, descubría los problemas eternos como si fuera Tales de Mileto o Parménides, podía reemplazar infinitamente los siglos y los reinos de Europa.

Yo pasaba los días leyendo a Mauthner o elaborando áridos y avaros poemas de la secta, de la equivocación, ultraísta; la certidumbre de que el sábado, en una confitería del Once, oiríamos a Macedonio explicar qué ausencia o qué ilusión es el yo, bastaba, lo recuerdo muy bien, para justificar las semanas. En el decurso de una vida ya larga, no hubo conversación que me impresionara como la de Macedonio Fernández, y he conocido a Alberto Gerchunoff y a Rafael Cansinos Assens. Se habla de la irreverencia de Macedonio. Este pensaba que la plenitud del ser esta aquí, ahora, en cada individuo, venerar lo lejano le parecía desdeñar o ignorar la divinidad inmediata; de ese recelo procedieron sus burlas contra viejas cosas ilustres.

Los historiadores de la mística judía hablan de un tipo de maestro, el Zaddik, cuya doctrina de la Ley es menos importante que el hecho de que él mismo es la Ley. Algo de Zaddik hubo en Macedonio. Yo por aquellos años lo imité, hasta la transcripción, hasta el apasionado y devoto plagio. Yo sentía: Macedonio es la metafísica, es la literatura. Quienes lo precedieron pueden resplandecer en la historia, pero eran borradores de Macedonio, versiones imperfectas y previas. No imitar ese canon hubiera sido una negligencia increíble.


Las mejores posibilidades de lo argentino —la lucidez, la modestia, la cortesía, la íntima pasión, la amistad genial— se realizaron en Macedonio Fernández, acaso con mayor plenitud que en otros contemporáneos famosos. Macedonio era criollo, con naturalidad y aun con inocencia, y precisamente por serlo, pudo bromear (como Estanislao del Campo, a quien tanto quería) sobre el gaucho y decir que éste era un entretenimiento para los caballos de las estancias.


Antes de ser escritas, las bromas y las especulaciones de Macedonio fueron orales. Yo he conocido la dicha de verlas surgir, al azar del diálogo, con una espontaneidad que acaso no guardan en la página escrita.


Definir a Macedonio Fernández parece una empresa imposible; es como definir el rojo en términos de otro color; entiendo que el epíteto genial, por lo que afirma y lo que excluye, es quizá el más preciso que puede hallarse. Macedonio perdurara en su obra y como centro de una cariñosa mitología.
 Una de las felicidades de mi vida es haber sido amigo de Macedonio, es haberlo visto vivir.

                                                                       
                                                                   Jorge Luis Borges
                                                                        Marzo-abril de 1952



                                                      





(1)-García, Germán: Hablan de Macedonio Fernandez. 2da. edicion Atuel, 1996.; pag. 43.-

Macedonio Fernández 3/5

sábado, 21 de mayo de 2011

Puerta del Sol 15 de Mayo 2011.wmv

MAYO ESPAÑOL: La revuelta es po e lí tica -testimonio de un asambleista del Sol-

http://youtu.be/8q2VCm--Owk

Una crónica de la Plaza del Sol
por Eugenio Castro

"es el encuentro deseado con lo reprimido que retorna lo que nos hace dar vueltas y vueltas sobre esa plaza en la que, lo que acontece excita los sentidos insospechadamente y no parece haber, hasta el momento, condición que les limite."


Tres boletines sobre este movimiento de desobediencia civil que tiene lugar en Madrid:
18 mayo 2011-

EL SOL SALE POR LA NOCHE: Mínimo apunte de una noche en la revuelta de Madrid.

Hoy, 18 de mayo, a las cinco de la mañana la asamblea general, que había empezado a las tres y media de la madrugada, seguía viva. Unas mil personas ocupaban Sol a esa hora. El paisaje era maravilloso: gente durmiendo, o dormitando, o entre mantas, y de pie, deambulando, pegando carteles con consignas en términos generales imaginativas, intercambiando ideas, dueños de su cuerpo y de su sueño. Y amantes que se amaban, sí, tal cual. Un guante negro sobre los cartones. Y un hombre-manta, de pie, se retrataba a sí mismo porque había encontrado su nueva belleza. El cansancio fraterniza con la imaginación. El sueño vive encima del asfalto. El onirismo y la vigilia juntos: casi podría decirse que el sueño y la acción se han hermanado (¡ah, Baudelaire!). No exagero nada. ¡Qué alegría! Dure lo que dure, como dice una pintada: el mundo gira alrededor de Sol.

Ahora sólo puede uno dejarse llevar por este júbilo, a pesar de los reformistas, izquierdaunidistas y otras filtraciones que quieren apropiarse del maravilloso desconcierto en que está sumida la clase política. Estos no son más que pingajos ante el acontecimiento en sí.

19 de mayo.

A las dos de la madrugada, la lluvia había arracimado a la gente
en las carpas, de tal modo que la concentración se había convertido también
en "mercado" en el que se había producido una cualitativa función de uso de
las cosas. Se hacía más ostensible el ir y venir de plásticos, mantas, agua,
comida.

Gente con carros de la compra traía las cosas del dormir, no los
objetos de la mercancía. Y dentro de las carpas, la expresión de la gente
seguía siendo de desdén a las dificultades que había puesto el clima. Y el
diálogo y las reflexiones sobre lo que está aconteciendo creaban una palabra
común. Pero también afuera, como no podía ser de otro modo. De hecho, afuera,
las asambleas continuaban. Al menos, la de acción agrupó a un número muy
importante de personas. Era hermoso ver cómo dos de ellas tiraban del carro
que transportaba el altavoz y el micrófono por las losas llenas de agua y
cartón empapado y los portadores vociferaban el lugar del encuentro. Y allí
que íbamos los que queríamos.

Es interesante pensar en una imagen que cambia los signos: hoy la gente no
sale corriendo hacia ningún refugio, sino que duerme al raso, aun las
inclemencias.

Y un dato promisorio: empezaron a instalarse tiendas de campaña. Al menos se
contaron seis, lo que le daba una nueva significación a la acampada. Un poco
antes se consiguió "echar" a la policía: se fueron con sus carros donde no
se les pudiera ver más... por esa noche. No cabe duda que a ello contribuyó
un poco la lluvia, que tiene el efecto saludable de eliminar ciertos
elementos pesadillescos de la vigilia. A sí se duerme mejor.

No me olvido de recordar que unas horas antes, caída la noche, alguien soltó un globo aerostático de pequeñas dimensiones, con el fuego dentro, y por tanto de un color rojo anaranjado, que se elevo por encima de la Puerta del Sol. Era sorprendente: el sol salía por la noche.


20-21 de Mayo.

Plaza tomada, plaza imantada. Esta parece ser la gran potencia que ha adquirido la Puerta del Sol. Se hace difícil no sentirse un errante en ella, porque cuando uno ha decidido abandonarla, uno no puede hacerlo, pues algo se cruza en su camino que desvía su propósito, en el fondo seguramente débil, porque es dificilísimo salir de esta comunidad sin confesión alguna, plenamente vocal y elocuente, en su vociferación y en su silencio. Sí, tan pronto se aleja uno tiene que girar, pues un nuevo acontecer se produce, y por mínimo que sea está cargado con la fuerza de los hechos, y con su belleza, que, por qué no decirlo, es más convulsiva de la que se había leído.

La plaza se imanta de la energía de los cuerpos, de los gritos. La reivindicación o la furia política se hacen físicas en esa vocalización gigantesca, plena de alegría y humor. Una cadena de televisión. Su corresponsal. Quieren transmitir en directo. La gente lo ve y comienza a lanzar un grito colectivo ensordecedor que impide a la corresponsal hablar y a sus directivos en el estudio escuchar nada: “El ruido del deseo tapa los altavoces de los amos”.Y la plaza se imanta de la energía de las mentes, que deja brotar su imaginación porque la imaginación es otro de los polos de esa imantación.

Imaginación y humor. Ayer por la tarde-noche, cuando aún había luz solar, se vio desplazarse por encima de las cabezas de la gente, entrando por la calle Preciados, un sofá encarnado de escay. Desapareció tras una estructura metálica, pero al rato sobrevolaba nuestras propias cabezas, literalmente, perdiéndose hacia el fondo.

¡Qué imagen poderosa, viva, no diferida! Como también lo es una tetera de gran tamaño que alguien ha colocado en un extremo de una marquesina de autobús. Claro, era la tetera de Alicia, y todos comemos las galletas que nos convierten en increíbles seres menguantes, para reconocer el genio latente de los acontecimientos; o seres crecientes, que se elevan sobre la imposibilidad, el realismo, la predestinación y la fatalidad social.

Desde el principio de esta colectiva desobediencia civil, tapando la fachada de un edificio, hay un descomunal panel de una multinacional de cosméticos que viene ensuciando la vista de tantas y tantas personas. Pero ayer, como decía una voz, alguien comenzó a transformarlo al modo en que Léo Malet llevó a cabo el décollage de la publicidad.

Primero un grupo de activistas se encaramó a lo más alto de ese panel y desde allí desplegó un elocuente cartel de elaboración propia que mostraba un torso de militar fascista/nazi con orejas negras de Micky Mouse, el emblema del euro en forma de pincho de corbata y la leyenda “No nos representan”. Al lado de esta acción, quizá el mismo grupo cambió dos palabras de la publicidad cuya leyenda transformó en “Democracia real” (sic).

Debajo, una serie de palabras como París, Piel mediterránea, 48 h., daban cabida al maravilloso ejercicio de la asociación mental y sus relaciones con la historia de las revueltas de ayer y de hoy. Momentáneamente, la culminación de este décollage la realizó un hombre que rasgó el panel por la parte del seno de la mujer publicitada y saco su cabeza. Entonces, a nuestro lado, una voz gritó: “Es el pezón de la revolución”; grito que se coreó al unísono por los alrededores de esa zona de la plaza en la que algunos nos encontrábamos. Mientras tanto, el hombre, no dejaba de mover la cabeza, en un gesto de turgencia y excitación. Humor, erotismo e imaginación celebran aquí sus esponsales. La poesía ha saltado a las calles.

Decía que está plaza esta imantada y que la noche -y si cabe la madrugada un poco más- le vuelve a uno aún más sensible a este fenómeno. Apenas si puede uno dejarla. Es un efecto totalmente contrario al de “El ángel exterminador”. No es lo reprimido que retorna lo que mete el miedo e impide salir afuera, como les sucedía a aquellos miserables burgueses de la película de Buñuel. En sentido inverso, es el encuentro deseado con lo reprimido que retorna lo que nos hace dar vueltas y vueltas sobre esa plaza en la que, lo que acontece excita los sentidos insospechadamente y no parece haber, hasta el momento, condición que les limite.

Así se divaga por dentro de las carpas, o se mora en ellas, o se para uno a leer o a lanzar y escribir las palabras de la revuelta, del sueño, de la poesía por aquí y por allí: “Cada corazón es una célula de la revolución”, “Seguid durmiendo mientras arde el pavimento y os cuentan que está lloviendo”, “Utopía o nada”, “Queremos vivir siempre en este huracán”, “Ayer corríamos al refugio, hoy dormimos al raso”, “Arde lo que será”, “El futuro es de los intensos”.

Y los grupos de personas ya no solamente se tiran bajo las lonas de las carpas, también lo hacen en el asfalto de las calles o en las aceras de la plaza. “Ayer corríamos a los refugios, hoy dormimos al raso” Y se puede leer y habitar y dormir la maravilla, deparando con lo desconocido, humano o cosa: “Cerrado por revolución, disfruten las molestias”, decía una pequeña pancarta, y a su lado, pereceando, sus practicantes.

En estos días comprobamos lo que se había deseado, lo que se había invocado: Los días en rojo han saltado de los calendarios laborales y ahora cada día es una fiesta. Verdaderamente, tal es la poesía… en mayo de 2011.


Eugenio Castro.(poeta)

viernes, 6 de mayo de 2011

PSICOANALISIS Y LITERATURA: "El poeta le lleva la delantera al analista".

Enrique Acuña en el C.Cultural Malvinas de la ciudad de La Plata en el ciclo de la editorial MIl botellas.


martes 3 de mayo de 2011

Enrique Acuña: “El poeta le lleva la delantera al analista”

Con la mesa sobre psicoanálisis y literatura se cerró el mes de abril del ciclo llamado Hojas en otoño.

Durante casi una hora y media, el psicoanalista y escritor Enrique Acuña, de reconocida trayectoria, dialogó con el público sobre su experiencia acerca de las relaciones (a veces difíciles) entre la creación y el inconsciente.

Autor de Resonancia y silencio. El psicoanálisis y otras poéticas (Edulp, 2009), durante la charla se tocaron muchos temas que se abordan en su libro. Poniendo en práctica la teoría del iceberg planteada por Hemingway, Acuña tiró puntas de interesantes conceptos y teorías que permanecieron “resonando” en el auditorio. Por la complejidad o especificad, algunos temas encendieron chispas que un espectador activo no durará de buscar en el libro citado.

Respondiendo a la pregunta acerca de la relación entre psicoanálisis y literatura, el autor observó que la cuestión no es tan fácil de argumentar, más teniendo en cuenta que muchas veces, se la plantea también “al psicoanálisis frente a la literatura”. Malos entendidos, errores de práctica y cuestiones de procedimientos contribuyen a este fenómeno.

En lo que a deudas y préstamos respecta, Acuña parafraseó a Jacques Lacan y dijo: “El poeta le lleva la delantera al analista”. El psicoanalista francés había dicho esta frase en un homenaje a su compatriota, la escritora Marguerite Duras; entre otras cosas, Lacan decía que la novelista había realizado en sus obras, operaciones de lenguaje que él trataba de explicar a través de la lingüística y distintos autores teóricos.

En la misma línea, pueden marcarse una línea de influencias en la obra de Sigmund Freud, que iría de los griegos a Dostoievsky, pasando por Shakespeare, Nietzsche, Schöpenhauer, entre otros.

Sobre la influencia opuesta, es decir, del psicoanálisis a la literatura, Acuña citó su ensayo “Problemas de la melancolía en Alejandra Pizarnik”. Se trata de un texto polémico en donde se habla de cómo la herencia del surrealismo se convirtió en una versión en donde la poesía tenía que realizarse con la biografía. El “hay que escribir como se vive”, ponía hincapié en una escritura de la mente, del ser del individuo en su obra. “Pizarnik es un sacrificio de la época”, concluyó Acuña.

Lo anterior está relacionado con un abuso de aplicar el psicoanálisis a las vidas literarias y no a las obras. “Se buscaba en la vida del autor motivos para explicar por qué el tema elegido era tal o cual”, expresó.

Acuña también habló del problema de pensar el psicoanálisis como una narratología. El cuéntame tu vida, el pensar que se puede historizar todo y la idea de recuperar el pasado, generan rechazo porque mucha gente lo ve como algo parecido a la literatura del yo: “el buen cuento autobiográfico”.
“Lo interesante es ver el inconsciente como un tiempo, y no un tiempo narratológico, hay un corte, un agujero, el inconsciente aparece donde no hay palabra”, dijo Acuña, afirmando que “el inconsciente es el punto de escansión temporal, el punto donde el individuo se cierra”.

Para finalizar el autor habló de su actividad como escritor, y dijo ser muy respetuoso a la hora de cambiar el traje de analista por el de autor de ficción. Muchos de sus poemas publicados debieron superar su propia autocensura y sólo fueron publicados tras la forzosa insistencia de sus editores.

El ciclo continúa el próximo jueves 5 de mayo, inaugurando un nuevo mes titulado Para ellos la eternidad, con un homenaje a Rodolfo Walsh, con la presencia de la escritora y crítica literaria Elsa Drucaroff y del periodista y escritor Enrique Arrosagaray.

Emmanuel Burgueño
Nota publicada en el diario Diagonales el 3 de mayo de 2011.

FOTO: ARCHIVO MILBOTELLAS.

http://milbotellas.blogspot.com/2011/05/enrique-acuna-el-poeta-le-lleva-la.html

Publicado por Editorial Mil Botellas en 18:54


Etiquetas: Cuatro Ficciones - año 2011

viernes, 1 de abril de 2011

Entre los conflictos sociales y las historias individuales




DIARIO EL TERRITORIO -Posadas-


Sábado 26 Marzo de 2011




Instituto Oscar Masotta Posadas y la


Asociación de psicoanálisis Misiones

Entre los conflictos sociales y las historias individuales


El psicoanalista y escritor Enrique Acuña vino a abrir ciclos de dos instituciones locales. Habla del malestar de la cultura de este tiempo .


Enrique Acuña es psicoanalista y escritor, se encarga, entre sus tareas habituales, de hacerse cargo de la responsabilidad que conlleva ser director de enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata; de su imaginario y bagaje partió “Resonancia y Silencio-Psicoanálisis y otras poéticas”, entre muchos otros textos de cabecera del psicoanálisis, arte y cultura.


Un hombre que incursiona en el género literario con cuentos, novela y poesía, además de aportar trabajos como guionista cinematográfico. Llegó en el vuelo de la mañana de ayer, vino una vez más a la región.


En esta ocasión para a abrir los ciclos que dan cuenta en Posadas del Segundo Encuentro de Psicoanálisis con la Historia y la Cultura que reúne a psicoanalistas de Asunción, Encarnación, Corrientes, Buenos Aires, La Plata y Posadas y el Seminario clínico “Del sueño al síntoma-vías de acceso al inconciente”, con su clase inaugural argumentando sobre El inconciente siglo XXI, con epicentro en la Alianza Francesa y en la sala Maruja Ledesma del Museo Juan Yaparí.



Culminan hoy comprometiendo la unión del Instituto Oscar Masotta Posadas y la Asociación de Psicoanálisis de Misiones (APM). Mediante una serie de envíos, bajo la forma de pre-textos (el lector puede hallarlos en www.apm-blog.blogspot.com), psicoanalistas de las instituciones convocantes adelantaron las diversas problemáticas a abordar, invitando a la lectura primero y la conversación después, en el momento del encuentro.


“Enrique Acuña plantea, en relación a la temática de este segundo encuentro el malestar actual en la cultura, a partir de la tensión entre la ciencia, las humanidades y el psicoanálisis en tanto tres maneras de tratar dicho malestar, pero que tienen efectos diferentes.




Mientras la ciencia a partir de la técnica conduce a una realidad utilitaria, las disciplinas humanísticas son el campo fértil para los nuevos síntomas, la experiencia del psicoanálisis conduce a un saber nuevo para cada quien ligado no ya a los objetos de la ciencia sino a su deseo” explicó Christián Gómez, psicoanalista posadeño miembro de ambas instituciones.


En el transcurso de las jornadas de trabajo hubo lugar también para pensar, desde el psicoanálisis y su modo de tratarlos, “los síntomas que aquejan a quienes viven en lo contemporáneo de una época caracterizada por la caída de los grandes relatos emancipadores”.


En definitiva, las problemáticas que dominan estas dobles aperturas, podrían ser resumidas en “los tratamientos del cuerpo en una dependencia confortable del medicamento, el deseo de nada y sus no tan nuevos nombres como el par anorexia-bulimia, la construcción de la figura del adicto como signo de estos tiempos y la proliferación de identidades sociales que dan al individuo modos de pertenencia aunque sin la solidez de otros tiempos”.


Acuña, antes de abordar su avión a Posadas escribirá escuetamente, “este fin de semana se realiza en Posadas un Seminario Clínico y un Encuentro de Psicoanálisis con la Historia y la Cultura. Es un debate sobre temas ligados a conflictos sociales y las historias individuales”.




Nombres


Se trata de observar en nuestra época cómo son afectados los cuerpos por las palabras, los nombres, o como se dice, “las etiquetas”. Alguien se puede nombrar a si mismo por su modo de vida cotidiano: ama de casa, albañil o consumidor de drogas. Van surgiendo nuevas formas de decirse “yo soy esto o aquello” según lo que el mercado ofrece para el consumidor. Creando falsas identidades se organizan tribus urbanas: el consumidor de internet, el de las pastillas, el del sexo, etc. En ese movimiento captamos que de “la gente” puede surgir alguien que está pensando en su propia historia mas íntima; eso es el inconsciente y es lo que debe hablar.


Técnicas


Este nuevo siglo es rico en avances de la ciencia. Gracias a internet uno puede estar comunicado y hablar en forma simultánea con otra persona en la gran aldea global. La globalización puede ser económica, y arrasar con el capital a los países más débiles o puede ser cultural y de esas importaciones se aprende algo. En el campo jurídico, el derecho permite nuevos nombres al ofrecer el derecho a las minorías sexuales, étnicas, de género. Hay nuevas formas del contrato civil, como las uniones del mismo sexo, que generan nuevas formas de la familia y de lo que es un padre.


Inconscientes


Entre estas dos tendencias sociales, una que es para todos y otra que retorna al pequeño grupo, hay una tercera interesante, que es dejar que cada uno tome la palabra, diga su identidad, quiebre sus identificaciones y finalmente sepa quien es en otro sentido. Este método lo inventa Freud en Viena hace cien años, pero sigue teniendo eficacia en el siglo XXI porque es el lenguaje el que crea la realidad y no los medios de comunicación aunque lo intenten. Entonces ya no hay como hace cien años un Padre de la tradición (de familia, de la iglesia o de la ciencia) que nombre bien el deseo de los sujetos inconscientes. De ahí el recurso a la palabra de nuevo.


Globalización


Definimos entonces la cultura como globalizada, universal, de derechos para todos; pero con un malestar que se manifiesta en las protestas particulares. Observen por ejemplo, los alaridos nacionalistas del “ser nacional”. Eso viene bien al relativismo cultural propio del pensamiento posmoderno, donde cada pueblo tiene su propio libro de creencias para vivir.


Psicoanálisis


El psicoanálisis supone la existencia de un Otro que no soy yo sin embargo está en mi. Un extranjero interior que resulta inquietante por eso se alivia la angustia al ser alguien escuchado.


Esos pensamientos íntimos comparados con los ideales sociales generan conflictos.


Futuro


Este nuevo siglo de libertad ante “la caída de los dioses” como decía Nietzsche, permite que los nombres se repartan otra vez, el asunto es saber quién es “el Padre” que nombra, dando etiquetas, a veces es preferible que sea el inconsciente de cada uno y no el caos social.


Casos


Un joven me decía que sacaba más placer en la conversación por chat en Internet que en su vida cotidiana. Hace una adicción a esa práctica de goce. Después de adorar a una chica por la pantalla, se encuentra en la vida real y se decepciona. Recurre entonces a la masturbación con la única mujer que amó. Luego, sus padres entran en una crisis de autoridad y se va de su casa. Despojado, sin internet y solo, encuentra una mujer real. Esa experiencia se vuelve un síntoma que es relatada al analista y cede su angustia.


*****



el perfil •


Dr. Enrique Acuña Director Delegación Posadas del Insituto Oscar Masotta. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Escuela de la Orientación Lacaniana y del Centro Descartes (Buenos Aires). Director de enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata.

miércoles, 23 de febrero de 2011

RETRATO DE JACOBY POR RICARDO PIGLIA


Retrato del artista invisible

Desde hace 50 años, viene practicando una forma de arte en cambio constante y siempre un paso adelante: las vanguardias de los ’60, la resistencia pacífica, astuta y confabulada contra la represión intelectual de la dictadura, el tráfico de ideas bajo la alegría bailable de Virus, la mezcla telúrica de redes sociales y trueque del Proyecto Venus y Bola de Nieve. Atento a las nuevas tecnologías, a la política y a la sexualidad, Roberto Jacoby tiene una obra que, por esencia intangible, fugaz, siempre lanzada hacia adelante y a la espera de ser completada por la experiencia de verla o ser parte de ella, se resiste a entrar a los museos. Sin embargo, la semana que viene, el Museo Reina Sofía de Madrid inaugura una retrospectiva de ella. Ricardo Piglia, que lo conoce desde sus principios, recorre su trayectoria, revela el poder iluminador de su obra, explica por qué sus mil metamorfosis tienden todas a proponer una vida mejor y recuerda el día en que Jacoby dejó mudo a Umberto Eco en un bar de la calle Florida.

Por Ricardo Piglia


1. ENTRE EL TEDIO Y LA POLITICA

La obra de Roberto Jacoby no plantea la cuestión –habitual hoy en día– “¿Qué es el arte?” o “¿Qué puede considerarse arte?”; su trabajo gira más bien en torno de la pregunta “¿Qué es un artista?” o quizá, con más precisión, “¿Qué será un artista?”, a la manera del siempre renovado asombro infantil pero también en el sentido del futuro: el artista como una figura fugaz que va siempre hacia adelante, que no se puede cristalizar, que está en constante fuga hacia el porvenir.

Imagen de archivo intervenida como parte de la instalación 1968: el culo te abrocho, en la Galería Appetite, 2008.

A veces Jacoby mismo encarna ese lugar; a veces lo señala, lo rastrea y lo hace ver. De hecho, su obra puede pensarse como la cartografía de una figura casi invisible, la construcción de un mapa con el indicio de las localizaciones y los modos de aparecer y de esconderse del artista. Un ejemplo de esto fue el plano de La manzana loca (1986), donde trazó el diagrama de una zona de Buenos Aires, una topografía de las instituciones, plazas, galerías, librerías, bares y hasta peluquerías de la ciudad, en donde se constituyeron los espacios fundamentales de sociabilidad artística en los años ’60, y se generaron cruces entre artistas e intelectuales de diversas edades, generaciones, tribus, géneros y clases. Desde esta perspectiva, la definición del artista adquiere una dimensión territorial: ocupa lugares y coordenadas específicas y su identificación es para Jacoby una de las formas de la práctica contemporánea del arte. Otro ejemplo posible es el proyecto Bola de Nieve: una red de artistas curadores que señala las relaciones entre los creadores a partir de su reconocimiento mutuo, e intenta renovar el entramado del arte en las condiciones abiertas por las nuevas tecnologías. Así, en medio de la sobreexposición y la instantaneidad de la escena actual, la obra de Jacoby reformula su propuesta: ¿dónde habrá un artista?

Las fronteras de esa búsqueda son, por un lado, el tedio y, por el otro, la política, o mejor, la política revolucionaria. Stendhal dedicó parte de su novela Rojo y Negro al aburrimiento que genera el día a día de la vida autocrática burguesa, en la que sólo importa causar una impresión favorable en los demás sin que, en el fondo, nadie disfrute realmente con esa clase de éxitos. Sujeto sin deseo, el individuo burgués es sometido a la serialización, al vacío, como una forma de control opuesta a la pasión política.

En la obra de Jacoby se observa un primer límite de lo que queda afuera de su universo y es precisamente la indiferencia, la languidez, lo que podríamos llamar el arte en estado de coma. Durante la última dictadura militar argentina, el efecto del terror –aunque no fuera uno afectado personal y directamente por la represión– se manifestó como inacción generalizada, parálisis; el terror como espera y tedio mortal. Ese estado de ánimo formó parte, en la concepción de Jacoby, de una respuesta pasiva a la experiencia del terrorismo de Estado: “Las estrategias políticas del gobierno militar habían operado exitosamente sobre los cuerpos a través de la aniquilación, los tormentos, la prisión, el control urbano y los sistemas de información, ya que su meta fue lo que Clausewitz denomina ‘las fuerzas morales e intelectuales’, que suele ser en la guerra el verdadero objetivo para la destrucción de las fuerzas físicas o corporales. En verdad actuaron sobre el estado de ánimo de la población hasta que los impulsos de autonomía se extinguieron casi por completo”, escribe Jacoby (en La alegría como estrategia, 2000).

Intervención Mao y Perón, un solo corazón, en el Central Park de Nueva York, 1967.

En contraposición, su práctica artística va hacia la política, sin abandonar nunca el trabajo creativo sobre la forma. En el marco de esa intervención se ubica el conjunto de acciones que dio en llamar “estrategias de la alegría” y que comprendió, entre muchas otras propuestas, su participación en el renovador grupo de pop-rock Virus desde 1979 y más tarde las fiestas nómades en espacios no convencionales que organizó en los ’80. Virus formó parte de un conjunto de prácticas que fueron un modo de resistir al clima de opresión no sólo a través del uso del humor en las letras de las canciones y de la composición a partir de ritmos alegres y bailables, sino también por medio de las condiciones de producción de los espectáculos, la forma de organizar la sala, la dimensión performática de los shows. Una invitación a no quedarse sentado ni solo, a bailar y celebrar con otros.

En ese territorio imaginario, definido en sus bordes por el tedio y la política, lo que está en el cruce es la amistad, o, en términos de Jacoby, las “tecnologías de la amistad”: una metáfora de la construcción de grupos que nos da una pista acerca de la figura del artista por la que Jacoby se interroga en términos de futuro y de deseo: para él un artista es, o mejor será, alguien que no se piensa en tanto individuo sino que privilegia la producción colectiva, la colaboración, la acción grupal. De allí su interés por las sociedades experimentales que tuvo su momento de mayor institucionalidad en 2004 cuando dirigió el Area de Sociedades Experimentales en el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires, pero que se remonta mucho más atrás, al fallido intento del que fui parte, Internos. Aquel proyecto, pensado a fines de la dictadura en un intento de romper el aislamiento reinante, quería producir una red de intercambios de ideas, percepciones, lecturas, textos en proceso, entre una heterogénea lista de intelectuales. Algo a lo que luego Internet nos acostumbró, pero que en los primeros años ’80 implicaba montar un sistema de circulación en red de mensajes, de imágenes y de textos, mediante fotocopias, envío de fax y llamadas telefónicas en cadena. Un desarrollo de esos circuitos semipúblicos (grupo de conocidos, mensajes en serie, prácticas múltiples) fue el Proyecto Venus, donde un colectivo de artistas constituye una sociedad virtual, acuñando una moneda propia y formas de gobiernos inmóviles y fugaces, para intercambiar experiencias, servicios, obras, teorías, actos e intervenciones públicas.

Encuentro una vinculación entre estas iniciativas colectivas de Jacoby y las hipótesis sobre las intrigas y los grupos que se constituyen para planificar acciones paralelas y mundos alternativos que esbocé en mi presentación Teoría del Complot, que expuse en uno de los Plácidos Domingos en los que se gestó el proyecto Venus. Se trataba de definir una forma de complot no secreta y amenazadora, sino pública y pacífica. Allí, yo proponía la vanguardia como una respuesta política, propia y específica, a los procedimientos de construcción del poder político y cultural implícitos en el liberalismo, una respuesta a la idea del consenso y el pacto como garantías del funcionamiento social, la visibilidad del espacio público, la noción de representación y de mayoría como forma de legitimidad. La vanguardia vendría a cuestionar estas nociones, con su política de secta, de intervención localizada y explosiva, con su percepción conspirativa de la lógica cultural y de la producción del valor, como una guerra de posiciones. El modelo de sociedad de la vanguardia es la batalla, no el pacto, es el estado de excepción y no la ley. La práctica artística alternativa hace ver lo que las ideas dominantes niegan y se propone debilitar los centros de poder cultural y alterar las jerarquías y los sistemas de significación. De este modo, la vanguardia artística se descifra claramente como una práctica antiliberal, como una versión conspirativa de la política y del arte, como un complot que experimenta con nuevas formas de sociabilidad, que se infiltra en las instituciones existentes y tiende a disolverlas y a crear redes y formas alternativas.

Anti-afiche del Che Guevara con la frase “Un guerrillero no muere para que se lo cuelgue en la pared”. 1969.

Jacoby realiza ese tipo de intervención al crear plataformas para pensar en conjunto, conectarse y actuar por afuera de las instituciones. La práctica artística es colectiva y contingente, cualquiera puede ocupar ese lugar provisorio y desvincularse de él: la figura del artista es utópica, igualitaria e incierta. La obra de Roberto plantea ese problema desde el inicio en los años ’60 (nosotros –los artistas– desmaterializamos) y lo renueva hasta la actualidad (en la intervención grupal y política propuesta en la Bienal de San Pablo, 2010).

Estamos ante una actividad de larga duración definida por la transformación y la metamorfosis del arte; en estos cincuenta años de trabajo Jacoby no fue un precursor sino un artista que ilumina previamente prácticas secretas que un tiempo después se advertirán de modo generalizado y serán de comprensión inmediata. Su obra tiene la doble temporalidad de la ironía; el sentido no se comprende en el momento sino luego de un lapso incierto en el que por fin la risa ilumina la oscuridad. El arte es la captación diferida, el efecto futuro, Jacoby es el artista irónico, el que vive como si conjugara mal los tiempos verbales, desfasadamente, a destiempo; es el intempestivo.

2. MODOS DE HACER

¿En qué sentido Jacoby puede considerarse un artista irónico? En sintonía con propuestas como las de Marcel Duchamp, William Burroughs o Macedonio Fernández, Jacoby piensa más en el acto artístico, en la acción de crear, que en la obra como producto terminado. Es en ese gesto donde yo leo la impronta de la desmaterialización en su trabajo: la acción artística es más importante que el resultado mismo, la invención no se dirige hacia el objeto material en sentido pleno sino que el objeto es un punto de partida para la construcción de una experiencia. Eso para mí es lo importante de la noción de desmaterialización que Masotta retoma de El Lissitsky y que Jacoby y su grupo llevaron a la práctica.

En ese sentido, su obra liga la desmaterialización a los avances de la tecnología cotidiana más que a los medios de masas. El desarrollo tecnológico es un instrumento que Jacoby utiliza para producir el efecto conceptual. Lissitsky diría: antes uno para mandar una carta usaba papel, compraba un sobre, se sentaba a escribirla, iba al correo, etcétera. El mismo mensaje se envía ahora de un modo inmaterial, casi abstracto. Se trata de la utilización de tecnologías nuevas que van más allá de lo que tradicionalmente llamamos “medios” y que Roberto vislumbró décadas atrás, con su interés en la conformación de conexiones en tiempo real anteriores a la web, los usos artísticos del grabador, la teletipo, la mecanografía, los esténciles, el mimeógrafo, las viejas fotocopiadoras, los faxes, el contestador telefónico, la televisión, el video, la visión infrarroja. Se trató, en todos los casos, de la construcción de redes de intercambios y circulación de obras que estaban dirigidas específicamente a una comunidad de conocidos. El artista, en principio, trabaja para una red de amigos.

Vistos en perspectiva, pareciera que sus proyectos hubieran estado esperando la aparición de Internet para funcionar retrospectivamente a la manera de “Kafka y sus precursores”. Las condiciones actuales permiten descifrar los sentidos múltiples de intervenciones y prácticas que en su momento fueron consideradas minoritarias y cerradas. Para Jacoby –entonces y ahora– se trata de los usos creativos de la tecnología socialmente disponible en cada momento. La desmaterialización acompaña el desarrollo técnico: el carácter cada vez más liviano de los mensajes y los medios los transforma en conceptuales. No se trata de la disolución del objeto o del cambio de contexto de la percepción artística, sino del trabajo abstracto con la reproducción, la serie, la velocidad y las formas que la tecnología pone a disposición de la sociedad. Los instrumentos técnicos –de la imprenta, de la radio, de la televisión, de la red digital– son el verdadero ready made del arte contemporáneo. El artista actual se parece al Doctor Mabuse, es un ilusionista cyber, politizado y mutante, que identifica modos de hacer.

Revista Sobre, con la que impactó a Umberto Eco. 1969.

En su ensayo “La filosofía de la composición”, Edgar Poe instaura una tradición literaria muy productiva: explica cómo se hace un poema para que otros puedan hacer un poema. Lo mismo hizo al inventar el relato policial y su inolvidable y arriesgado razonador: Auguste Dupin. Poe definió los elementos mínimos necesarios para crear una intriga (el criminal, el detective, la víctima, la historia que se cuenta en sentido cronológico inverso, etcétera) y a partir de esa forma conceptual se desarrolló uno de los géneros más populares de la narrativa moderna. El artista es un creador de formas. En esa tradición se reconocieron Baudelaire, Mallarmé, Raymond Roussell, Borges, el grupo Oulipo. Del mismo modo, la experiencia de Jacoby es la de un artista que construye no sólo obras, sino modos de hacer obras. El arte es una potencialidad abierta, disponible, un campo magnético de proyectos programáticos que cualquiera puede activar. Jacoby, como sabemos, inventa estilos, procedimientos, conceptos creativos, los usa y los abandona para buscar nuevas formas y nuevas relaciones. La renovación constante, la revolución permanente, es parte de su trabajo artístico y político contra la inercia, la repetición, la burocracia estética de lo siempre igual. Por eso, sus cambios frecuentes de registro (escritura, imágenes, investigación, teoría, música, teatro, performances, instalaciones): la renovación de los lenguajes es una de sus marcas como artista.

El arte, decía Stendhal, es la inminencia de la felicidad, siempre está por venir, hay que estar alerta, experimentar, salir a ver, alcanzar la utopía. Los modos de hacer arte tienen que ver –más que con estrategias artísticas “puras”– con formas de vida que aspiran a la felicidad. Ese es el rasgo central de la poética de Jacoby. No hay nada específico en lo específico del arte, salvo la actitud –atenta y disponible– del artista hacia la vida buena. Por eso sus múltiples modos de hacer tienden a borrar los límites entre la vida y el arte: para modificar el lenguaje hay que cambiar la forma de vivir. Pero a la vez el arte imagina formas de vida para las cuales la realidad no está preparada. El trabajo con lo posible, con lo que todavía no es, ronda los dos grandes motivos que se reiteran en la obra de Jacoby: la revolución y la sexualidad. Las microsociedades experimentales, la tecnología de la amistad, las redes fugaces, las colectividades alternativas, son espacios de experimentación artística y política. El arte es una sociedad sin Estado, su realidad es la vida cotidiana. Jacoby me recuerda la experiencia de los anarquistas utópicos que decidían realizar su propuesta de una sociedad nueva en su vida personal. Esos modos de vida posibles –que incluían otras costumbres sexuales, otros cuidados del cuerpo, la ausencia de dinero, la socialización de la propiedad personal, transformaciones de la identidad, la vestimenta, la alimentación– eran programas de vida futura que, realizados en el presente, buscaban modificar los sentimientos, las concepciones y la percepción de la realidad. Esa aspiración a una vida nueva es para Jacoby la condición de la práctica artística.

Como catálogo de la muestra que inaugurará el 25 de febrero en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid) y que podrá visitarse hasta el 30 de mayo de este año, se presentará el libro El deseo nace del derrumbe. Roberto Jacoby: escritos, acciones, conceptos (Buenos Aires/ Barcelona, 2011), que reúne por primera vez proyectos, manifiestos, canciones, conversaciones y otros textos del artista y sociólogo. El libro es el resultado de años de investigación de la Red Conceptualismos del Sur y se publica bajo el sello editorial de Ediciones La Central, Adriana Hidalgo Editora y Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, con edición al cuidado de Ana Longoni.

3. UN CICERON DE LAS PAMPAS

Mi relación con Roberto es, en algún sentido, generacional: caminos que se bifurcan y que se vuelven a encontrar. Empezamos juntos como quien dice y aún hoy estamos empezando. Creo que esa voluntad de volver a empezar, la ilusión de hacer siempre algo distinto y no repetirse, es una marca de aquellos años.

Nos conocimos en una fiesta, en la casa de una amiga, Gioia Fiorentino, alrededor del año 1963 o 64. Allí empezamos a conversar y desde entonces he estado muy atento a lo que él hace. Es una de las personas más generosas y creativas de la cultura argentina, quizá la más creativa que yo conozco. Es un constante generador de ideas, pendiente de todo lo que sucede en la política y en la vida cultural. Siempre tuvo un ojo muy certero para identificar las nuevas tendencias, para llamar la atención sobre cuestiones artísticas o políticas con mucha destreza. Como una especie de cicerone –o Cicerón– del mundo cultural, Roberto es el que sabe ver, el que convoca y hace posible, el que potencia y define un estilo.

Siempre recuerdo que fuimos juntos a ver a Umberto Eco, que estaba de paso en Buenos Aires, invitado por el Instituto Di Tella, y le llevamos la revista Sobre que Roberto estaba haciendo en esa época (1969). Nos encontramos en un bar en la calle Florida y Eco –que en esa época como teórico del Grupo 63 era uno de los referentes de la vanguardia europea– se sorprendió con una revista que primero había que romper para acceder a una combinación inesperada de materiales múltiples: historietas, panfletos, consignas, manifiestos, tesis, historias de vida, dibujos, diagramas. No había un orden fijo y Eco iba sacando esas hojas fotocopiadas sin entender del todo lo que estaba viendo o, en todo caso, sin que sus categorías le permitieran descifrar ese entrevero argentino de arte, política, cultura popular y propaganda.

Al fin de esa tarde volvimos caminando por la calle Corrientes y tuve una vez más la certeza de que Jacoby estaba un paso adelante de las últimas acciones del arte contemporáneo. Su posición de avanzada, su posición inclasificable lo ha dejado solo muchas veces pero siempre se sostuvo ahí, con la ética irónica del artista que sabe hacerse invisible para poder persistir. Esa es una de las grandes lecciones de su obra. Por eso creo que la exposición que se inaugura en estos días en el Museo Reina Sofía de Madrid es un acontecimiento que permitirá reconstruir la extraordinaria trayectoria de un creador que hoy está, por fin, mucho más acompañado (lo que seguramente no deja de inquietarlo).


Imagen de tapa: No soy un clown en la galería Belleza y Felicidad. 2001 Foto: Pablo Mehanna

(*) TEXTO PUBLICADO EN radar-SUPLEMENTO DE DIARIO pAGINA 12 - , domingo 20 febreo 2011.-