viernes, 16 de julio de 2010

ARCO IRIS SOBRE ESVASTICA : LEY DE MATRIMONIO IGUALITARIO

Informe para una academia: Congreso de Formas de Vida

por Daniel Link

fuente: suplemento SER- pag 12 -viernes 16/07/10

La historia de la sexualidad, las etimologías, los sistemas de parentesco, la institución griega de la pederastia, los chamanes y su relación dinástica con los hombres-mujeres, la determinación de la economía sobre la cultura, la psicología y los procesos de identificación, las relaciones entre cuerpo y género, en fin: un congreso de ciencias sociales dentro del Congreso de la Nación. Un millón de palabras cruzadas que se llevará el viento, aunque su resolución quede inscripta en la Historia.

No voy a decir, como muchos de los integrantes de la Cámara alta aclararon, que yo tengo un amigo homosexual. Tampoco, como solía decirse hasta hace unos años, que tengo un amigo judío. Diré algo más radical: yo tengo un amigo fascista.

Este amigo, naturalmente, negará su fascismo diciendo que es anarquista y que su rabiosa oposición al matrimonio universal se basa en una repugnancia total y definitiva a cualquier forma de estatización de las relaciones humanas. Esa forma radical de pensamiento (que en momentos de excesos alcohólicos cualquiera podría suscribir) es lo que en filosofía política se reconoce como anarcocapitalismo, una de las máscaras que el fascismo tiene, con su desprecio a la juridicidad, las instituciones, las burocracias parlamentarias y todo lo que no tenga que ver con el decisionismo.

Según su criterio, habría que prohibir totalmente el matrimonio, y no ampliar su alcance. No discuto con él (¿quién puede o quiere discutir con un fascista?), pero sé que se equivoca en varios puntos, pero sobre todo en uno: el nivel de análisis.

Cualquiera puede poner a trabajar las hipótesis de Engels en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado y declarar que allí está el Mal. Claude Lévi-Strauss se dejó llevar por la misma ilusión metodológica y en un texto memorable, la “Lección de escritura”, incluido en Tristes trópicos, declaró que escribir volvía a las personas esclavas de la Ley y las sometía a un ritual de poder. La historia de la escritura, en su perspectiva, coincide con la historia de la dominación.

Por supuesto, Lévi-Strauss tiene razón en un nivel de análisis, pero en otro no. En países como la Argentina, con índices endémicos de analfabetismo, una hipótesis así carece de todo fundamento liberador. Sólo desde la “grandeur de la France”, con su probada eficacia escolar, podría sostenerse una versión tan pesimista de la alfabetización.

Con el matrimonio universal pasa lo mismo: podemos señalar las miserias del “instituto matrimonial”, pero sólo a partir de su universalización, es decir, de la transformación de un privilegio en derecho. Ya podremos reírnos de la épica pequeñoburguesa de las locas y tortas casamenteras (como del voto obligatorio), pero lo primero es la causa de los universales (y después, su crítica).

Todo esto como introducción al comentario crítico del debate senatorial a propósito de la ley universal de matrimonio, que duró mil horas y que, como todo congreso académico, abundó en estupideces y poquísimos memorables momentos de claridad y brillantez.

Además, como lo que se debatía era la regulación legal de una forma de vida (porque las formas de vida, correlativas de actos de discurso, son instituciones propiamente jurídicas), los senadores y senadoras se entregaron a un rápido repaso de la historia de la sexualidad, las etimologías, los sistemas de parentesco, la institución griega de la pederastia, los chamanes y su relación dinástica con los hombres-mujeres, la determinación de la economía sobre la cultura, la psicología y los procesos de identificación, las relaciones entre cuerpo y género, en fin: un congreso de ciencias sociales o, más precisamente, sobre formas-de-vida, es decir: sobre la guerra civil que las define y las constituye (supongo que muchos académicos, becarios y estudiantes habrán estado en estos días redactando los discursos senatoriales, porque ya sabemos cuán brutos son nuestros políticos como para poder suponer que, de pronto, aparezcan citando a Gide, el Retrato de Dorian Gray, Virginia Woolf, Sor Juana Inés de la Cruz, Juana de Arco (que de psicótica belicosa pasó a ser torta asesina, en una apresurada operación de interpretación cultural) o Habermas, y estableciendo deliciosas diferencias entre el pater y el genitor.

Las posiciones eran, por cierto, dos (dejo de lado las abstenciones, que fueron pocas y cobardes): a favor del matrimonio universal y en contra. El debate, como era bizantino (porque el matrimonio entre personas del mismo sexo ya existe, porque las familias homoparentales ya existen, porque el mundo ya es el mundo), abundó en delicias retóricas.

Los argumentos de quienes estaban en contra eran de una estupidez y de una ignorancia que no merece comentario alguno. Baste señalar el modo en que el odio se filtraba en las hipócritas posiciones que partían del reconocimiento de la aceptación de la homosexualidad como realidad (“yo tengo amigos homosexuales” o incluso, como se animó a decir la siempre perfecta Hilda de Duhalde, “familiares homosexuales”) y la insoportable cantinela: “Yo no discrimino”, como si la discriminación fuera un verbo que pudiera declinarse en primera persona. No, señores y señoras de derecha: “discriminar” (como “asesinar”) es un verbo defectivo y sólo se conjuga en segunda o tercera persona: usted discrimina, ellos discriminan. Y el que es capaz de pronunciar un juicio semejante nunca es uno, sino el objeto de discriminación. “Yo no discrimino, pero ustedes son distintos”, ellos decían.

La siniestra informante señora Negre de Alonso no cesó de aclarar que ella no discriminaba, aun cuando se escandalizaba ante la mera hipótesis de tener que enseñarles a los niños, ahora, que además de hombre y mujer (“como se nace”), la sexualidad es construida y hay homosexuales, bisexuales y trans. Y defendió a los objetores de conciencia (tuvo que contestarle Norma Morandini). Señora Negre, usted se tiñe el pelo y es probable que el agua oxigenada haya destruido su masa encefálica: nada tiene que ver una ley de matrimonio universal como la que se discutía con la educación sobre determinadas variedades de lo viviente, lo que usted piense sobre lo normal y lo desviado no les importa ni a las Carmelitas que se cartean con Bergoglio, y a ninguno de nosotros nos interesa que tal o cual portero tribunalicio quiera o no casarnos. Para eso hay muchos empleados en el Estado.

Muchos de los objetores del proyecto con media sanción en Diputados (luego de insistir en su respeto a los derechos de las minorías sexuales) seguían machacando con los fundamentos “naturales” de la familia (como si a uno pudiera importarle el modo en que las cucarachas, las hormigas o las garrapatas viven para decidir su forma de vida). Las más lamentables eran una senadoras de provincia (yo soy provinciano y odio a los porteños, de modo que puedo pronunciar sin mala conciencia un juicio semejante), medio empastilladas y temerosas del juicio de Dios.

El más sólido de los representantes de la derecha fue Luis Naidenoff, de la UCR. Esgrimió argumentos leguleyos con gran solvencia que, si uno fuera idiota, habría aceptado sin dudar. Y la más astuta, la ya citada Chiche, que dijo el único argumento que podría haber frenado la iniciativa parlamentaria: el tema no es prioritario en un país donde hay miseria, hambre y los jubilados no cobran el 82% móvil.

Como la derecha, además de vil, es torpe, hizo caso omiso de tal argumento y se lanzó locamente a discutir lo natural, lo cultural, la infancia, la moral, la ética, las relaciones entre formas de vida y actos (jurídicos) de discurso, en fin: los temas de la filosofía más actual y más italiana, pero sin mayores respaldos argumentativos. Ahora, que se jodan.

Muchos repitieron argumentos eclesiásticos: los homosexuales tienen más de quinientas parejas. Es como si dijeran: “¿Pero cómo? ¿Además de coger mucho, quieren casarse?”. Y sí, señores, disentimos del heterosexismo por aburrimiento, y volvemos al instituto familiar por agotamiento. Ustedes, además de coger mal y poco, son malos padres. ¿Vieron qué paradoja?

Un médico neuquino, que se oponía al matrimonio universal, dijo o insinuó que ya hemos avanzado bastante, y que como ya nadie apedrea a los homosexuales (en fin, digamos), deberían contentarse con eso.

Una señora inverosímil se alarmaba porque, de acuerdo con el proyecto de ley, los hombres podrían pedir licencia por maternidad. Y otra, que a todas luces hacía mucho tiempo no le veía la cara a Dios, levantó su dedo admonitorio alertándonos de que la Argentina será proveedora de niños para los países donde hay parejas homosexuales reconocidas por la ley. Y otra, con voz de pito, denunció que se violaron los fueros porque dos senadoras fueron puestas en el avión presidencial, “como antes se encarcelaba a los disidentes”. Y agregó, perdida en unas nubes de Ubeda: “Yo tengo mucho proyecto de aborto” (ella misma parecía uno).

Entre los que estuvieron a favor de la ley se destacaron el insoportable Daniel Filmus, el cordobés Juez (genial: una precisa y deliciosa combinación de humorista, sabio de vereda y filósofo cínico), la chaqueña Corregido, calma y brillante al mismo tiempo, Blanca Osuna, Samuel Cabanchik, Oscar Castillo (que hizo una historia del amor deliciosa y puntuada de ironía, con menciones a las manducaciones por las que Julio César fue tan querido entre su tropa, y a la amistad mítica de Aquiles y Patroclo). Giustiniani, del Frente Cívico, citó a Jürgen Habermas. Pichetto, como siempre, bruto como un arado, desagradable y molesto.

Pero más allá de los retazos de ciencias sociales, hubo mucho clasicismo, mucha cosa griega y romana, y mucho humanismo. Fue como un Renacimiento por TV (que conste: TN transmitió los discursos casi sin interrupción y cortaba los discursos más salvajemente reaccionarios; Canal 7 no puso casi nada al aire).

María Eugenia Estenssoro, de la Coalición Cívica, finísima como siempre, señaló que las mujeres pueden identificarse “con esta situación (discriminatoria) que venimos a resolver”. Confesó que le gusta decir que “soy casada, divorciada, madre soltera y concubina”, y que eso demuestra la evolución de la familia. Sobre el proyecto alternativo de unión civil señaló que es “súper-precario, lamentable, escandaloso”, y lo probó sobradamente. Habló de sistemas de parentesco y destacó que los homosexuales quieren “relaciones sanas, dignas, dignificadas”. Y tiene razón. Puede quedarse tranquila la derecha: de estas uniones que el Senado ajustadamente ha garantizado no sale un niño puto ni una niña torta ni por casualidad. Esperemos que la Iglesia y la Televisión, que tanto han hecho por la proliferación del goce, sigan proveyendo.

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domingo, 4 de julio de 2010

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domingo, 13 de junio de 2010

REVISANDO HISTORIAS. (de cómo Mitre coincide con su diario "La Nación")



MITRE , LA ARGENTINA ACTUAL y LA GUERRA DEL PARAGUAY

Imagenes críticas en esta
Revision historica en videos sobre la guerra del Paraguay. (Por Felipe Pigna, proyectado en la television pública de Argentina y Paraguay.)-

Crisis Europea- (desde España)



La revancha de los mercados

ENRIQUE GIL CALVO 08/06/2010
Diario El Pais-Madrid

Bien a nuestro pesar, la economía española está protagonizando como víctima propiciatoria lo que cabe llamar la segunda ronda de la crisis del crédito por la que atraviesa el capitalismo occidental. Según se dice, somos el nuevo enfermo de Europa, en la medida en que nuestra solvencia crediticia amenazaría ruina y nuestro gran tamaño determina que una posible quiebra española arrastraría al euro consigo. Todo lo cual ha desatado una epidemia de histeria colectiva tanto mediática (los blogs de la prensa color salmón rivalizan en escándalos con los de la prensa rosa) como financiera (las demás Bolsas se estremecen de volatilidad mientras la española se hunde en caída libre) y política (presas del pánico, los gobernantes conspiran en el Ecofin cayendo en la más estéril cacofonía). De modo que parece a punto de cumplirse la profecía de Niño Becerra, el economista que auguró el crash de 2010.

Los financieros han ganado a los Estados con la ayuda de la prensa.

El fatalismo de la gente se explica por el miedo difundido por ciertos diarios.

¿Qué está pasando? Una explicación plausible es entenderlo como una nueva fase en la guerra abierta entre los Estados y los mercados por el control del capitalismo crediticio actual. Como se sabe, la energía que mueve a la economía posindustrial es el flujo crediticio: un caudal que cuando se embalsa formando burbujas especulativas tiende a desbordarse anegando con sus deudas insolventes la economía real. Y así ha vuelto a ocurrir esta vez con la crisis del crédito a la que me referí antes, que ha cursado como un proceso en dos fases. En su primera ronda, iniciada en 2008 con la burbuja de las hipotecas subprime, la causante de la crisis fue la ingente deuda privada imposible de refinanciar. Y para remediarlo, los Tesoros públicos acudieron al rescate de los mercados privados: se proclamó el estado de excepción, se decretó la guerra contra la crisis, se nacionalizó la economía, se suspendieron las leyes de la oferta y la demanda, se avaló la deuda privada con la garantía pública del Estado y se inyectó liquidez ilimitada a tipo cero.

Así fue como se sentaron las bases de una burbuja de deuda pública que ahora acaba de estallarnos entre las manos. Es lo que está ocurriendo durante esta segunda ronda en la que todo sucede exactamente a la inversa que hace dos años. Ahora la deuda insolvente imposible de devolver o refinanciar ya no es la deuda privada sino la pública acumulada por los Tesoros estatales. Y quienes acuden a su rescate para refinanciarla son ahora los propios mercados privados, que suscriben los bonos de deuda pública emitidos por los Estados en crisis.


Pero con una gran diferencia entre ambas rondas, y es que en la de hace dos años se avalaron las deudas privadas a interés cero para facilitar su más pronto rescate, mientrasque en esta segunda ronda las deudas públicas se suscriben a precios de mercado. Es decir, a un tipo de interés tan elevado que en el caso español cabe calificar de usurario, lo que prolongará la duración de esta crisis de deuda hasta las calendas griegas. Todo ello de acuerdo a las leyes de la oferta y la demanda, que en esta segunda ronda, a diferencia de la anterior, no han sido suspendidas, sino confirmadas por el nuevo consenso de Washington, impuesto por los mercados.

¿Cómo explicar este giro estratégico? Muy sencillo: la balanza de poder entre mercados y Estados ha vuelto a invertir su signo, recuperando aquellos su predominio hegemónico sobre estos. Como dije, esta crisis crediticia es una batalla de poder entre Estados y mercados cuya primera ronda supuso la momentánea victoria de aquellos en el curso 2008-2009, mientras que esta segunda ronda está suponiendo la derrota de los Estados deudores a manos de sus mercados acreedores.


Se recordará que hace solo dos años se decía que el neoliberalismo había muerto y que el Estado interventor keynesiano regresaba por sus fueros para controlar a los mercados y someterlos a su poder. Era la época en que los culpables de la crisis nos parecían los inversores privados (los bancos, los hedge funds, etcétera), mientras que los salvadores eran los poderes públicos: reguladores estatales, rescates keynesianos, etcétera.

Bien, pues solo fue un sueño que apenas duró un curso académico. Hoy se impone de nuevo el realismo crediticio y quien vuelve por sus fueros es el victorioso mercado acreedor, exigiendo leoninas condiciones al Estado deudor. Por eso, quienes hoy parecen ser los villanos de esta historia ya no son los mercados, sino los Gobiernos insolventes y deficitarios, especialmente si son PIGS. Y con ello retorna la ideología del ajuste presupuestario y la consolidación fiscal: el nuevo consenso de Washington que impone un voluble FMI, ayer generoso keynesiano, hoy estricto neoliberal.


Pero las víctimas reales de ambas crisis crediticias son las mismas: los ciudadanos de a pie, que pagaron ayer con su desempleo masivo y hoy con el recorte de sueldos y la congelación de pensiones. Y sus beneficiarios reales también son los mismos: los inversores crediticios, que siempre salen ganando, pues se les rescata a interés cero cuando son deudores mientras se les enriquece con interés usurario cuando son acreedores. Un qui prodest? inequívoco.

Pero si todo esto es tan evidente, ¿cómo es que nadie cuestiona semejante estado de cosas, aceptándolo con fatalismo? Hay dos factores extraeconómicos, a su vez conectados entre sí, que lo explican bien. El primero es el tratamiento mediático de la crisis, que ha naturalizado un proceso tan desequilibrado e injusto haciéndolo parecer lógico y necesario. Y esto se ha hecho metiendo el miedo mediático en el cuerpo de la gente, a fin de paralizarla por el pánico dejándola inerme y dispuesta a dejar hacer y dejarse hacer.

Es la histeria mediática a la que aludí al principio, inducida por la reiterada publicación de revelaciones financieras escandalosas (al estilo de La quiebra de Caja Sur amenaza al euro), y generadora de un clima artificial de catástrofe imposible de controlar que contagia con su gregario efecto-rebaño (herd effect) a todos por igual: tanto a los que toman decisiones incoherentes a tontas y a locas (caso de nuestros gobernantes, de Merkel a Zapatero, que ayer corrían a rescatar las deudas privadas y hoy corren a recortar gastos para saldar sus deudas públicas) como a los desarticulados ciudadanos que las sufren con estupor e impotencia, sin más signos de resistencia que la contraproducente crispación política y la estéril bronca sindical.

Y el otro factor es la discriminación crediticia pura y dura. La primera oración cristiana es el perdón de las deudas, pero solo se aplica de forma perversa, tal como reza la parábola de San Mateo: "A quien tiene más, se le dará. Y a quien no tiene, todo le será quitado". Pues bien, con la crisis de la deuda sucede igual: a ciertos deudores privilegiados (los protestantes anglo-germanos) se les rescatan sus deudas a muy bajo tipo de interés, mientras que a los estigmatizados (por católicos y latinomediterráneos) se les exige refinanciarlas a tipo de interés usurario.


Es lo que ocurre con los títulos de deuda pública, a los que se discrimina no por sus indicadores cuantitativos, sino por prejuicios descalificadores tan falaces como injustos, castigando al bono español en comparación al holandés o británico (según denunció en estas páginas Xavier Vidal-Folch): todo por ser un PIG en lugar de un WASP. Lo cual determina que en la zona euro estén resucitando las viejas monedas nacionales, ahora travestidas como títulos de cada tesoro estatal.


Ahora bien, esta discriminación crediticia también está operada por la definición mediática de la realidad, pues son los medios informativos anglosajones, y no las agencias de calificación de riesgo, los que fabrican con sus juicios performativos estas percepciones estigmatizadoras del riesgo-país. Es de nuevo el efecto manada-mediática, pues si lo afirma el Financial Times, todos los demás medios lo reproducirán y amplificarán, incluidos los PIGS.

Enrique Gil Calvo es profesor titular de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.

el pais 08/06/10

miércoles, 2 de junio de 2010

HOMENAJE A FRANCISCO MADARIAGA


TEMBLADERALES de ORO

y presentación de "PALABRAS ESCRITAS"

en la Sala Cortázar de la Biblioteca Nacional.

El lunes 7 de junio 2010 a las 19 hs en la sala “Cortázar” de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), se ofrecerá “Tembladerales de oro”, homenaje al poeta correntino Francisco Madariaga.
Gricel Figueredo y Juan Manuel Romero realizarán la lectura de poesías de todas las épocas de la producción de Madariaga. La presentación y la coordinación técnica estarán a cargo de Gustavo Horacio Rey.

Previamente se presentará el Nº 7 de la revista/libro “Palabras Escritas”, un diálogo cultural entre Brasil e Hispanoamérica, que edita Servilibro de Paraguay semestralmente, con obra creativa de autores latinoamericanos y obra crítica de académicos europeos y americanos de prestigiosas universidades. La presentación estará a cargo del director, Alejandro Maciel, y la escritora y periodista paraguaya Mabel Pedrozo quien visitará nuestra ciudad para esta ocasión.

La entrada es libre y esperamos contar con su presencia.

Organiza: Ateneo Cultural, sede CABA de la Fundación “Nueva Argentina”; cuenta con los auspicios de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Corrientes, y fue declarado de interés cultural por la Honorable Legislatura de la Provincia de Corrientes y la Cámara de Diputados de la Nación.

Ateneo Cultural. Bmé. Mitre 3712 (1201) CABA
E mail: fundargen@gmail.com

TEMBLADERALES DE ORO - 1973

In memoriam Alfredo Martínez Howard

El dolor ha abierto sus puertas al agua de oro del oro que
arde contra el oro el oro de los ocultos tembladerales
que largan el aire de oro hacia los rojos destinos
pulmonares con el acuerdo de los fantasmas de oro
coronados por los juncos de oro bebiendo los
caballos de oro los troperos de oro envueltos en los
ponchos de oro -a veces negro a veces colorado
celeste verde- y el caballero que repasa las lagunas de
los oros naturalmente populares el que se embarca
en las balsas de oro con todos los excesos de
pasajeros de oro que manejan los caballos de oro con
los rebenques de oro bebiendo en la limetilla de oro
del barro de oro de los sueños de los frescos del
oro entre la majestad de las palmeras de oro y de los
ajusticiados y degollados en las isletas de oro bajo de
yacarés de oro del oro del Amor.


www.franciscomadariaga.blogspot.com


Llegada de un jaguar a la tranquera
a Gaspar Madariaga y Matilde de Horne

Desciende una criolla.

Paraje, desciende, ¡pero muy bien montado!,

con apero del oro de las guerras
y los rodeos en llanuras gateadas.

Espartillo, áspera y delicada cabellera del terror
correntino,
canta una canción de hada de llanura.

Desciende, palmeral del borde del estero,
para beber la luminaria caída de la tormenta de la raza.

Entrégate, oh el antiguo, ex guerrero, ahora
cuatrero,
vengador de la estancia delicada,
solitaria en el llano del llanto,
llano del aguacero, y pon tu estribo de oro
y de reserva
para bajar a beber miel y estero:

Que ha llegado un jaguar a la tranquera.

miércoles, 26 de mayo de 2010

El otro bicentenario (Milenarios pueblos originarios)


INDIGENISMO Y ESTADO NACION

Por Horacio González *

La expresión “pueblos originarios” hace trastabillar el juicio histórico sobre la formación de las naciones americanas. Es un concepto fortísimo, generalmente bien recibido –también por nosotros–, que puede ser invocado de una manera puramente descriptiva. Si es esto último, se refiere a una idea de inclusión social, reconsideración de la diversidad cultural y guía justiciera de un sistema de reparaciones a cargo de los ya constituidos Estados, a los que se invita a examinar serenamente su culpa civilizatoria. Incluso la habitual deliberación en torno del “genocidio de las poblaciones indígenas” puede ser una pieza conceptual de las mencionadas reparaciones y no una revisión radical de todo el ciclo histórico de las naciones surgidas de las independencias americanas.

Si en cambio la idea de “pueblos originarios” traspone el delicado umbral que la hace eminente idea reparatoria para transformarse en un síntoma completo de reorganización del sentido de las naciones, su territorialidad y andamiajes jurídico-culturales, nos colocamos ante un debate de inusitadas consecuencias y decisivo interés. Nada mejor para abrir las ideas que éstas se presenten en su sentido más desafiante.

La Argentina tiene una formación aluvional, incluso previo a su carácter inmigratorio, pues sus poblaciones criollas sedimentaron con dificultad en el territorio.

Sólo muy lentamente surgió en la llamada ciudad indiana un sentimiento de destino común; el nombre de Argentina surgió de la ávida metáfora de la minería de plata, luego tornada poética, nombre traído por los frailes dominicos en el siglo XVII. En la compulsiva incorporación de las poblaciones aborígenes al sumario cuadro de las economías coloniales alternaban estilos de masacre y negociación. Así lo muestra la historia de Francisco Viedma en la Patagonia o de Amigorena en Mendoza, testimonios de las querellas entre encomenderos, sacerdotes y militares en torno de las poblaciones preexistentes, consideradas objeto de sometimiento y trata.

Hay razón profunda para revisar enérgicamente el modo en que las políticas estatales construyeron la “cuestión indígena”, más allá de las realidades del mestizaje, que en sí mismo es una de las claves filosóficas del pensamiento americanista.

En el clásico cuadro de Della Valle, La vuelta del malón, de fines del siglo XIX, el mito de la cautiva ofrece otras formas de reflexión, como forma guerrera del propio mestizaje compulsivo. El cuerpo blanquecino de la cautiva significa una fuerte condena de la barbarie en los términos canónicos en que se expresara la política y la literatura argentina de todo ese período. Pero hay allí también una oculta apología de la “seducción de la barbarie”. No de otro modo pueden interpretarse esas cabalgaduras con sus magníficos efebos, indios que portan incensarios como boleadoras y cruces como lanzas, en una exhibición que pone cabeza abajo a la civilización para hacerla comenzar de nuevo. Con sus mismos símbolos invertidos.

La obra de Mansilla en su excursión de 18 días módicos a las tolderías de Leuvucó para encontrarse con su metafórico pariente Marianito Rosas es un antecedente esencial de la relación de los grupos étnicos territoriales con el Estado argentino. El coronel Mansilla, más allá del impresionante monumento literario que escribe en su manera sutilmente burlesca, intenta un pacto “de la Nación con las tribus”, lo que luego será condenado por Sarmiento y el Congreso, que recusan lo que se percibe como un absurdo. Que la Nación sea una entidad ajena –al punto de firmar un pacto–, respecto de entidades desplazadas o vencidas que se juzgaban pertenecientes a su mismo cuerpo victorioso. El tema vuelve ahora. La insinuación “plurinacional” que latía en el atrevimiento de Mansilla fue rápidamente conjurada. El mismo daría marcha atrás de su audacia. Que de todas maneras quedaba en el interior de su compleja genealogía familiar.

No eran posibles las alternativas a la voluptuosa idea de las “inmensas tierras fértiles solo ocupadas en destructivas correrías”. Ese era el pensamiento favorito de la elite militar-empresarial-terrateniente, con el joven general Roca a la cabeza, que reputaba tan inútiles como la muralla china a los pobres zanjones de Alsina. Su figura hoy es de gran interés, pues es el punto alto que invita a la revisión moral e intelectual de la historia argentina. La misa en Choele-Choel, dando fin a la Campaña del Desierto, es un decisivo hecho religioso, económico y científico. En todos los casos, concebidos como realidades geopolíticas emergentes de un hecho mayor de ocupación y desalojo. El cuadro de Blanes, que ocupa una pared entera del Museo Histórico Nacional y está parcialmente reproducido en los billetes de cien pesos –por allí, quizás deban comenzar los resarcimientos simbólicos–, ofrece con esas caballadas y jinetes militares el mismo Estado-Nación pensando unilateralmente el territorio.

El roquismo no representó una única cosa, o mejor dicho, fue en un grado elevado la condensación de todas las corrientes formativas del Estado nacional moderno. La metódica y privilegiada carrera militar de Roca, como la de Perón, se hace en el interior del Estado. Siempre ascendido en batalla, acatando órdenes centrales, Roca participa en la guerra contra López Jordán y derrota a Mitre cuando éste se levanta contra Avellaneda. Su predisposición a la batalla es tan grande como su curiosidad intelectual. Una doble insinuación de modernidad y descarte será la misma que aliente en el roquismo su Campaña del Desierto y su ideal de Estado. Es decir, utilización de la contundencia represiva, los modernos remingtons contra las tribus y la Ley de Residencia contra los anarquistas, con atisbos de un capitalismo entrelazado a un Estado de gran capacidad arbitral, laicismo positivista y vida cultural de perspectivas renovadoras.

Veamos estos apuntes a la luz del momento que atravesamos: es época de refundación social y replanteos culturales. La reciente marcha de los movimientos sociales indigenistas con su magna hipótesis alusiva a los “pueblos originarios” sugiere un horizonte nuevo de revisión histórica. ¿Cómo actuar en medio de un llamado a la renovación de la interpretación histórica, con las consecuencias materiales que eso implique, sin despojar a lo actuado de la capacidad de fusión que atrajo a vastos públicos y generar una ciudadanía de índole colectiva? La historia del Estado nacional no puede ser una continuidad acrítica –menos luego de los años del terrorismo estatal–, pero no se puede contar ninguna historia desde la omisión de los sedimentos que acarrea el modo imperfecto en que siempre se dan los acontecimientos nacionales.

Apelar a un “grado cero” de la historia nacional no resiste bien la implantación de un retorno a lo “originario”, que en todos los casos será incierto o contendrá el germen de involuntarios despotismos si se interpreta como un suplemento de pureza que reordene súbitamente el presente. Otra cosa es la idea de “pueblos originarios” que, con razón, evite la complaciente idea del crisol de razas y también un pluralismo cultural que muchas veces, en su pulsión deshilvanada, deja el sentimiento de que no trasciende el horizonte académico en que dominan los llamados “cultural studies” de las universidades norteamericanas. El Centenario ensayó su “eurindia” o su “euroargentina”. Sin negarse lo que ha sido desplegado, urge hoy encontrar vocablos nuevos.

La famosa fotografía de Namuncurá con uniforme de general argentino es un penoso emblema de fusión estatal-indigenista que llena de desolación y desnutre la historia. Los diccionarios de lenguas aborígenes que practicaron Rosas, Perón y lateralmente Mitre, son un evento de la lengua estatal que propone ampliaciones y una actitud indulgente con los vencidos. Puede tolerarlos y en un paso más avanzado, otorgarle ciertas reparaciones. ¿Es suficiente? Jesuitas y salesianos, con sus diferentes modalidades, trataron a las poblaciones con tecnologías espirituales viciadas, los primeros con su oscura atracción intelectual por las fronteras de Occidente, promoviendo hibridaciones compulsivas, los segundos con un pietismo pedagógico que mal escondía un despotismo moral y un asfixiante paternalismo. Realizar balances y producir memorias de estos mojones de la historia nacional es tan urgente como necesario hacerlo con sensibilidades que eviten el esquematismo y la solución ocasional, éstas inspiradas en bibliografías generosas pero deshistorizadas.

Están en juego nuevas perspectivas de distribución de recursos productivos y formas de relación con las economías de la tierra que ante un crucial momento de la humanidad compongan escenas de eticidad en comunión con enfoques económicos que se sostengan en categorías emancipatorias. A Sarmiento no le valió la sensible perspicacia de su pluma para evitar en su último y deshilachado libro, Conflicto y armonías de razas en América, una odiosa y latente invitación a la masacre. Pero el re-examen de la conciencia institucional, escrita y actuada en torno de los temas de las naciones “plurinacionales”, tema proveniente del fracaso de los Estados nacionales construidos a fines del siglo XIX, aún deberá recorrer caminos de autoexigencia más rigurosa. “Nuestro caso es el más extraordinario y complicado”, decía Bolívar en el Discurso de Angostura, al recordar las bases históricas y étnicas de la formación americana. No ha variado esa situación hasta ahora en nuestros complejos procesos culturales.

No hay por qué detener este debate que es profundo y ha sido reabierto. Los nombres de las naciones hoy existentes están en condiciones de resistir una discusión que es la misma a la que deben convocar. Las naciones y sus nombres no se desarman como juguetes mal ensamblados, pero sus ensambles de injusticia y carentes del gran aliento de las historias más altas de la humanidad deben ser refutados con nuevas prácticas y enunciados colectivos. Una nación como la nuestra, que llamó a todos los hombres del mundo y no siempre ha sido fiel a ese llamado, debe imponerse un nuevo canon civilizatorio, fundado ahora en un nuevo humanismo crítico–político, cuyos ejemplos no son escasos en su propia historia.-


(*) publicado en Diario Pagina 12- 25 de mayo 2010.-

viernes, 14 de mayo de 2010

MARCHA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS





La Tierra que camina avanza por sus sueños


Marcelo Valko[1]

Existe un momento de ruptura en la vida de los pueblos donde se llega al límite de lo tolerable y la gota se derrama del vaso y la gota ya no es gota sino torrente que se convierte en mar. Eso es lo que sucede con los Pueblos Originarios. Nos encontramos frente a un momento trascendental que se alza como un grito que denuncia la opresión, un alarido de hastío frente a la injusticia. Un BASTA con mayúscula contra la negación de una existencia que Pre-Existe a la Argentina. Y ese BASTA es una denuncia y un reclamo cuyos ecos nos llegan de lejos. Sucedió en 1946 con el Malón de la Paz, protagonizado por 174 kollas de comunidades de Jujuy y Salta cuando bajaron a Buenos Aires para reclamar por sus tierras usurpadas por las que debían pagar arriendo hasta por el espacio que ocupaban los cementerios donde estaban enterrados sus ancestros. El Malón marchó para decir ¡Ya no más! Fue un momento de inflexión. Juan Perón recién había asumido la primera presidencia y dos de los maloneros fueron abrazados en el balcón de la Casa Rosada ante una plaza colmada. Cuando parecía que la historia de invisibilidad torcería su rumbo después de aquel abrazo emocionado, los depositaron en el Hotel de Inmigrantes junto a los extranjeros y luego sobrevino el secuestro y destierro de todo el contingente que acabó en un tren de ganado en Abra Pampa. El dolor del desenlace fue grande. Nunca olvidaré la entrevista que hice a la hija de uno de los integrantes del Malón. Fue conmovedora. Recuerdo que lloró casi las 2 horas que duró el encuentro. Estar acostumbrado al dolor no significa que el dolor no duela. Los golpes duelen, por supuesto, pero también enseñan, más aún cuando se posee el tiempo de la tierra, cuando se vive el tiempo de la Pachamama.

Desde 1492 la historia estuvo en contra de las naciones originarias. La Conquista salvaje, la evangelización forzada, la Colonia a manos del encomendero, la mita y la muerte en los socavones de las minas. La llegada de la República no modificó el panorama. El señor feudal reemplazó al antiguo amo y la Constitución terminó avalando la invisibilidad y creando ausencia. Vaya como muestra el nefasto artículo Nº 67 inc. 15 que obligaba a “convertir a los indios al catolicismo”. Ciertamente, hubo otros momentos en los que se dijo BASTA. Señalo apenas uno, el encabezado por José Gabriel Condorcanqui, quien pasa a la historia con el nombre de Túpac Amaru legado de sus antepasados. Para acallar aquel Grito Tupacamarista se derramó tal cantidad de sangre que convirtió a esta represión en la mayor de la historia de las represiones de la Corona española.

Del mismo modo que hay tantas conmemoraciones y fechas inútiles, otras realmente sirven para efectuar un balance y advertir dónde estamos, quiénes somos y adónde nos dirigimos como país. Es el caso de la percepción que tienen las naciones originarias del Bicentenario. Una fecha que comienza a celebrar la visibilidad de todos los habitantes de este suelo que se soñó libre y justo.

Hoy, con la “Marcha de los Pueblos Originarios por el camino de la verdad hacia un Estado Plurinacional”, la voz y el reclamo de quienes siempre fueron invisibilizados por la Historia Oficial y sus acólitos regresa, pese a las hachas homicidas, y retoma las banderas de la reivindicación, pese a un dolor que viene de tan lejos, de tan atrás que le duele hasta las piedras. También duelen las mentiras y las infamias, por ejemplo hace unos días, Clarín publicó que “La Túpac” maneja casi la totalidad de la obra pública de Jujuy. Pero las falsedades de los que siempre se sirvieron del poder parea construir un país enquistado en modelos económicos destinados a enriquecerlos ya no detienen a los que siempre fueron los eternos excluidos. Ellos son la tierra y viven como las semillas de los sueños de cielos límpidos y humedades nutricias. Marchan a Buenos Aires a pedir por lo de siempre, pero de otro modo, desde una posición de identidad madura.

Denuncian usurpaciones de tierras, exigen una reparación cultural, alertan por la desprotección de la naturaleza y señalan la necesidad de la creación de un fondo económico que permita el desarrollo desde la propia identidad comunitaria. Piden tan poco y representa tanto. Piden respeto, piden igualdad, piden pronunciar palabras sin vueltas que enrosquen ni se enroscan, palabras que resuenan desde muy lejos en la historia: justicia, igualdad, hermandad. Para todos todo, para todos la luz. Es hora de la alegre rebeldía de la marcha.

La historia regresa desde la paciencia mineral y retorna con otros nombres, hoy no es Condorcanqui, no es el Malón de la Paz, tampoco Milagros Sala, ni siquiera los miles y miles de las 30 comunidades originarias que vienen marchando desde los distintos puntos cardinales de esa Patria que los revolucionarios de mayo imaginaron fraterna. Aunque uno de los tobas se llame Isidro Cantero, un mapuche Jorge Nahuel o el mocoví sea Rubén Lacori, cada uno de los miles que avanzan son muchos más que un nombre propio o una persona singular, son comunidades, son Atahualpa que regresa como Inkarry desde la traición de Cajamarca, Túpac Amarú que retoma su Grito de Tinta, es Castelli conmemorando el primer aniversario del 25 de mayo en Tiahuanaco, es San Martín amenazando combatir hasta en pelotas como nuestros paisanos los indios. Son todos ellos. Son tierra que florece, que se pone de pie y se lanza al camino de una esperanza absolutamente concreta. Son todos son miles que avanzan y aun son más, porque son millones, SOMOS millones los que desde cada lugar de la Puna a Patagonia, desde el Chaco a Misiones y quienes los veremos llegar a Plaza de Mayo el próximo jueves 20 buscando una Patria Justa y Fraterna, donde, tal como soñaron los mejores hombres de mayo que lucharon por una verdadera independencia, veamos ¡por fin! en el trono, a la noble Igualdad en un Estado Plurinacional!



[1] Autor de Los indios invisibles del Malón de la Paz y Pedagogía de la Desmemoria y titular de la cátedra Imaginario Étnico UPMPM.

miércoles, 5 de mayo de 2010

URGENTE: Artemio y el árbol sentenciado

Tekoa Yma, es una comunidad Mbya Guarani, situada, en la declarada por UNESCO, Reserva de Biosfera de Yaboti (RBY) en Misiones – Argentina, una de las comunidades más antiguas de la provincia. Se encuentra nueva- mente amenazada por empresas madereras que sólo ven el monte el valor económico de la madera muerta y no el del árbol vivo.

La empresa Madera de los Saltos S.A. que forma parte del Acuerdo Grupo Harriet y Aserra Export S.A., con domicilio en la ciudad de Posadas. Pretende extraer arboles, con el previsible daño ambiental, del lote 7 con más 2700has. de bosque nativo.

La Resolución 85 del Ministerio de Ecología ordena la suspensión de todo corte por el negativo impacto social y ambiental sobre las Comunidades Guaraníes habitantes de la RBY.

Cacique Artemio y el árbol sentenciado

Esta Empresa esta realizando maniobras no autorizadas, por lo que no son legales, y pretende presionar a la Comunidad para que le permita entrar en la selva.

Los Caciques cuyas Comunidades está en la RBY han pedido, por medio de sus abogados y asesores, repetidas veces audiencia al Ministro de Ecología R.N.R y Turismo Arq. Horacio Blodeck sin obtener respuesta hasta la fecha.

El árbol condenado junto al Cacique Artemio Benítez esta a menos de 300 metros del Opy (Templo Religioso) y a escasos 150mts. de casas de la Comunidad.
Transforme en hechos sus palabras, envié su repudio al mail de la empresa:
maderadelossaltos@hotmail.com








Haga llegar su rechazo al Ministerio de Ecología y a la empresa, su rechazo a la destrucción del monte nativo

Nuevamente se ve amenazada Tekoa YMA ahora otra empresa , asociada a HArriet S.A: esta presionando a todos los niveles de gobierno para entrar al lote 7.
Han marcado rumbos y arboles a menos de 300 metros del Opy y menos de 150 metros de una casa.
La empresa es Madera de los Saltos S.A. que forma parte del Acuerdo Grupo Harriet y Aserra Export S.A., con domicilioi en Avda. Corrientes 1609 - Posadas -
maderasdelossaltos@hotmail..com. Su presidente es José Quelas.

Las Comunidades han pedido una reunión al Ministro sin respuesta .

Tekoa Yma , es una comunidad Mbya Guarani, situada, en la declarada por UNESCO, Reserva de Biosfera de Yaboti (RBY) en Misiones – Argentina, una de las comunidades más antiguas de la provincia se encuentra nuevamente amenazada por empresas madereras que solo ven el monte el valor económico de la madera muerta y no el del árbol vivo.

La empresa Madera de los Saltos S.A. que forma parte del Acuerdo Grupo Harriet y Aserra Export S.A., con domicilio en la ciudad de Posadas pretende extraer arboles, con el previsible daño ambiental, del lote 7con más 2700 de bosque nativo. En la 85 del Ministerio de Ecología se ordena la suspensión de todo corte por el negativo impacto social y ambiental sobre las Comunidades guaraníes habitantes de la RBY

Esta Empresa no solo esta realizando maniobras no autorizadas, por lo que no son legales, sino que pretende presionar a la Comunidad para que le permita entrar en la selva.

Los Caciques cuyas Comunidades están asentadas en la RBY han pedido, por medio de sus abogados y asesores, repetidas veces audiencia al Ministro de Ecología R.N.R y Turismo Arq. Horacio Blodeck sin obtener respuesta hasta la fecha.







El árbol condenado que se ve junto al Cacique Artemio Benitez , se encuentra a menos de 300 metros del OPY ( Templo Religioso) y a escasos 150 metros de una de las casas de la Comunidad.

Haga llegar su rechazo al Ministerio de Ecología y a la empresa, su rechazo a la destrucción del monte nativo


Gracias por difundir y colaborar al cuidado de toda vida en el monte

EMiPA -EQUIPO MISIONES DE PASTORAL ABORIGEN

UN BICENTENARIO CON MUCHOS SIGLOS DE HISTORIA

jueves, 8 de abril de 2010

ACTUALIDAD DEL RACISMO -

Enemigos éxtimos

El autor –apelando al concepto de “extimidad”– sostiene que el racismo moderno es “el odio al goce del Otro: se odia la manera particular en que el Otro goza”; y, para esta cuestión, “el discurso universal de la ciencia no tiene respuesta, aunque se trate de hacerlo responder”.

Por Jacques-Alain Miller *

El término “inmigración”, relativamente nuevo, significativamente contemporáneo de la Revolución Industrial, es decir, de la perturbación que introdujo la aplicación con fines productivos de los resultados de la ciencia: a partir de ella, establecerse en un país extranjero se extendió a escala masiva. Se trata entonces de un hecho nuevo, de un hecho moderno.

Debemos decir que ser un inmigrante es el estatuto mismo del sujeto en el psicoanálisis. El sujeto como tal, definido por su lugar en el Otro, es un inmigrante. No definimos su lugar en lo Mismo porque sólo tiene hogar en lo del Otro. El problema del sujeto precisamente es que ese país extranjero es su país natal. Algo significa que el psicoanálisis haya sido inventado por alguien que tenía con el estatuto de inmigrante, de extimidad (ver aparte) social, una relación originaria. Y es que este estatuto pone en tela de juicio el círculo de la identidad de este sujeto, lo condena a buscarla en los grupos, los pueblos y las naciones.

Se nos reprocha ser antihumanistas, y es que el humanismo universal no se sostiene. No me refiero al humanismo del Renacimiento, que está muy lejos de ser un humanismo universal.

Hablo de este humanismo contemporáneo que no encuentra más soporte que el discurso de la ciencia –del derecho al saber, hasta de la contribución al saber–, de este humanismo universal cuyo absurdo lógico (no hay otra palabra) sería pretender que el Otro sea semejante. Este humanismo se desorienta por completo cuando lo real en el Otro se manifiesta como no semejante en absoluto. Hay entonces sublevación. Entonces surge el escándalo. Ya no se tiene más recurso que invocar no sé qué irracionalidad; es decir que se supera singularmente el concepto del Otro aséptico que nos hemos forjado.

De hecho, este humanismo universal hace oír sus pretensiones justo cuando el Otro tiene una singular propensión a manifestarse como no semejante –a lo que se esperaba–. Esto desorienta al progresismo, que cuenta con el progreso del discurso de la ciencia como universal para obtener una uniformización, y especialmente del goce. El problema es que, en la medida en que la presión del discurso científico se ejerce en el sentido de lo uniforme, hay cierto disforme que tiende a manifestarse, sobre todo de un modo grotesco y horrible, y que está ligado a lo que se llama progreso.

La ciencia no debe quedar exonerada de racismo aun cuando haya una caterva de científicos que expliquen hasta qué punto es antirracista. Sin duda es posible hacer caso omiso de las elucubraciones seudocientíficas del racismo moderno, que, como se constata, no se sostienen. Resulta fácil constatar que en sus consecuencias técnicas la ciencia es profundamente antisegregativa, pero es porque su discurso mismo explota un modo muy puro del sujeto, un modo que puede llamarse universalizado del sujeto.

El discurso de la ciencia está hecho para y por –potencialmente por– cualquier hijo de vecino que piense ...luego soy; es un discurso que anula las particularidades subjetivas, que las echa a perder. Entonces, está la vocación de universalidad de la ciencia, que en este sentido es antirracista, antinacionalista, antiideológica, puesto que sólo se sostiene poniendo el cuantificador universal para todo hombre.

Aunque resulta muy simpático, en la práctica esto conduce a una ética universal que hace del desarrollo un valor esencial, absoluto, y hasta tal punto que todo (comunidades, pueblos, naciones) se ordena según esta escala con una fuerza irresistible. De resultas, es porque las comunidades, los pueblos y las naciones se encuentran bajo esta escala, por lo que hay enseguida un buen número al que se califica de subdesarrollado. En el fondo, todo está dicho en ese término, hasta tal punto que no hay más que subdesarrollados en esta tierra. Francia, por ejemplo, tiembla por saber si está en verdad suficientemente desarrollado en varios campos. Se siente en la pendiente de la decadencia respecto de esta irresistible exigencia de desarrollo.

Debe admitirse también que esto se encarnó en la fachada –por otra parte, en general humanitaria– del colonialismo, del imperialismo moderno. En esa época no se decía: cada uno en su casa. Por el contrario, se iba a ver de cerca para imponer el orden y la civilización. Resulta divertido constatar que en nuestra época vivimos el retorno al interior de todo esto, el retorno de extimidad de este proceso. Y resulta tanto más sabroso cuanto que son los mismos que querían afrancesar pueblos enteros los que hoy no pueden soportarlos en el subterráneo.

Hay que reconocer que este desarrollo del discurso de la ciencia tiene como efecto bien conocido –y la protesta, llegado el caso, es reaccionaria– deshacer las solidaridades comunitarias, las solidaridades familiares. Como saben, el estatuto moderno de la familia es extremadamente reducido. Grosso modo, lo que resumimos como discurso de la ciencia tiene un efecto dispersivo, desegregativo, que puede llamarse de liberación, por qué no; se trata de una liberación estrictamente contemporánea con la mundialización del mercado y de los intercambios.

A quienes sólo son sensibles a la vocación de universalidad de la ciencia, mientras rezongan ante algunas de sus consecuencias económicas y hasta culturales, Lacan les señala el hecho de que a esta desegregación responde la promoción de segregaciones renovadas, que son en conjunto mucho más severas que lo que hasta ahora se vio. El lo dice en futuro, de forma profética: “Nuestro porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez más dura de los procesos de segregación” (los remito a la página 22 de la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”).

Los procesos de segregación son justamente lo que se discute bajo el sentido común del racismo. En el fondo, esto implica que el discurso de la ciencia no es en absoluto abstracto, sino que tiene efectos sobre cada uno, tiene efectos significantes sobre todos los grupos sociales porque introduce la universalización. No se trata de un efecto abstracto, sino de una apuesta permanente.

El modo universal –que es el modo propio según el cual la ciencia elabora lo real– que parece no tener límites, pues bien, los tiene. Me encontraba junto a un biólogo encantador empeñado en sostener que desde el punto de vista de los genes no hay raza: reconozcamos que este tipo de fórmula, de discurso, es completamente inoperante. Se puede repetir tanto como se quiera “nosotros los hombres...”, y se constatará que no tiene efectos. No los tiene porque el modo universal que es el de la ciencia encuentra sus límites en lo que es estrictamente particular, en lo que no es universal ni universalizable y que podemos llamar, con Lacan, de manera aproximada, modo de goce.

Soñar con una universalización del modo de goce caracterizó a toda utopía social, de las que fue pródigo el siglo XIX. Por supuesto, es preciso distinguir el goce particular de cada uno y el modo de goce que se elabora, se construye y se sostiene en un grupo, por lo general no muy amplio. Allí se está a nivel de cada uno. No de cada hijo de vecino, sino de cada uno en su cadaunería.

“Odio tu manera de gozar”

Dado el modo universal en que se desarrolla, el discurso científico no puede responder nada a la pregunta que se plantea como consecuencia de esta respuesta que es el imperativo de goce, del que cada uno es esclavo.

Se sabe que el discurso universal de la ciencia no tiene respuesta, aunque se trate de hacerlo responder. Se hacen, por ejemplo, manuales de educación sexual, lo que constituye una tentativa de actuar de modo que el discurso científico, que se supone tiene respuesta para todo, pueda responder al respecto, y se verifica que fracasa. Por su profesión, el biólogo cree en la relación sexual porque puede fundarla científicamente, pero a un nivel que no implica que ésta se apoye en el inconsciente. Y nada de lo que verifica a nivel del gen dice lo que hay que hacer con el Otro sexo en el nivel donde eso habla. Aun cuando el biólogo verifique el modo en que los sexos se relacionan uno con otro, lo hace en un nivel donde eso no habla.

Hacer responder a la ciencia paradojas del goce es un intento cuyo final no vimos. Estamos sólo al comienzo. Es una industria naciente. Pero quizá desde ya podamos saber que es en vano. En todo caso, por ahora el discurso universal no tiene siquiera la eficiencia que han tenido los discursos de la tradición, los discursos tradicionales, relativamente inertes, de una sabiduría sedimentada, que en las agrupaciones sociales anteriores permitían enmarcar el modo de goce. Nótese que estos discursos tradicionales –como el de la familia ampliada, según la llamamos, porque la nuestra es reducida–, que en determinado momento elaboraban cómo hacer con el otro, son los que el discurso de la ciencia objetó, arrasó; el discurso de la ciencia y lo que lo acompaña, a saber, el discurso de los Derechos del Hombre.

Me parece que esto es lo que debe captarse para situar el racismo moderno, sus horrores pasados, sus horrores presentes, sus horrores por venir. No basta con cuestionar el odio al Otro, porque justamente esto plantearía la pregunta de por qué este Otro es Otro. En el odio al Otro que se conoce a través del racismo es seguro que hay algo más que la agresividad. Hay una consistencia de esta agresividad que merece el nombre de odio y que apunta a lo real en el Otro. Surge entonces la pregunta que es en todo caso la nuestra: ¿qué hace que este Otro sea Otro para que se lo pueda odiar en su ser? Pues bien, es el odio al goce del Otro. Esta es la fórmula más general que puede darse de este racismo moderno tal como lo verificamos. Se odia especialmente la manera particular en que el Otro goza.

Cuando cierta densidad de poblaciones, de diferentes tradiciones, de culturas diversas, se expresan, resulta que el vecino tiende a molestarlos porque, por ejemplo, no festeja como ustedes. Si no festeja como ustedes, significa que goza de otro modo, que es lo que ustedes no toleran. Se quiere reconocer en el Otro al prójimo, pero siempre y cuando no sea nuestro vecino. Se lo quiere amar como a uno mismo, pero sobre todo cuando está lejos, cuando está separado.

Cuando el Otro se acerca demasiado, se mezcla con ustedes, como dice Lacan, y hay pues nuevos fantasmas que recaen sobre el exceso de goce del Otro. Una imputación de goce excedente podría ser, por ejemplo, que el Otro encontrara en el dinero un goce que sobrepasaría todo límite. Este exceso de goce puede ser imputar al otro una actividad incansable, un gusto demasiado grande por el trabajo, pero también imputarle una excesiva pereza y un rechazo del trabajo, lo que es sólo la otra cara del exceso en cuestión. Resulta divertido constatar con qué velocidad se pasó, en el orden de estas imputaciones, de los reproches por el rechazo del trabajo a los que “roban trabajo”. De todas maneras, lo constante en este asunto es que el Otro les saca una parte indebida de goce. Esto es constante.

La cuestión de la tolerancia o la intolerancia no alcanza en absoluto al sujeto de la ciencia o a los Derechos del Hombre. El asunto se ubica en otro nivel, que es el de la tolerancia o la intolerancia al goce del Otro, en la medida en que es esencialmente aquel que me sustrae el mío. Nosotros sabemos que el estatuto profundo del objeto es haber sido siempre sustraído por el Otro. Si el problema tiene aspecto de insoluble, es porque el Otro es Otro dentro de mí mismo. La raíz del racismo, desde esta perspectiva, es el odio al propio goce. No hay otro más que ése. Si el Otro está en mi interior en posición de extimidad, es también mi propio odio.

Simplemente, se confiesa que se quiere al Otro siempre que se vuelva el Mismo. Cuando se hacen cálculos para saber si deberá abandonar su lengua, sus creencias, su vestimenta, su forma de hablar, se trata de saber en qué medida él abandonaría su Otro goce. Esto es lo único que se pone en discusión.

En esta línea me vi llevado a admitir la validez del término “sexismo”, que se construye sobre “racismo”. Hombre y mujer son dos razas –tal es la posición de Lacan–, no biológicamente, sino en lo que hace a la relación inconsciente con el goce. En este nivel se trata de dos modos de goce. Sabemos hasta qué punto nos ocupamos de contener el goce femenino: cómo se intentó taponar, canalizar, vigilar este exceso de goce. Saben el cuidado que se tomó –constituyó un tema filosófico, durante siglos– en la educación de las muchachas. Resulta divertido ver progresar las tentativas de uniformización del discurso de la ciencia. Podemos regocijarnos al ver la promoción femenina, mujeres a la cabeza de sociedades multinacionales norteamericanas, por ejemplo, que hoy ocupan lugares como el de tesorero general, lo que es bastante afín a la posición de la burguesa en la casa.

La tolerancia a la homosexualidad depende de la misma rúbrica. Se producen efectos de segregación, si no voluntarios al menos asumidos. Existen rincones reservados, en Los Angeles o San Francisco, donde se reúne una comunidad que ocupa un tercio de la ciudad. Se trata de una forma asumida, jugada, de segregación. Y como comunidad de segregación tiene derecho de palabra y de actuación en la conducción de la ciudad.

¿El antirracismo es negar las razas? Creo que es inoperante plantear que no hay razas. Para que no hubiera razas, para que se pudiera decir “nosotros los hombres...”, haría falta que hubiera el Otro del hombre. Se necesitarían seres hablantes de otro planeta para que pudiéramos por fin decirlo. De ahí el carácter finalmente tan optimista de la ciencia ficción, ya que da una especie de existencia fantasiosa al “nosotros los hombres...”. Para Jacques Lacan, una raza se constituye por el modo en que se trasmiten, por el orden de un discurso, los lugares simbólicos. Es decir que las razas, esas que están en actividad entre nosotros, son efectos de discurso, lo que no significa simplemente efectos de blablablá. Significa que estos discursos están ahí como estructuras, y que no alcanza con soplarlos para que se vuelen.

* Director del Instituto del Campo Freudiano. Texto extractado del libro Extimidad, de reciente aparición (Ed. Paidós).

TEXTO PUBLICADO EN DIARIO PAGINA 12


sábado, 27 de marzo de 2010

300 PANDORGAS volaron sobre LA BELLA


"Un vuelo celeste y blanco" se realiza el 21 de marzo porque...

- es el Día Mundial de la Poesía

- el el día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial

- es el equinoccio de otoño en el hemisferio sur (y el equinoccio de primavera en el hemisferio norte);
esto quiere decir que el día y la noche duran lo mismo en ambas partes del mundo

- es el Día Forestal Mundial

Idea y realización de MAXIMO GONZALEZ

CON COLABORACION DE LA COMUNIDAD BELLAVISTENSE

FOTOS Y VIDEOS EN :

www.sinsoltarelhilo.blogspot.com

realizado por Ivan Buenader y Carolina Sandoval

miércoles, 24 de marzo de 2010

NUNCA MAS! -MEMORIA Y JUSTICIA este 24 de marzo


Detrás de mi voz, otra voz canta
viene de atrás, de lejos,
viene de sepultada
bocas y cantan
dicen que no están muertos
escuchalos, escucha
mientras se alza la voz que los recuerda y canta
escucha escucha
otra voz canta".
Les envio este texto de Marcelo Valko con quien compartimos un debate a partir de la bella Bruma -Tatachiná- del dolor Guarani- en la Universidad de Madres hace poco, y un video que recuerda el genocidio pasado con otro actual.


P.D.: que este 24 de marzo evoque duelo por los muertos de la dictadura y tambien dé fuerza para salvar lo que nos queda de dignidad.-
un saludo

Enrique

Estimados compañeros

Cada 24 de marzo nos remite a un marzo de sangre, a una dictadura que para poder implantar un plan económico que busco reducir y destruir la economía del país tuvo que recurrir a un genocidio de proporciones para poder implantarse. Sin embargo, pese a la carnicería que cometió la Dictadura de Videla-Viola-Galtieri, los desaparecidos NO DESAPARECIERON, siguen presentes, están con nosotros recordándonos el camino con su ejemplo militante.

Sin embargo, debemos tener presente que todo genocidio hereda un genocidio anterior, hereda impunidad, hereda complicidad, hereda amnesia colectiva, en este caso, el Ejército de Videla hereda el accionar asesino del Ejercito de Roca, este a su vez hereda la impunidad de la Conquista contra las naciones originarias.

Por eso este 24 de marzo, también debemos recordar a los primeros desaparecidos, a todo ese accionar salvaje que todavía busca enmascarase como un Encuentro de Culturas. No hubo ningún encuentro sino una matanza, no hubo Descubrimiento sino un arrinconamiento, un avasallamiento de las culturas.

Y al igual que los militantes que secuestró la Dictadura de 1976, los pueblos originarios siguen allí, luchando, creciendo, avanzando pese a tanto golpe recibido hace ya 5 siglos.

Adjunto este video realizado por el querido y lucido amigo Dr. Luis Zapiola cuyas imagenes utilizan la excelente música de Daniel Viglietti y también la voz cálida del maravilloso poeta Mario Benedetti.
"Detrás de mi voz, otra voz canta
viene de atrás, de lejos,
vine de sepultada
bocas y cantan
dicen que no están muertos
escuchalos, escucha
mientras se alza la voz que los recuerda y canta
escucha escucha
otra voz canta".
Un abrazo fraterno
Juicio y castigo a todos los culpables!

Marcelo Valko

martes, 16 de marzo de 2010

Llega LA BRUMA a Corrientes


LLEGA "LA BRUMA -TATACHINÁ-" A CORRIENTES

-PROYECCION Y DEBATE EN LA SUBSECRETARIA DE CULTURA-

Amigos: Luego que este marvilloso documental fuera proyectado -y debatido- en Posadas (Misiones), Bella Vista (Corrientes), Ciudad Autònoma de Bs. As., La Plata, y en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, llega por fin a Corrientes. La presencia del Director: Enrique Acuña garantiza que el debate posterior serà màs que bueno!. Los esperamos!

Invitación

Proyección y debate
documental

La Bruma - Tatachiná -(*)

Participan:

* Hector Hugo Boleso

* Enrique Acuña

Viernes 19 de marzo,
17.30 hs.

Lugar: Subsecretaria de Cultura de la Provincia de Corrientes
-Sala Vañek-

***

Organiza: B.A.C (Biblioteca Analitic
a Corrientes)
Auspician: Instituto Oscar Masotta,
Revista La Chicharra Viajera,
El Nuevo Libre,
Subsecretaria de Cultura de la Provincia de Corrientes

www.labrumatatachina.blogspot.com


***
( * ) - Este documental narra un conflicto cultural entre las comunidades guaraníes y los valores de nuestra civilización. Revisa el caso de Julian, un niño mbya guaraní que fuera intervenido quirurgicamente en Buenos Aires ante la oposición de su pueblo. Sus padres se apoyan en un fundamento religioso y una revelación divina del chaman.

El choque cultural es manejado por los medios de comunicación ante la muerte de un niño que revive la función social del sacrificio y demuestra el límite de ambos sistemas de interpretación. Actualmente su comunidad se manifiesta por los derechos a la tierra, la salud y la educación, testimoniando el sentido de las palabras que habitan en la selva de sus símbolos.-

DVD 67´.Guión y Dirección: Enrique Acuña.

Filmada en Misiones, Paraguay y Buenos Aires, 2009.-

*Lecturas críticas en : www.labrumatatachina.blogspot.com

miércoles, 3 de marzo de 2010

AVATAR: Fixión real de un síntoma social



Avatar :

Fixión real de un síntoma social


James Cameron recibió hace unas semanas la sorpresa por la ONG Survival internacional: una tribu de Orissia (India) le solicita ayuda y mediación en un conflicto territorial porque el guión de Avatar, el film más costoso y taquillero del cine actual, estaría construido con la carne de un conflicto real.


Efectivamente los Dongria como los Na´vi existen. Una tribu milenaria que veneran su montaña con un sentido religioso de la vida, un totem que como el árbol de las palabras del planeta Pandora, fluye sentido a sus existencias. Ahí, desde 2009 una Empresa minera inglesa esta por explotar el terreno extinguiendo la causa sagrada de ese pueblo. Un documental que participa en el Festival Antropólogico Espiello, Sorbrade (España) subido parcialmente a la web, narra estos testimonios. (1)


Aunque parezca puro entretenimiento, Avatar es mitad ficción espacial futurista mitad visibilidad del etnocidio aborigen. Esta construcción a medias la hace creíble y original. Eleva el sentido del relato por sobre la dimensión pasatista y el bombardeo perceptivo con su corte de efectos sensitivos. ¿Después de ella el cine será otro cine?


Avatar es placentera también por su argumento: Los Na´vi, pueblo ecologista ideal del siglo XXVII son invadidos por poseer el mineral más rico de la galaxia. El imperio ataca de nuevo pero ahora usa tanques y robots gigantes, alusión a Irak, de modo que la batalla final es tan vanidosa como para que la pulsión escópica del ciudadano americano se satisface, mientras un tercermundista en 3d sufre.


Avatar es soportable porque incluye una dosis de amor en su héroe –un mariner parapléjico recuperado por un dispositivo azaroso- hacía la bella dama indígena. Un amor que obliga sobre el final a su “conversión” espiritual y racial en ese otro diferente que son los “humanoides” del planeta Pandora. Ahí, entre dragones alados, perdura el árbol madre que toca los cuerpos con palabras que dan un alma, tal como se relata en la mitología guaraní. Este universo original hace que todo lo natural sea también cultural, reciprocidad del vegetal con el humano, lengua in-entendible para el otro del Imperio.


Avatar toca gustos diversos. Tanto al adolescente afrodisíaco que palpa la fluorescente medusa que se mete en nuestras butacas hasta la médula en un revival erótico del power-flower, como al correcto “progre” que vota a los verdes contra el calentamiento global, o al respetuoso ciudadano intercultural de la era del post-holocausto.


Pero Cameron tiene ahora un exitoso problema. Tendrá que responder en su mediación por esa fixión real hecha con datos de una guerra actual de razas, es decir de discursos que no gozan de lo mismo. Al escribir esta historia toca sensibilidades pero también razones en el público y en los pueblos que sufren el etnocidio (gusto que toca a un estadista como Evo Morales). Tal vez por los efectos masivos de la narración de una guerra étnica, más que por esos muñecos azulados del cine espacial que inaguró “Crónicas marcianas”. Así el futuro estaba ya en un tiempo anterior, realista.


Si se inquietan más con el guión que con el ojo, las masas cinéfilas podrán interesarse en los síntomas sociales. Por ejemplo saber que hace un año en Perú hubo casi un centenar de muertos detrás de la rebelión de los indígenas amazónicos cuando Texaco usurpó sus tierras en busca de petróleo. O del acorralamiento de los pueblos originarios del Chaco Paraguayo por las plantaciones de soja. Podrán enterarse que la recepción de una obra se teje con hechos verosímiles que obligan a revisar la función social del cine.


Es que los Na´vi de Avatar son una alegoría bien lograda de unos “otros” como los Dongria que existen en nuestros discursos de la alteridad. Cuerpos vivos que deben soportar esos pasajes del placer y la angustia de ser expulsados de sus asientos, cosa que un espectador como nosotros solo soportaría con los anteojos puestos.-


Enrique Acuña



(1)- Los dongria kondh viven en las colinas de Niyamgiri, en el estado de Orissa (India). La empresa británica Vedanta Resources, que cotiza entre los principales valores de la bolsa de Londres, está decidida a abrir una mina en la montaña sagrada de este pueblo indígena, rica en bauxita (mineral del que se obtiene el aluminio).


Ver documental :


http://www.survival.es/noticias/5528


www.survivalinternational.org/mine