lunes, 5 de noviembre de 2007

CINE "Memento" ¿memoria,reminicencia o reconstrucción?


Memento, las trampas de la memoria.


por Gabriela Rodriguez

I. Memento…
El vendedor de seguros Leonard Shelby ha perdido la memoria de los sucesos más recientes. Extraño tipo de amnesia donde nada de lo que acaba de suceder logra ser retenido, lo cual fuerza a la búsqueda desesperada de formas alternativas de recordar, retener en un registro los sucesos.
La película Memento de los hermanos Nolan avanza sobre esta singular limitación de la memoria, acentuando la particularidad con la que Leonard Shelby intenta remedar los agujeros de su memoria, implementando unos sistemas de notas escritas en papel, de imágenes en fotogramas polaroids y hasta de tatuajes impresos sobre su propio cuerpo, mementos. Sobre un fondo de amnesia en el que Leonard no recuerda nada, un recuerdo regresa con la nitidez de una visión actual, y orienta su accionar: se trata del asesinato de su esposa, y de la historia de un sujeto -Sammy-, al que investigará como detective para la empresa aseguradora en la que trabajaba, quién padecía del mismo mal, que ahora lo afecta a él. Ambos recuerdos proveen a Leonard de una suerte de trama alternativa a falta de aquella de la memoria en la que: el asesinato de su mujer deviene búsqueda implacable del asesino - una causa perdida - y la historia de Sammy una replica de su constante volver a empezar - un doble imaginario -.


La estructura en la que se monta el relato cinematográfico establece una analogía entre el funcionamiento mismo de la memoria y la reconstrucción retroactiva de los blancos en la memoria de Leonard. La historia de Sammy se convierte en la historia de Leonard, en la que su mujer - la de Leonard - se ha hecho matar por él - Leonard- quién le administra un sin número de dosis de morfina, actividad repetida que no recordaba debido a su mal.
Así la imagen de la esposa asesinada que regresaba con la nitidez de una imagen actual, constituye un recuerdo falso fraguado por su memoria y en esta sofisticada operación que acontece en un más allá de una supuesta intencionalidad de la conciencia, Sammy aparece como el asesino de su propia esposa y Leonard como investigador que recaba las pruebas que lo conduzcan al asesino del crimen que electivamente no recuerda.


II. Memoria.


Si la memoria no constituye un suerte de reservorio de impresiones de dudosa procedencia, sean estas atribuidas a un empirismo ingenuo o a un innatismo de corte biologicista, tampoco constituye un capacidad operativa carente de elementos subjetivos. Esta podría ser definida por su uso, prescindiendo de toda referencia ontológica, instrumentalizar a la memoria tiene una primera consecuencia la de introducir un sujeto, o bien que hace uso de ella, o bien que es usado por ella y aún, es su producto.Freud aseguraba, con cierta universalidad, que la facilidad o dificultad con la que evocamos en la memoria determinadas impresiones, no depende íntegramente de la constitución psíquica del individuo, ni de la intensidad de la impresión en el momento en que eran reciente, tampoco del interés que entonces se le consagrara a tal impresión, ni de la constelación psíquica presente, menos aún de la pretendida necesidad que ahora se tenga en evocarla, ni de los enlaces asociativos con los que la impresión fue envuelta, etc. Todo ello juega su papel, a condición de asignar un valor especial a cierto factor psíquico particular que descompleta el cuadro y que se mostraría renuente a reproducir algo cuyo recuerdo llevara consigo el desprendimiento de displacer
[i]
. Hasta aquí el maestro vienés nos brinda un esclarecimiento acerca de las condiciones del recordar, vinculada a una satisfacción de la que sin embargo nada se sabe. Este factor psíquico que depende al decir de Freud del principio del placer ha de ser juzgado como una suerte de capacidad de cálculo, que selecciona sobre el material de la memoria aquellos elementos con posibilidad de ser evocados, lo que daría, que las condiciones del recuerdo son condiciones de satisfacción.
Por su parte el cognitivismo, en cuyas huestes se enrolan más de un profesor de academia, otorga a la memoria un valor superlativo en su conceptualización, en la medida en que sobre ella es plausible construir la analogía entre los ordenadores y las mentes. Esta aproximación a la mente por medio de la máquina, no es nueva en la historia de las ideas y persigue sentar sobre bases objetivas, despojadas de todo subjetivismo el estudio de la memoria. Se describen por ejemplo el funcionamiento de dos sistemas de memoria: memoria a corto plazo - MCP - y memoria a largo plazo - MLP -, donde la segunda responde al almacenamiento de la información, equivalente del archivo de una ordenador y la primera a la capacidad operativa que involucra la información reciente. Más allá de la caracterización, la analogía pretende establecer leyes de funcionamiento verificables en la experiencia, acordes con las pretensiones de la ciencia.

III. Olvido.


Nadie duda, después de Freud, de la naturaleza tendenciosa de nuestro recordar, y que por ende la función de la memoria que solemos representarnos como una archivo abierto a los curiosos, suele estar menoscabada por una suerte de voluntad contraria. Ahora bien, el lector que hasta aquí nos acompañara, espera que sea considerado el mentado factor psicológico, el misterioso factor destacado por Freud, aporta un elemento nuevo contra la lógica de electrodoméstico de la teorización cognitivista. Si la memoria supone en su funcionamiento una suerte de operación que transforma toda vez que quiera ser evocado, lo contingente de unas cosas ocurridas en necesario, su actividad no se apartaría de la actividad de una especie de lógica. No obstante esta actividad tiene un propósito y supone un sujeto capaz de ejecutar una tal operación. Es decir surge la necesidad de imputarle, un sujeto a la memoria y con él un propósito.

El propósito que se aislara en el párrafo precedente, como pasaje de lo contingente a lo necesario, es un sofisticado mecanismo que intenta establecer una justificación orientada por la satisfacción y que entraña el volver necesarios, una serie de acontecimientos que son acontecimientos de discurso, y no hechos fácticos, que marcan la incidencia del lenguaje y su efectos. A medida que la justificación avanza como procedimiento, se arman unas cadenas causales, que ponen en evidencia la pendiente al causalismo de la actividad de la conciencia - denunciado por Hume[ii]-, que reproduce un problema irresuelto por la ciencia: el misticismo del principio de causalidad versus el establecimiento de leyes. El agujero entre la causa y el efecto donde toda memoria se origina.

Memento se presenta como una metáfora del funcionamiento de la memoria donde la construcción narrativa de la acción avanza hacia atrás y la secuencia temporal apila escenas-imagen una sobre otra, produciendo un efecto de almacenamiento de la información similar al que el cognitivismo describe en los sistemas de memoria. Sin embargo los movimientos de esta especie de cubo Rubik[iii] que es la memoria, donde solo se consigue armar una cara de un solo color, al precio de desconocer la diversidad cromática, nos hacen pensar en un sujeto capaz de esos movimientos, y aún producto de ellos, más que en un hombre con un extraño tipo de amnesia. Aquello que es un agujero en la memoria nos hace saber sobre lo que se escapa por ese agujero, y que solo en el pasa-pasa de la sustituciones significantes puede ser captado a la vez que algo se escamotea.

La escena-imagen, de la mujer asesinada, recuerdo encubridor, momento en que se detiene la cadena, permite justificar la búsqueda del asesino e inaugura una justificada existencia como detective. El desplazamiento de la historia sobre la figura de Sammy, permite desembarazarse de los elementos que harían obstáculo a la continuidad de un establecimiento causal. He aquí la trampa tendida por la ilusión de la memoria, que permite a Leonard no tener memoria de las trampas en la que el olvido constituye una forma de memoria. -


Notas:
[1]Sigmund Freud, "Sobre el mecanismo psíquico de la desmemoria" 1898. Tomo III. Editorial Amorrortu. 287 pág.[1] David Hume. "Investigación sobre el conocimiento humano". Sección VII, parte I-II. Alianza Editorial.[1] Acerca del cubo Rubik, véase
WWW.psicoactiva.com/juegos/rubik.Ver También: Dossier Construcciones de la Realidad. Revisa “Versus, entre la clínica y la cultura”. Participaron: G. Ranea, G. García, G. Musachi y E, Acuña.

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