sábado, 12 de noviembre de 2011
EXTRAÑEZA Y EXTIMIDAD por Enrique Acuña*Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandú (APPA): Extrañeza y extimidad* ...
Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandú (APPA): Extrañeza y extimidad* ...: Extrañeza y extimidad* Por Enrique Acuña Voy a hablarles de un re...
jueves, 8 de septiembre de 2011
viernes, 26 de agosto de 2011
GANO EL "NO" A LA REPRESA AYUI
Para Medio Ambiente, la represa de Ayuí es legalmente incompatible
Publicado el 26 de Agosto de 2011La Secretaría que dirige Juan José Mussi advirtió que el emprendimiento arrocero del vicepresidente del Grupo Clarín compromete la responsabilidad internacional del Estado. “Causará perjuicio sensible al río Uruguay”, expresó.
La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación resolvió ayer que las obras del Proyecto Ayuí Grande “resultan incompatibles con las disposiciones de la Ley General de Ambiente Nº 25.675 y la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos Nº 26.331”. Mediante la Resolución 1238/11, también determinó que el emprendimiento arrocero que encabezan el vicepresidente del Grupo Clarín, José Antonio Aranda, y el magnate húngaro George Soros “compromete la responsabilidad internacional del Estado por tratarse de una obra que causará perjuicio sensible al río Uruguay, al afectar la calidad de sus aguas”.
Tal como lo denunció Tiempo Argentino el 8 de agosto de 2010, esta polémica iniciativa suponía la apropiación de un curso de agua por parte de dos privados, la inundación de 8000 hectáreas de tierras con bosques nativos, bosques costeros en galería y flora y fauna autóctona en la localidad correntina de Mercedes. El proyecto, alentado por el incremento del precio de los granos en el mercado internacional, buscaba producir 23 mil nuevas hectáreas de arroz, y contaba con el aval del gobierno de Ricardo Colombi, quien la semana pasada enfatizó: “No nos vamos a dejar llevar por falsos ambientalistas que lo único que quieren es que nuestra provincia tenga más del 60% de tierras improductivas”, y añadió: “No podemos tolerar que personas foráneas nos vengan a decir que tenemos que vivir permanentemente en estado animal, sin poder trabajar o producir.”
A raíz de la investigación periodística de este diario, en noviembre de 2010, la Corte Suprema de Justicia de la Nación decidió suspender las obras por 90 días hasta tanto se determine si la misma ocasionará daños al medioambiente y afectará el cauce del río Uruguay. Luego, en junio pasado, la Corte dio por “extinguido el proceso”, ya que el supuesto daño ambiental que podría generar el emprendimiento “no puede encontrar cabida en esta causa” en tanto que excede su objeto, pero reconoció que el Estado nacional tenía competencia para actuar. En ese marco, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable elaboró un informe crítico sobre los eventuales impactos negativos del emprendimiento. Allí concluyó que “el Proyecto Productivo Ayuí Grande constituye un peligro de daño grave e irreversible” ya que contempla “la eliminación y fragmentación de ambientes, la pérdida de diversidad y los cambios en el régimen de pulsos de inundación aguas abajo”. Además agrega que el aspecto más preocupante de la propuesta es “establecer compensaciones económicas ante la imposibilidad de aplicar medidas de mitigación, dado que el bien colectivo ambiente es un bien no monetizable, ni disponible por los beneficiarios de manera exclusiva o en forma sustentable”.
Las reacciones de las ONG que se opusieron a la construcción de la represa no tardaron en llegar (ver recuadro).
Emilio Spataro, de Salvemos al Iberá, celebró la medida y afirmó: “Esto demuestra que todo lo actuado en Iberá fue tenido en cuenta, y es de una enorme satisfacción para las comunidades ribereñas afectadas por estas obras ilegales.”
En tanto, el lapidario informe contra el Ayuí no cayó nada bien en el entorno del vicepresidente del Grupo Clarín, José Antonio Aranda. En diálogo con Tiempo Argentino, el titular de Copra SA y mano derecha de Aranda, Ricardo Freire, señaló que la resolución ministerial “desautoriza las leyes provinciales dictadas por el Estado de Corrientes”, ya que “nosotros contamos con todas las habilitaciones provinciales correspondientes y estábamos en condiciones de comenzar las obras, pero ahora nuevamente nos vuelven a frenar”. Al mismo tiempo, manifestó que “esta situación nos sobrepasa, quedamos en el medio de un conflicto entre el Estado provincial y el nacional; y hasta tanto no se aclare el panorama, no vamos a seguir adelante”. <
sábado, 13 de agosto de 2011
Zaffaroni y los perjudicados del paco.-entrevista-
“Tengo toda la documentación y contestaré”
El juez afirma que no desea protagonizar ninguna epopeya. Dice que los medios deben distinguirse
del amarillismo y rechaza una regulación estatal de prensa.
Y deja una hipótesis sobre quién puede sentirse perjudicado y por qué.
Por Martín Granovsky
El juez de la Corte Suprema de Justicia dice que no está en contra de la investigación periodística, sino del hostigamiento personal y la intervención en su intimidad, ofrece explicar el caso de los departamentos supuestamente alquilados por una inmobiliaria a prostitutas y revela que en los últimos años participó junto con la Policía Federal de un plan que derivó en cien causas ya instruidas por tráfico de cuatro millones de dosis de paco.
Tal como publicó ayer Página/12, Zaffaroni reconoce que tiene una cuenta en Suiza. Dice saber que esa frase despierta fantasmas y por eso aclara que se trata “de la exacta suma que consta en todas mis declaraciones reiteradas a través de los años incluyendo la de AFIP”, y es la cuenta que tenía cuando su pliego a ministro de la Corte Suprema fue discutido y aprobado en el Senado en el 2003. En ese momento, afirma, “tenía 45 mil dólares, por sueldos y honorarios cobrados en el extranjero por trabajos para organismos internacionales”. Dice que la AFIP tiene registro de sus bienes y añade que “a esto se agrega un solo depósito importante, de 70 mil dólares, que es el importe del Premio Estocolmo de la Asociación Sueca de Criminología, en perfecta transferencia documentada del banco sueco al suizo”.
“Me llama la atención que los medios que casi ni mencionaron ese premio, que es el máximo mundial de mi especialidad y otorgado por un jurado internacional, ahora quieran imputarme la ‘cuenta suiza’”, cuestiona. “No es el Nobel (si lo fuera sería de un millón de dólares), pero es el equivalente ante la ausencia de otro más importante. Ahora seguiré con el trámite, me depositarán el dinero en mi cuenta aquí. Creo que el Premio Estocolmo en buena medida es un reconocimiento a nuestro país y a sus criminólogos y juristas y, por ende, tal como lo dije, el importe de ese premio lo distribuiré en un 50 por ciento para fundaciones y otro 50 por ciento para las Madres de Plaza de Mayo, las Madres Línea Fundadora y las Abuelas”, dice Zaffaroni, que antes había concedido una entrevista en el programa Sostiene Granovsky, de CN23, que se transcribe aquí, en la que habló de “un escándalo provocado, un hostigamiento, una campaña de desprestigio que excede a mi persona y va contra las instituciones”.
–¿Contra la Corte Suprema?
–La excede. Va contra la República. No porque yo sea la República. Si esta metodología se generaliza esto tendría varias consecuencias. Primero, el riesgo de destrucción cíclica de personas que tengan menos espaldas que las que tengo yo. Segundo, un efecto sobre algo que nos ha costado mucho conseguir: la libertad de expresión. Algunos creemos que la mejor ley de prensa es la que no existe.
–Por eso la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual no regula contenidos sino que administra el espectro.
–Es que no hay mejor ley de prensa que la Constitución.
–La libertad.
–Exactamente. Pero contra esto hay censuristas. Gente que quiere censura. Si esto se generaliza y las campañas son contra todos, los censuristas podrían tener éxito.
–Pero la investigación periodística no es hostigamiento.
–No creo que sea investigación tener un equipo parado frente a mi casa fotografiando a quien entra y quien sale y fotógrafos siguiendo por la calle para fotografiar a cualquier persona. O fotografiándome a mí. No me refiero a cuando aparecen los muchachos trabajando. Hablo de las 24 horas por día.
–¿Esto supondría diferenciar entre esta forma y cualquier publicación de informaciones u opiniones?
–Exacto. No es lo mismo. Y otro riesgo más es la generalización del método. Silvio Berlusconi lo usó contra un periodista católico. Es ataque y hostigamiento hasta quebrar psicológicamente a alguien. Esto podría inducir a pensar que la gente crea que son todos iguales. Es como explotar un camión atmosférico con su contenido en un espacio de 360 grados. “Son todos iguales” es la antipolítica. Termina en alguien que dice: “Sí, son todos iguales. El único puro soy yo”. Adolf Hitler.
–¿Tan dramático?
–La antipolítica es dramática.
–¿Hay condiciones sociales para ese drama en la Argentina?
–Nunca estoy seguro de que pueda no haberlas. Mejor no incentivarlas. Nunca la política satisface del todo a la población. Por más que haya pluralidad, nunca el Estado hace bien todo, a veces tenemos que optar, nunca nos gusta todo. Siempre hay elementos de antipolítica. Por eso no hay que incentivarlos.
–¿El hostigamiento está mal lo haga quien lo haga?
–Por supuesto. Es un límite. Y hablo de un límite ético autoimpuesto por los medios. Si no hay ese límite, un día los censuristas van a ganar.
–Los códigos periodísticos son razonables: no mentir, no pagar por una nota, no cobrar por una nota, chequear la información. El más famoso, el de The Washington Post, establece que en última instancia es el editor quien calibra si la información pasa ese filtro. O sea que los códigos, además de razonables, son tautológicos.
–En la ciudadanía todos nos comportamos de acuerdo con ciertas pautas éticas. Hay cosas que el Código Penal no prohíbe que uno no debe hacer.
–En la Argentina últimamente la palabra “república” se usa como ideología.
–Mi definición es simple: es la res pública. La cosa pública. Lo que nos atañe a todos.
–¿Cuál fue la secuencia de reacciones ante el primer dato difundido sobre los departamentos?
–Primero la sorpresa ante algo que no conocía. Luego pensé que había la sana intención de algún denunciante. Pero muy pronto me sorprendió que no me lo hubieran comunicado. Me fui poniendo al tanto de los acontecimientos y la realidad y tomé las medidas para desalojar los inmuebles. Nunca recibí una carta documento denunciando que un inquilino desnaturalizara el contrato y violara el reglamento de copropiedad.
–¿Y ahora? ¿Cuál es la reflexión sobre el error?
–No cometí ningún error. Le dije a un apoderado que se ocupara. Si el apoderado –un amigo, una persona grande– se equivocó de inmobiliaria, se resolverá. Los alquileres se pagan en la inmobiliaria. No conozco a ninguno de mis quince inquilinos. Me desentendí.
–¿Por qué?
–Me dedico a mi función de ministro de la Corte, a dar clase, a escribir. No soy una persona ávida de dinero. No hay mortaja con bolsillo. Y bueno, a veces alguna cosa sale mal.
–Uno de los cuestionamientos de quienes no imputan delitos o infracciones dice: “Zaffaroni debió haber tenido más cuidado”.
–Hay gente que piensa eso. Que uno debe cuidarse permanentemente de cualquier cosa, aunque sea correcta, no sea que uno ofrezca un flanco. Yo no pienso vivir como un paranoico. Si tengo que hacer eso me voy a mi casa. Soy una persona normal, no tengo custodia, ando por la calle, voy a restaurantes, nunca me prevalgo de privilegios, hago la fila como cualquiera... Nadie me pidió que viva como paranoico.
–¿Ni siquiera ahora?
–No.
–¿Y las reacciones en la calle?
–Nadie me criticó. Fui al Teatro Cervantes a un espectáculo magnífico y en determinado momento, al final, la gente aplaude, alguien grita mi nombre y el público termina aplaudiéndome a mí. La platea estaba llena. Casi me pongo a llorar. Nunca me había pasado eso.
–Jorge Vanossi escribió en La Nación que debe haber “un pedido fundado de licencia” hasta que el Congreso lleve las actuaciones adelante.
–Tengo entendido que la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados se reunirá después de las elecciones primarias del 14 de agosto. Hasta ese momento hay pedidos de informes. No hay investigación en curso. Yo estoy dispuesto a ir a la comisión que sea, tengo toda la documentación y contestaré lo que sea. La imputación me afectaría éticamente pero no está afectando a la función. Nadie habla de irregularidades cometidas en mi función de juez de la Corte.
–Lo dijo el mismo presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti.
–La discusión pública trata de hechos relacionados con el manejo de mis inmuebles y no tiene nada que ver con mi función.
–¿Está verificado si alguien pudo haber cometido algún delito?
–En cuanto a mi persona, en muchos casos no conozco ni siquiera los inmuebles. Algunos de ellos los cambié por venta de unos terrenos y en consecuencia mi única vinculación es la firma de la escritura. Mi apoderado encargó a la inmobiliaria la tarea de administrar. En el contrato está la inmobiliaria y los contratos son los de precios de plaza. En cuanto a lo que puede haber sucedido dentro de los inmuebles, no lo conozco. Puede ser simple ejercicio de la prostitución, que no sería ningún delito. Puede ser otra cosa que no conozco y por la cual no puedo abrir juicios sin saber qué pasó. Si uno calcula todo como causalidad debe recordar un viejo dicho: “El carpintero que fabricó la cama sería responsable del adulterio que se cometió sobre esa cama”. No, no hay causalidad. No se me puede responsabilizar ni siquiera de un homicidio que pueda haberse cometido en un inmueble alquilado por mí.
–¿Es una hipótesis?
(Ríe.) –Espero que no encuentren un cadáver.
–¿Es una presunción conspirativa?
–Veo cosas raras. Ayer apareció en mi casa y habló con algún personal mío una señora rubia que dijo que ejercía la prostitución y quería conversar porque ella se ofrecía a prestarse para una coartada y podía decir que tenía un vínculo afectivo con alguien de mi entorno que me había traicionado. Puede ser una persona desequilibrada, puede ser una coincidencia...
–¿Qué es, jurídicamente, una coartada?
–Es una forma artificial de montar una prueba para eludir responsabilidades. No necesito ninguna coartada.
–Hay opiniones diversas. Ricardo Alfonsín dijo que “un miembro de la Corte Suprema debe dar un paso al costado”. Francisco de Narváez dijo que “hay que esperar que surjan las evidencias”. Lorenzetti recalcó que en este caso no hay ningún cuestionamiento a las sentencias dictadas en la Corte. La diputada de la Coalición Cívica Fernanda Gil Lozano dijo que “cuando uno ocupa un puesto en la Corte Suprema de Justicia no puede darse el lujo de ese descuido”. José Luis Gioja dijo que “se ha metido mucho la politiquería”. El diputado Eduardo Macaluse, del SI, dijo que tenía buen concepto y que hay que dar explicaciones en el Congreso pero sin hablar ya de juicio político. Federico Pinedo, del PRO, dijo que “Zaffaroni tiene que ir al Congreso a dar explicaciones a los diputados”. Alberto Rodríguez Saá dijo que “si el doctor Zaffaroni no tiene nada que ver habrá sido víctima de una situación”.
–Una respuesta ya la di antes. No voy a asumir “sumo cuidado”. Eso viene de la frase de la mujer del César.
–“No debe serlo sino también parecerlo”.
–Sí. Eso suele terminar en que la mujer del César no parece pero es adúltera. Yo soy como soy. No quiero parecer nada sin serlo. Soy auténtico. Hasta puedo tener desorden en el manejo de mis bienes o delegar sin tener cuidado. Lo asumo. ¿Eso es causal de juicio político? Creo que no. No voy a vivir como un paranoico. En cuanto a la opinión de don Ricardo Alfonsín, la respeto y le tengo un gran respeto a él, pero si la seguimos, estaríamos todos en manos de la prensa amarilla. Van a terminar diciendo que soy fundador del Club Varsovia, el que manejaba la prostitución...
–¿La mafia de las polacas de la Zwi Migdal?
–Sí. La de los años ’30. Si todos fuéramos considerados sucios, todos deberíamos renunciar. Ya lo dije: estoy dispuesto no sólo a dar explicaciones sino a aportar documentación.
–En la Argentina no hay tradición de meterse con la vida privada de los funcionarios públicos.
–Es así, pero además en este caso hay hostigamiento. ¿Qué vacuna puede haber? Estoy en contra de una ley de prensa que regule contenidos y estoy en contra de toda forma de censura. Los mismos medios deben distinguirse entre cuáles son los serios y cuáles son los amarillos, y denunciar el amarillismo. El amarillismo no molesta si en un determinado momento es visualizado como tal. Como la pornografía. Si el amarillismo dice cualquier cosa y todos sabemos que es así, bueno, que digan cualquier cosa.
–Cuando un funcionario, en este caso un ministro de la Corte, dice “vida privada”, ¿a qué se refiere? ¿A los bienes?
–No. En el caso de un funcionario los bienes y las cuestiones patrimoniales o la eventual deshonestidad administrativa o la corrupción no son un tema privado. Lo privado es meterse en la casa.
–Si los medios o los periodistas se distinguen del amarillismo, ¿qué deberían hacer los dirigentes políticos como prevención?
–Ser prudentes. Y la mayoría lo fue. No se prendió en esto de manera irresponsable. Me parece correcto que alguien opine que yo deba dar explicaciones.
–La tradición norteamericana es meterse en la vida privada de los políticos o los funcionarios.
–Es producto de una tradición cultural puritana. Es la que ha sido madre de todos los prohibicionismos, como el del alcohol, con todas las consecuencias.
–La Ley Seca, que terminó estimulando la violencia y la mafia.
–Claro, pero partía de algo: una reacción del grupo inmigrante originario frente a los nuevos inmigrantes de raíz irlandesa, griega, italiana que, católicos o luteranos, traían la tradición de la taberna.
–Franklin Delano Roosevelt fue el que terminó con la Ley Seca en 1933, en plena crisis. Y Roosevelt no sólo intervino en el mercado...
–Alguno podría tildar a Roosevelt de populista, ¿no?
–... sino el que evita que el pueblo norteamericano caiga en una forma de fascismo en el mismo año en que Hitler llegó al poder.
–El prohibicionismo empieza prohibiendo la marihuana porque la llevaban los mexicanos. Y sucede mucho antes que el opio, cuando el opio es mucho más grave. Y el opio se prohíbe más bien como reacción a la inmigración china. El puritanismo crea la tradición de meterse en la vida íntima.
–La tradición francesa es distinta. O era.
–Presidentes de Francia tuvieron hijos extramatrimoniales que salieron a la luz después de que fallecieron.
–¿Una sociedad menos prohibicionista es una sociedad más libre?
–¡Claro! En la medida en que uno se mete en la intimidad de la persona es que quiere regularle la intimidad.
–¿La Argentina es más prohibicionista o más libre?
–La intimidad de nuestros políticos se hizo pública cuando ellos la hicieron pública.
–El divorcio de Carlos Menem cuando una fuerza de seguridad se ocupó de sacar a Zulema de la Quinta de Olivos.
–No quería mencionarlo, pero ése es el concepto. Pero creo que somos una sociedad más libre y respetuosa. Tendencias hay, y brotes de puritanismo, por regla general bastante hipócritas, también, pero no llegamos al prohibicionismo instalado. En el fondo privilegiamos la libertad.
–En casi 28 de democracia es así, con excepciones como la del jueves 28 a la madrugada en Jujuy, y esto corre por mi cuenta y ni pido opinión, cuando una represión terminó en cuatro muertos con intervención de una empresa privada, la policía y funcionarios del gobierno jujeño.
–En los últimos 28 años la sociedad tuvo una evolución cultural que me asombra. A favor.
–¿Cuál fue la reacción de colegas y asociaciones de la Argentina y del exterior?
–Declaraciones individuales y colectivas, masivas, de apoyo. Lo siento mucho. No quise provocarlo.
–¿No hay intención de epopeya?
–De ninguna manera quiero ser protagonista de una epopeya. Sólo quiero dar las explicaciones que tenga que dar, o a quien no lo vea claro...
–¿Con permanencia en la Corte?
–Si el amarillismo me hiciera renunciar estaríamos perdidos.
–¿Esto entraría en la teoría del chivo expiatorio?
–No. El chivo expiatorio es identificar a alguien como autor de todos los males para cargárselos a él, que es sacrificado. Y suele ser un grupo. Los adolescentes y los jóvenes en la Argentina de los últimos años, por ejemplo. Poner todos los males de la sociedad en cabeza mía es un poco difícil.
–Una versión vinculó al arzobispo Jorge Bergoglio con la Fundación La Alameda, que hizo la denuncia, y con supuestas críticas directas.
–Tengo claro que el cardenal no tiene nada que ver con esta porquería.
–¿Hubo reunión con el secretario de Legal y Técnica Carlos Zannini y con el ministro de Justicia Julio Alak para conversar del tema?
–Eso lo publicó La Nación. Las pocas veces que voy a la Casa de Gobierno entro y salgo por donde están los granaderos. No suelo reunirme en la Jabonería de Vieytes. Inventar esa reunión, que no existió, en el momento en que había un riesgo de que esto se corriese a la política y se convirtiese en un problema político, es una intriga peligrosa. Admito que alguien puede no estar de acuerdo conmigo y esté en las antípodas ideológicas, o que critique mis sentencias, pero inventar una reunión que no existió rompe toda regla de ética periodística.
–¿Para qué son las reuniones con funcionarios del Ejecutivo?
–Por cuestiones de Presupuesto, de leyes, de ajuste legislativo del mapa judicial, de habilitación de partidas, etcétera.
–¿De fallos?
–Nunca. Eticamente no podemos hablar de fallos con una de las partes.
–¿Este llamado “hostigamiento” puede ser atribuido a una causa que pueda llegar a la Corte?
–No, pero me suenan raras algunas cosas. Hubo acceso a los celulares de todo mi grupo de colaboradores. Ni yo tengo todos los números de todos. Tengo dos o tres y si es necesario se hace una cadena. También los hostigaron. Los llamaron hasta de madrugada, como a mí me dejen un vehículo en la puerta y sigan a cada persona que sale de mi casa. Alguien que quiere informar no hace eso. Investiga de otra manera. No descarto que pueda haber algún nivel de corrupción.
–¿En qué sentido?
–Personas que puedan pertenecer a una fuerza pública.
–Es fácil investigar la primera parte. Alguien de un consorcio cuenta algo y luego un periodista investiga.
–Por eso digo: conseguir todos los celulares no es tan fácil. Puede haber un motivo relacionado con posible corrupción. Desde hace un par de años, a través de una acción coordinada con un sector de la Policía Federal, promovimos el secuestro de casi cuatro millones de dosis de paco. Hay casi cien personas con instrucción terminada y elevada a juicio oral. En mi vida no me ahorro conseguir algunos enemigos y algunas envidias. Tengo para formar varios cuadros de fútbol, pero ahora se trata de otra cosa.
–¿El caso del paco es una hipótesis?
–Sí. Es un interés concreto perjudicado
El fin del estado de Bienestar en los paises europeos- por Eric Calgcano.
¿DE QUÉ ME QUIEREN CONVENCER?: Fallo del juez federal Esteban FurnariLa justicia...
La justicia...: "Fallo del juez federal Esteban Furnari La justicia ordenó a Cablevisión incorporar a CN23 a su grilla ..."
lunes, 25 de julio de 2011
Una elección (-un país, un presidente, uno-vive-aqui)
domingo, 5 de junio de 2011
sábado, 4 de junio de 2011
Borges / parodia / Macedonio
"Naci porteño y en un año 1874, todavia no pero un poco despues comencé a ser citado por Jorge Luis Borges con tan poca timidez de encomios que por el terrible riesgo a que se expuso con esa demencia, comence a ser el autor yo de lo mejor que él había producido" dice en una carta Macedonio Fernandez, recojida por su hijo Adolfo de Obieta ante una entrevista de Germán García.(1)
Luego, en el entierro de Macedonio, en un tono drámatico por clima de despedida y el jocoso de un diálogo genial, Jorge Luis Borges no deja de causarse por su citador-citado como efecto de aquello que Harold Bloom llama la "angustia de las influencias".
Una de las felicidades de mi vida es haber sido amigo de Macedonio, es haberlo visto vivir.
Jorge Luis Borges
sábado, 21 de mayo de 2011
MAYO ESPAÑOL: La revuelta es po e lí tica -testimonio de un asambleista del Sol-
Una crónica de la Plaza del Sol
por Eugenio Castro
"es el encuentro deseado con lo reprimido que retorna lo que nos hace dar vueltas y vueltas sobre esa plaza en la que, lo que acontece excita los sentidos insospechadamente y no parece haber, hasta el momento, condición que les limite."
Tres boletines sobre este movimiento de desobediencia civil que tiene lugar en Madrid:
18 mayo 2011-
EL SOL SALE POR LA NOCHE: Mínimo apunte de una noche en la revuelta de Madrid.
Hoy, 18 de mayo, a las cinco de la mañana la asamblea general, que había empezado a las tres y media de la madrugada, seguía viva. Unas mil personas ocupaban Sol a esa hora. El paisaje era maravilloso: gente durmiendo, o dormitando, o entre mantas, y de pie, deambulando, pegando carteles con consignas en términos generales imaginativas, intercambiando ideas, dueños de su cuerpo y de su sueño. Y amantes que se amaban, sí, tal cual. Un guante negro sobre los cartones. Y un hombre-manta, de pie, se retrataba a sí mismo porque había encontrado su nueva belleza. El cansancio fraterniza con la imaginación. El sueño vive encima del asfalto. El onirismo y la vigilia juntos: casi podría decirse que el sueño y la acción se han hermanado (¡ah, Baudelaire!). No exagero nada. ¡Qué alegría! Dure lo que dure, como dice una pintada: el mundo gira alrededor de Sol.
Ahora sólo puede uno dejarse llevar por este júbilo, a pesar de los reformistas, izquierdaunidistas y otras filtraciones que quieren apropiarse del maravilloso desconcierto en que está sumida la clase política. Estos no son más que pingajos ante el acontecimiento en sí.
19 de mayo.
A las dos de la madrugada, la lluvia había arracimado a la gente
en las carpas, de tal modo que la concentración se había convertido también
en "mercado" en el que se había producido una cualitativa función de uso de
las cosas. Se hacía más ostensible el ir y venir de plásticos, mantas, agua,
comida.
Gente con carros de la compra traía las cosas del dormir, no los
objetos de la mercancía. Y dentro de las carpas, la expresión de la gente
seguía siendo de desdén a las dificultades que había puesto el clima. Y el
diálogo y las reflexiones sobre lo que está aconteciendo creaban una palabra
común. Pero también afuera, como no podía ser de otro modo. De hecho, afuera,
las asambleas continuaban. Al menos, la de acción agrupó a un número muy
importante de personas. Era hermoso ver cómo dos de ellas tiraban del carro
que transportaba el altavoz y el micrófono por las losas llenas de agua y
cartón empapado y los portadores vociferaban el lugar del encuentro. Y allí
que íbamos los que queríamos.
Es interesante pensar en una imagen que cambia los signos: hoy la gente no
sale corriendo hacia ningún refugio, sino que duerme al raso, aun las
inclemencias.
Y un dato promisorio: empezaron a instalarse tiendas de campaña. Al menos se
contaron seis, lo que le daba una nueva significación a la acampada. Un poco
antes se consiguió "echar" a la policía: se fueron con sus carros donde no
se les pudiera ver más... por esa noche. No cabe duda que a ello contribuyó
un poco la lluvia, que tiene el efecto saludable de eliminar ciertos
elementos pesadillescos de la vigilia. A sí se duerme mejor.
No me olvido de recordar que unas horas antes, caída la noche, alguien soltó un globo aerostático de pequeñas dimensiones, con el fuego dentro, y por tanto de un color rojo anaranjado, que se elevo por encima de la Puerta del Sol. Era sorprendente: el sol salía por la noche.
20-21 de Mayo.
Plaza tomada, plaza imantada. Esta parece ser la gran potencia que ha adquirido la Puerta del Sol. Se hace difícil no sentirse un errante en ella, porque cuando uno ha decidido abandonarla, uno no puede hacerlo, pues algo se cruza en su camino que desvía su propósito, en el fondo seguramente débil, porque es dificilísimo salir de esta comunidad sin confesión alguna, plenamente vocal y elocuente, en su vociferación y en su silencio. Sí, tan pronto se aleja uno tiene que girar, pues un nuevo acontecer se produce, y por mínimo que sea está cargado con la fuerza de los hechos, y con su belleza, que, por qué no decirlo, es más convulsiva de la que se había leído.
La plaza se imanta de la energía de los cuerpos, de los gritos. La reivindicación o la furia política se hacen físicas en esa vocalización gigantesca, plena de alegría y humor. Una cadena de televisión. Su corresponsal. Quieren transmitir en directo. La gente lo ve y comienza a lanzar un grito colectivo ensordecedor que impide a la corresponsal hablar y a sus directivos en el estudio escuchar nada: “El ruido del deseo tapa los altavoces de los amos”.Y la plaza se imanta de la energía de las mentes, que deja brotar su imaginación porque la imaginación es otro de los polos de esa imantación.
Imaginación y humor. Ayer por la tarde-noche, cuando aún había luz solar, se vio desplazarse por encima de las cabezas de la gente, entrando por la calle Preciados, un sofá encarnado de escay. Desapareció tras una estructura metálica, pero al rato sobrevolaba nuestras propias cabezas, literalmente, perdiéndose hacia el fondo.
¡Qué imagen poderosa, viva, no diferida! Como también lo es una tetera de gran tamaño que alguien ha colocado en un extremo de una marquesina de autobús. Claro, era la tetera de Alicia, y todos comemos las galletas que nos convierten en increíbles seres menguantes, para reconocer el genio latente de los acontecimientos; o seres crecientes, que se elevan sobre la imposibilidad, el realismo, la predestinación y la fatalidad social.
Desde el principio de esta colectiva desobediencia civil, tapando la fachada de un edificio, hay un descomunal panel de una multinacional de cosméticos que viene ensuciando la vista de tantas y tantas personas. Pero ayer, como decía una voz, alguien comenzó a transformarlo al modo en que Léo Malet llevó a cabo el décollage de la publicidad.
Primero un grupo de activistas se encaramó a lo más alto de ese panel y desde allí desplegó un elocuente cartel de elaboración propia que mostraba un torso de militar fascista/nazi con orejas negras de Micky Mouse, el emblema del euro en forma de pincho de corbata y la leyenda “No nos representan”. Al lado de esta acción, quizá el mismo grupo cambió dos palabras de la publicidad cuya leyenda transformó en “Democracia real” (sic).
Debajo, una serie de palabras como París, Piel mediterránea, 48 h., daban cabida al maravilloso ejercicio de la asociación mental y sus relaciones con la historia de las revueltas de ayer y de hoy. Momentáneamente, la culminación de este décollage la realizó un hombre que rasgó el panel por la parte del seno de la mujer publicitada y saco su cabeza. Entonces, a nuestro lado, una voz gritó: “Es el pezón de la revolución”; grito que se coreó al unísono por los alrededores de esa zona de la plaza en la que algunos nos encontrábamos. Mientras tanto, el hombre, no dejaba de mover la cabeza, en un gesto de turgencia y excitación. Humor, erotismo e imaginación celebran aquí sus esponsales. La poesía ha saltado a las calles.
Decía que está plaza esta imantada y que la noche -y si cabe la madrugada un poco más- le vuelve a uno aún más sensible a este fenómeno. Apenas si puede uno dejarla. Es un efecto totalmente contrario al de “El ángel exterminador”. No es lo reprimido que retorna lo que mete el miedo e impide salir afuera, como les sucedía a aquellos miserables burgueses de la película de Buñuel. En sentido inverso, es el encuentro deseado con lo reprimido que retorna lo que nos hace dar vueltas y vueltas sobre esa plaza en la que, lo que acontece excita los sentidos insospechadamente y no parece haber, hasta el momento, condición que les limite.
Así se divaga por dentro de las carpas, o se mora en ellas, o se para uno a leer o a lanzar y escribir las palabras de la revuelta, del sueño, de la poesía por aquí y por allí: “Cada corazón es una célula de la revolución”, “Seguid durmiendo mientras arde el pavimento y os cuentan que está lloviendo”, “Utopía o nada”, “Queremos vivir siempre en este huracán”, “Ayer corríamos al refugio, hoy dormimos al raso”, “Arde lo que será”, “El futuro es de los intensos”.
Y los grupos de personas ya no solamente se tiran bajo las lonas de las carpas, también lo hacen en el asfalto de las calles o en las aceras de la plaza. “Ayer corríamos a los refugios, hoy dormimos al raso” Y se puede leer y habitar y dormir la maravilla, deparando con lo desconocido, humano o cosa: “Cerrado por revolución, disfruten las molestias”, decía una pequeña pancarta, y a su lado, pereceando, sus practicantes.
En estos días comprobamos lo que se había deseado, lo que se había invocado: Los días en rojo han saltado de los calendarios laborales y ahora cada día es una fiesta. Verdaderamente, tal es la poesía… en mayo de 2011.
Eugenio Castro.(poeta)
lunes, 16 de mayo de 2011
viernes, 6 de mayo de 2011
PSICOANALISIS Y LITERATURA: "El poeta le lleva la delantera al analista".
martes 3 de mayo de 2011
Enrique Acuña: “El poeta le lleva la delantera al analista”
Con la mesa sobre psicoanálisis y literatura se cerró el mes de abril del ciclo llamado Hojas en otoño.
Durante casi una hora y media, el psicoanalista y escritor Enrique Acuña, de reconocida trayectoria, dialogó con el público sobre su experiencia acerca de las relaciones (a veces difíciles) entre la creación y el inconsciente.
Autor de Resonancia y silencio. El psicoanálisis y otras poéticas (Edulp, 2009), durante la charla se tocaron muchos temas que se abordan en su libro. Poniendo en práctica la teoría del iceberg planteada por Hemingway, Acuña tiró puntas de interesantes conceptos y teorías que permanecieron “resonando” en el auditorio. Por la complejidad o especificad, algunos temas encendieron chispas que un espectador activo no durará de buscar en el libro citado.
Respondiendo a la pregunta acerca de la relación entre psicoanálisis y literatura, el autor observó que la cuestión no es tan fácil de argumentar, más teniendo en cuenta que muchas veces, se la plantea también “al psicoanálisis frente a la literatura”. Malos entendidos, errores de práctica y cuestiones de procedimientos contribuyen a este fenómeno.
En lo que a deudas y préstamos respecta, Acuña parafraseó a Jacques Lacan y dijo: “El poeta le lleva la delantera al analista”. El psicoanalista francés había dicho esta frase en un homenaje a su compatriota, la escritora Marguerite Duras; entre otras cosas, Lacan decía que la novelista había realizado en sus obras, operaciones de lenguaje que él trataba de explicar a través de la lingüística y distintos autores teóricos.
En la misma línea, pueden marcarse una línea de influencias en la obra de Sigmund Freud, que iría de los griegos a Dostoievsky, pasando por Shakespeare, Nietzsche, Schöpenhauer, entre otros.
Sobre la influencia opuesta, es decir, del psicoanálisis a la literatura, Acuña citó su ensayo “Problemas de la melancolía en Alejandra Pizarnik”. Se trata de un texto polémico en donde se habla de cómo la herencia del surrealismo se convirtió en una versión en donde la poesía tenía que realizarse con la biografía. El “hay que escribir como se vive”, ponía hincapié en una escritura de la mente, del ser del individuo en su obra. “Pizarnik es un sacrificio de la época”, concluyó Acuña.
Lo anterior está relacionado con un abuso de aplicar el psicoanálisis a las vidas literarias y no a las obras. “Se buscaba en la vida del autor motivos para explicar por qué el tema elegido era tal o cual”, expresó.
Acuña también habló del problema de pensar el psicoanálisis como una narratología. El cuéntame tu vida, el pensar que se puede historizar todo y la idea de recuperar el pasado, generan rechazo porque mucha gente lo ve como algo parecido a la literatura del yo: “el buen cuento autobiográfico”.
“Lo interesante es ver el inconsciente como un tiempo, y no un tiempo narratológico, hay un corte, un agujero, el inconsciente aparece donde no hay palabra”, dijo Acuña, afirmando que “el inconsciente es el punto de escansión temporal, el punto donde el individuo se cierra”.
Para finalizar el autor habló de su actividad como escritor, y dijo ser muy respetuoso a la hora de cambiar el traje de analista por el de autor de ficción. Muchos de sus poemas publicados debieron superar su propia autocensura y sólo fueron publicados tras la forzosa insistencia de sus editores.
El ciclo continúa el próximo jueves 5 de mayo, inaugurando un nuevo mes titulado Para ellos la eternidad, con un homenaje a Rodolfo Walsh, con la presencia de la escritora y crítica literaria Elsa Drucaroff y del periodista y escritor Enrique Arrosagaray.
Emmanuel Burgueño
Nota publicada en el diario Diagonales el 3 de mayo de 2011.
FOTO: ARCHIVO MILBOTELLAS.
http://milbotellas.blogspot.com/2011/05/enrique-acuna-el-poeta-le-lleva-la.html
Publicado por Editorial Mil Botellas en 18:54
Etiquetas: Cuatro Ficciones - año 2011
viernes, 1 de abril de 2011
Entre los conflictos sociales y las historias individuales
DIARIO EL TERRITORIO -Posadas-
Entre los conflictos sociales y las historias individuales
El psicoanalista y escritor Enrique Acuña vino a abrir ciclos de dos instituciones locales. Habla del malestar de la cultura de este tiempo .
Enrique Acuña es psicoanalista y escritor, se encarga, entre sus tareas habituales, de hacerse cargo de la responsabilidad que conlleva ser director de enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata; de su imaginario y bagaje partió “Resonancia y Silencio-Psicoanálisis y otras poéticas”, entre muchos otros textos de cabecera del psicoanálisis, arte y cultura.
Un hombre que incursiona en el género literario con cuentos, novela y poesía, además de aportar trabajos como guionista cinematográfico. Llegó en el vuelo de la mañana de ayer, vino una vez más a la región.
Culminan hoy comprometiendo la unión del Instituto Oscar Masotta Posadas y la Asociación de Psicoanálisis de Misiones (APM). Mediante una serie de envíos, bajo la forma de pre-textos (el lector puede hallarlos en www.apm-blog.blogspot.com), psicoanalistas de las instituciones convocantes adelantaron las diversas problemáticas a abordar, invitando a la lectura primero y la conversación después, en el momento del encuentro.
“Enrique Acuña plantea, en relación a la temática de este segundo encuentro el malestar actual en la cultura, a partir de la tensión entre la ciencia, las humanidades y el psicoanálisis en tanto tres maneras de tratar dicho malestar, pero que tienen efectos diferentes.
Mientras la ciencia a partir de la técnica conduce a una realidad utilitaria, las disciplinas humanísticas son el campo fértil para los nuevos síntomas, la experiencia del psicoanálisis conduce a un saber nuevo para cada quien ligado no ya a los objetos de la ciencia sino a su deseo” explicó Christián Gómez, psicoanalista posadeño miembro de ambas instituciones.
En el transcurso de las jornadas de trabajo hubo lugar también para pensar, desde el psicoanálisis y su modo de tratarlos, “los síntomas que aquejan a quienes viven en lo contemporáneo de una época caracterizada por la caída de los grandes relatos emancipadores”.
En definitiva, las problemáticas que dominan estas dobles aperturas, podrían ser resumidas en “los tratamientos del cuerpo en una dependencia confortable del medicamento, el deseo de nada y sus no tan nuevos nombres como el par anorexia-bulimia, la construcción de la figura del adicto como signo de estos tiempos y la proliferación de identidades sociales que dan al individuo modos de pertenencia aunque sin la solidez de otros tiempos”.
Acuña, antes de abordar su avión a Posadas escribirá escuetamente, “este fin de semana se realiza en Posadas un Seminario Clínico y un Encuentro de Psicoanálisis con la Historia y la Cultura. Es un debate sobre temas ligados a conflictos sociales y las historias individuales”.
Nombres
Se trata de observar en nuestra época cómo son afectados los cuerpos por las palabras, los nombres, o como se dice, “las etiquetas”. Alguien se puede nombrar a si mismo por su modo de vida cotidiano: ama de casa, albañil o consumidor de drogas. Van surgiendo nuevas formas de decirse “yo soy esto o aquello” según lo que el mercado ofrece para el consumidor. Creando falsas identidades se organizan tribus urbanas: el consumidor de internet, el de las pastillas, el del sexo, etc. En ese movimiento captamos que de “la gente” puede surgir alguien que está pensando en su propia historia mas íntima; eso es el inconsciente y es lo que debe hablar.
Técnicas
Este nuevo siglo es rico en avances de la ciencia. Gracias a internet uno puede estar comunicado y hablar en forma simultánea con otra persona en la gran aldea global. La globalización puede ser económica, y arrasar con el capital a los países más débiles o puede ser cultural y de esas importaciones se aprende algo. En el campo jurídico, el derecho permite nuevos nombres al ofrecer el derecho a las minorías sexuales, étnicas, de género. Hay nuevas formas del contrato civil, como las uniones del mismo sexo, que generan nuevas formas de la familia y de lo que es un padre.
Inconscientes
Entre estas dos tendencias sociales, una que es para todos y otra que retorna al pequeño grupo, hay una tercera interesante, que es dejar que cada uno tome la palabra, diga su identidad, quiebre sus identificaciones y finalmente sepa quien es en otro sentido. Este método lo inventa Freud en Viena hace cien años, pero sigue teniendo eficacia en el siglo XXI porque es el lenguaje el que crea la realidad y no los medios de comunicación aunque lo intenten. Entonces ya no hay como hace cien años un Padre de la tradición (de familia, de la iglesia o de la ciencia) que nombre bien el deseo de los sujetos inconscientes. De ahí el recurso a la palabra de nuevo.
Globalización
Definimos entonces la cultura como globalizada, universal, de derechos para todos; pero con un malestar que se manifiesta en las protestas particulares. Observen por ejemplo, los alaridos nacionalistas del “ser nacional”. Eso viene bien al relativismo cultural propio del pensamiento posmoderno, donde cada pueblo tiene su propio libro de creencias para vivir.
Psicoanálisis
El psicoanálisis supone la existencia de un Otro que no soy yo sin embargo está en mi. Un extranjero interior que resulta inquietante por eso se alivia la angustia al ser alguien escuchado.
Esos pensamientos íntimos comparados con los ideales sociales generan conflictos.
Futuro
Este nuevo siglo de libertad ante “la caída de los dioses” como decía Nietzsche, permite que los nombres se repartan otra vez, el asunto es saber quién es “el Padre” que nombra, dando etiquetas, a veces es preferible que sea el inconsciente de cada uno y no el caos social.
Casos
Un joven me decía que sacaba más placer en la conversación por chat en Internet que en su vida cotidiana. Hace una adicción a esa práctica de goce. Después de adorar a una chica por la pantalla, se encuentra en la vida real y se decepciona. Recurre entonces a la masturbación con la única mujer que amó. Luego, sus padres entran en una crisis de autoridad y se va de su casa. Despojado, sin internet y solo, encuentra una mujer real. Esa experiencia se vuelve un síntoma que es relatada al analista y cede su angustia.
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el perfil •
Dr. Enrique Acuña Director Delegación Posadas del Insituto Oscar Masotta. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Escuela de la Orientación Lacaniana y del Centro Descartes (Buenos Aires). Director de enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata.
miércoles, 23 de febrero de 2011
RETRATO DE JACOBY POR RICARDO PIGLIA
Retrato del artista invisible
Desde hace 50 años, viene practicando una forma de arte en cambio constante y siempre un paso adelante: las vanguardias de los ’60, la resistencia pacífica, astuta y confabulada contra la represión intelectual de la dictadura, el tráfico de ideas bajo la alegría bailable de Virus, la mezcla telúrica de redes sociales y trueque del Proyecto Venus y Bola de Nieve. Atento a las nuevas tecnologías, a la política y a la sexualidad, Roberto Jacoby tiene una obra que, por esencia intangible, fugaz, siempre lanzada hacia adelante y a la espera de ser completada por la experiencia de verla o ser parte de ella, se resiste a entrar a los museos. Sin embargo, la semana que viene, el Museo Reina Sofía de Madrid inaugura una retrospectiva de ella. Ricardo Piglia, que lo conoce desde sus principios, recorre su trayectoria, revela el poder iluminador de su obra, explica por qué sus mil metamorfosis tienden todas a proponer una vida mejor y recuerda el día en que Jacoby dejó mudo a Umberto Eco en un bar de la calle Florida.
Por Ricardo Piglia
1. ENTRE EL TEDIO Y LA POLITICA
La obra de Roberto Jacoby no plantea la cuestión –habitual hoy en día– “¿Qué es el arte?” o “¿Qué puede considerarse arte?”; su trabajo gira más bien en torno de la pregunta “¿Qué es un artista?” o quizá, con más precisión, “¿Qué será un artista?”, a la manera del siempre renovado asombro infantil pero también en el sentido del futuro: el artista como una figura fugaz que va siempre hacia adelante, que no se puede cristalizar, que está en constante fuga hacia el porvenir.
A veces Jacoby mismo encarna ese lugar; a veces lo señala, lo rastrea y lo hace ver. De hecho, su obra puede pensarse como la cartografía de una figura casi invisible, la construcción de un mapa con el indicio de las localizaciones y los modos de aparecer y de esconderse del artista. Un ejemplo de esto fue el plano de La manzana loca (1986), donde trazó el diagrama de una zona de Buenos Aires, una topografía de las instituciones, plazas, galerías, librerías, bares y hasta peluquerías de la ciudad, en donde se constituyeron los espacios fundamentales de sociabilidad artística en los años ’60, y se generaron cruces entre artistas e intelectuales de diversas edades, generaciones, tribus, géneros y clases. Desde esta perspectiva, la definición del artista adquiere una dimensión territorial: ocupa lugares y coordenadas específicas y su identificación es para Jacoby una de las formas de la práctica contemporánea del arte. Otro ejemplo posible es el proyecto Bola de Nieve: una red de artistas curadores que señala las relaciones entre los creadores a partir de su reconocimiento mutuo, e intenta renovar el entramado del arte en las condiciones abiertas por las nuevas tecnologías. Así, en medio de la sobreexposición y la instantaneidad de la escena actual, la obra de Jacoby reformula su propuesta: ¿dónde habrá un artista?
Las fronteras de esa búsqueda son, por un lado, el tedio y, por el otro, la política, o mejor, la política revolucionaria. Stendhal dedicó parte de su novela Rojo y Negro al aburrimiento que genera el día a día de la vida autocrática burguesa, en la que sólo importa causar una impresión favorable en los demás sin que, en el fondo, nadie disfrute realmente con esa clase de éxitos. Sujeto sin deseo, el individuo burgués es sometido a la serialización, al vacío, como una forma de control opuesta a la pasión política.
En la obra de Jacoby se observa un primer límite de lo que queda afuera de su universo y es precisamente la indiferencia, la languidez, lo que podríamos llamar el arte en estado de coma. Durante la última dictadura militar argentina, el efecto del terror –aunque no fuera uno afectado personal y directamente por la represión– se manifestó como inacción generalizada, parálisis; el terror como espera y tedio mortal. Ese estado de ánimo formó parte, en la concepción de Jacoby, de una respuesta pasiva a la experiencia del terrorismo de Estado: “Las estrategias políticas del gobierno militar habían operado exitosamente sobre los cuerpos a través de la aniquilación, los tormentos, la prisión, el control urbano y los sistemas de información, ya que su meta fue lo que Clausewitz denomina ‘las fuerzas morales e intelectuales’, que suele ser en la guerra el verdadero objetivo para la destrucción de las fuerzas físicas o corporales. En verdad actuaron sobre el estado de ánimo de la población hasta que los impulsos de autonomía se extinguieron casi por completo”, escribe Jacoby (en La alegría como estrategia, 2000).
En contraposición, su práctica artística va hacia la política, sin abandonar nunca el trabajo creativo sobre la forma. En el marco de esa intervención se ubica el conjunto de acciones que dio en llamar “estrategias de la alegría” y que comprendió, entre muchas otras propuestas, su participación en el renovador grupo de pop-rock Virus desde 1979 y más tarde las fiestas nómades en espacios no convencionales que organizó en los ’80. Virus formó parte de un conjunto de prácticas que fueron un modo de resistir al clima de opresión no sólo a través del uso del humor en las letras de las canciones y de la composición a partir de ritmos alegres y bailables, sino también por medio de las condiciones de producción de los espectáculos, la forma de organizar la sala, la dimensión performática de los shows. Una invitación a no quedarse sentado ni solo, a bailar y celebrar con otros.
En ese territorio imaginario, definido en sus bordes por el tedio y la política, lo que está en el cruce es la amistad, o, en términos de Jacoby, las “tecnologías de la amistad”: una metáfora de la construcción de grupos que nos da una pista acerca de la figura del artista por la que Jacoby se interroga en términos de futuro y de deseo: para él un artista es, o mejor será, alguien que no se piensa en tanto individuo sino que privilegia la producción colectiva, la colaboración, la acción grupal. De allí su interés por las sociedades experimentales que tuvo su momento de mayor institucionalidad en 2004 cuando dirigió el Area de Sociedades Experimentales en el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires, pero que se remonta mucho más atrás, al fallido intento del que fui parte, Internos. Aquel proyecto, pensado a fines de la dictadura en un intento de romper el aislamiento reinante, quería producir una red de intercambios de ideas, percepciones, lecturas, textos en proceso, entre una heterogénea lista de intelectuales. Algo a lo que luego Internet nos acostumbró, pero que en los primeros años ’80 implicaba montar un sistema de circulación en red de mensajes, de imágenes y de textos, mediante fotocopias, envío de fax y llamadas telefónicas en cadena. Un desarrollo de esos circuitos semipúblicos (grupo de conocidos, mensajes en serie, prácticas múltiples) fue el Proyecto Venus, donde un colectivo de artistas constituye una sociedad virtual, acuñando una moneda propia y formas de gobiernos inmóviles y fugaces, para intercambiar experiencias, servicios, obras, teorías, actos e intervenciones públicas.
Encuentro una vinculación entre estas iniciativas colectivas de Jacoby y las hipótesis sobre las intrigas y los grupos que se constituyen para planificar acciones paralelas y mundos alternativos que esbocé en mi presentación Teoría del Complot, que expuse en uno de los Plácidos Domingos en los que se gestó el proyecto Venus. Se trataba de definir una forma de complot no secreta y amenazadora, sino pública y pacífica. Allí, yo proponía la vanguardia como una respuesta política, propia y específica, a los procedimientos de construcción del poder político y cultural implícitos en el liberalismo, una respuesta a la idea del consenso y el pacto como garantías del funcionamiento social, la visibilidad del espacio público, la noción de representación y de mayoría como forma de legitimidad. La vanguardia vendría a cuestionar estas nociones, con su política de secta, de intervención localizada y explosiva, con su percepción conspirativa de la lógica cultural y de la producción del valor, como una guerra de posiciones. El modelo de sociedad de la vanguardia es la batalla, no el pacto, es el estado de excepción y no la ley. La práctica artística alternativa hace ver lo que las ideas dominantes niegan y se propone debilitar los centros de poder cultural y alterar las jerarquías y los sistemas de significación. De este modo, la vanguardia artística se descifra claramente como una práctica antiliberal, como una versión conspirativa de la política y del arte, como un complot que experimenta con nuevas formas de sociabilidad, que se infiltra en las instituciones existentes y tiende a disolverlas y a crear redes y formas alternativas.
Jacoby realiza ese tipo de intervención al crear plataformas para pensar en conjunto, conectarse y actuar por afuera de las instituciones. La práctica artística es colectiva y contingente, cualquiera puede ocupar ese lugar provisorio y desvincularse de él: la figura del artista es utópica, igualitaria e incierta. La obra de Roberto plantea ese problema desde el inicio en los años ’60 (nosotros –los artistas– desmaterializamos) y lo renueva hasta la actualidad (en la intervención grupal y política propuesta en la Bienal de San Pablo, 2010).
Estamos ante una actividad de larga duración definida por la transformación y la metamorfosis del arte; en estos cincuenta años de trabajo Jacoby no fue un precursor sino un artista que ilumina previamente prácticas secretas que un tiempo después se advertirán de modo generalizado y serán de comprensión inmediata. Su obra tiene la doble temporalidad de la ironía; el sentido no se comprende en el momento sino luego de un lapso incierto en el que por fin la risa ilumina la oscuridad. El arte es la captación diferida, el efecto futuro, Jacoby es el artista irónico, el que vive como si conjugara mal los tiempos verbales, desfasadamente, a destiempo; es el intempestivo.
2. MODOS DE HACER
¿En qué sentido Jacoby puede considerarse un artista irónico? En sintonía con propuestas como las de Marcel Duchamp, William Burroughs o Macedonio Fernández, Jacoby piensa más en el acto artístico, en la acción de crear, que en la obra como producto terminado. Es en ese gesto donde yo leo la impronta de la desmaterialización en su trabajo: la acción artística es más importante que el resultado mismo, la invención no se dirige hacia el objeto material en sentido pleno sino que el objeto es un punto de partida para la construcción de una experiencia. Eso para mí es lo importante de la noción de desmaterialización que Masotta retoma de El Lissitsky y que Jacoby y su grupo llevaron a la práctica.
En ese sentido, su obra liga la desmaterialización a los avances de la tecnología cotidiana más que a los medios de masas. El desarrollo tecnológico es un instrumento que Jacoby utiliza para producir el efecto conceptual. Lissitsky diría: antes uno para mandar una carta usaba papel, compraba un sobre, se sentaba a escribirla, iba al correo, etcétera. El mismo mensaje se envía ahora de un modo inmaterial, casi abstracto. Se trata de la utilización de tecnologías nuevas que van más allá de lo que tradicionalmente llamamos “medios” y que Roberto vislumbró décadas atrás, con su interés en la conformación de conexiones en tiempo real anteriores a la web, los usos artísticos del grabador, la teletipo, la mecanografía, los esténciles, el mimeógrafo, las viejas fotocopiadoras, los faxes, el contestador telefónico, la televisión, el video, la visión infrarroja. Se trató, en todos los casos, de la construcción de redes de intercambios y circulación de obras que estaban dirigidas específicamente a una comunidad de conocidos. El artista, en principio, trabaja para una red de amigos.
Vistos en perspectiva, pareciera que sus proyectos hubieran estado esperando la aparición de Internet para funcionar retrospectivamente a la manera de “Kafka y sus precursores”. Las condiciones actuales permiten descifrar los sentidos múltiples de intervenciones y prácticas que en su momento fueron consideradas minoritarias y cerradas. Para Jacoby –entonces y ahora– se trata de los usos creativos de la tecnología socialmente disponible en cada momento. La desmaterialización acompaña el desarrollo técnico: el carácter cada vez más liviano de los mensajes y los medios los transforma en conceptuales. No se trata de la disolución del objeto o del cambio de contexto de la percepción artística, sino del trabajo abstracto con la reproducción, la serie, la velocidad y las formas que la tecnología pone a disposición de la sociedad. Los instrumentos técnicos –de la imprenta, de la radio, de la televisión, de la red digital– son el verdadero ready made del arte contemporáneo. El artista actual se parece al Doctor Mabuse, es un ilusionista cyber, politizado y mutante, que identifica modos de hacer.
En su ensayo “La filosofía de la composición”, Edgar Poe instaura una tradición literaria muy productiva: explica cómo se hace un poema para que otros puedan hacer un poema. Lo mismo hizo al inventar el relato policial y su inolvidable y arriesgado razonador: Auguste Dupin. Poe definió los elementos mínimos necesarios para crear una intriga (el criminal, el detective, la víctima, la historia que se cuenta en sentido cronológico inverso, etcétera) y a partir de esa forma conceptual se desarrolló uno de los géneros más populares de la narrativa moderna. El artista es un creador de formas. En esa tradición se reconocieron Baudelaire, Mallarmé, Raymond Roussell, Borges, el grupo Oulipo. Del mismo modo, la experiencia de Jacoby es la de un artista que construye no sólo obras, sino modos de hacer obras. El arte es una potencialidad abierta, disponible, un campo magnético de proyectos programáticos que cualquiera puede activar. Jacoby, como sabemos, inventa estilos, procedimientos, conceptos creativos, los usa y los abandona para buscar nuevas formas y nuevas relaciones. La renovación constante, la revolución permanente, es parte de su trabajo artístico y político contra la inercia, la repetición, la burocracia estética de lo siempre igual. Por eso, sus cambios frecuentes de registro (escritura, imágenes, investigación, teoría, música, teatro, performances, instalaciones): la renovación de los lenguajes es una de sus marcas como artista.
El arte, decía Stendhal, es la inminencia de la felicidad, siempre está por venir, hay que estar alerta, experimentar, salir a ver, alcanzar la utopía. Los modos de hacer arte tienen que ver –más que con estrategias artísticas “puras”– con formas de vida que aspiran a la felicidad. Ese es el rasgo central de la poética de Jacoby. No hay nada específico en lo específico del arte, salvo la actitud –atenta y disponible– del artista hacia la vida buena. Por eso sus múltiples modos de hacer tienden a borrar los límites entre la vida y el arte: para modificar el lenguaje hay que cambiar la forma de vivir. Pero a la vez el arte imagina formas de vida para las cuales la realidad no está preparada. El trabajo con lo posible, con lo que todavía no es, ronda los dos grandes motivos que se reiteran en la obra de Jacoby: la revolución y la sexualidad. Las microsociedades experimentales, la tecnología de la amistad, las redes fugaces, las colectividades alternativas, son espacios de experimentación artística y política. El arte es una sociedad sin Estado, su realidad es la vida cotidiana. Jacoby me recuerda la experiencia de los anarquistas utópicos que decidían realizar su propuesta de una sociedad nueva en su vida personal. Esos modos de vida posibles –que incluían otras costumbres sexuales, otros cuidados del cuerpo, la ausencia de dinero, la socialización de la propiedad personal, transformaciones de la identidad, la vestimenta, la alimentación– eran programas de vida futura que, realizados en el presente, buscaban modificar los sentimientos, las concepciones y la percepción de la realidad. Esa aspiración a una vida nueva es para Jacoby la condición de la práctica artística.
3. UN CICERON DE LAS PAMPAS
Mi relación con Roberto es, en algún sentido, generacional: caminos que se bifurcan y que se vuelven a encontrar. Empezamos juntos como quien dice y aún hoy estamos empezando. Creo que esa voluntad de volver a empezar, la ilusión de hacer siempre algo distinto y no repetirse, es una marca de aquellos años.
Nos conocimos en una fiesta, en la casa de una amiga, Gioia Fiorentino, alrededor del año 1963 o 64. Allí empezamos a conversar y desde entonces he estado muy atento a lo que él hace. Es una de las personas más generosas y creativas de la cultura argentina, quizá la más creativa que yo conozco. Es un constante generador de ideas, pendiente de todo lo que sucede en la política y en la vida cultural. Siempre tuvo un ojo muy certero para identificar las nuevas tendencias, para llamar la atención sobre cuestiones artísticas o políticas con mucha destreza. Como una especie de cicerone –o Cicerón– del mundo cultural, Roberto es el que sabe ver, el que convoca y hace posible, el que potencia y define un estilo.
Siempre recuerdo que fuimos juntos a ver a Umberto Eco, que estaba de paso en Buenos Aires, invitado por el Instituto Di Tella, y le llevamos la revista Sobre que Roberto estaba haciendo en esa época (1969). Nos encontramos en un bar en la calle Florida y Eco –que en esa época como teórico del Grupo 63 era uno de los referentes de la vanguardia europea– se sorprendió con una revista que primero había que romper para acceder a una combinación inesperada de materiales múltiples: historietas, panfletos, consignas, manifiestos, tesis, historias de vida, dibujos, diagramas. No había un orden fijo y Eco iba sacando esas hojas fotocopiadas sin entender del todo lo que estaba viendo o, en todo caso, sin que sus categorías le permitieran descifrar ese entrevero argentino de arte, política, cultura popular y propaganda.
Al fin de esa tarde volvimos caminando por la calle Corrientes y tuve una vez más la certeza de que Jacoby estaba un paso adelante de las últimas acciones del arte contemporáneo. Su posición de avanzada, su posición inclasificable lo ha dejado solo muchas veces pero siempre se sostuvo ahí, con la ética irónica del artista que sabe hacerse invisible para poder persistir. Esa es una de las grandes lecciones de su obra. Por eso creo que la exposición que se inaugura en estos días en el Museo Reina Sofía de Madrid es un acontecimiento que permitirá reconstruir la extraordinaria trayectoria de un creador que hoy está, por fin, mucho más acompañado (lo que seguramente no deja de inquietarlo).
Imagen de tapa: No soy un clown en la galería Belleza y Felicidad. 2001 Foto: Pablo Mehanna
(*) TEXTO PUBLICADO EN radar-SUPLEMENTO DE DIARIO pAGINA 12 - , domingo 20 febreo 2011.-