jueves, 13 de septiembre de 2007

Esteros de mujer ("Nordeste")


Esteros de mujer
–a propósito del film Nordeste, de Juan Solanas.-

por Enrique Acuña

Nordeste, filmada en esos esteros violáceos de Loreto e Itá Ibaté y premiada en Europa, lejos de ser un relato costumbrista es el alegato contra el mercado de los deseos humanos. Comienza con cierto retrato de una mujer francesa que viaja al tercer mundo, donde a cambio barato, cambiará todo por un niño. Por eso se presta a entrar en el consumo del tráfico de cuerpos anónimos.
En ficción el precio de un recién nacido para adoptar clandestinamente es de 30.000 euros, sin embargo no es suficiente pues la necesidad del tener un niño le hará pagar con el dolor de una espera interminable.

Helene (Carole Bouquet) es como aquel ser que vaticinaba Jacques Lacan para el futuro de las familias cuando ya no habría “Un padre”, amo ordenador de los nombres a las cosas: una mujer en “sedición fálica” que arremete perseverante hasta ganar el objeto niño cual fetiche que recubriría su falta.
En este caso H. hace algo con la espera y la decepción, allá en el horizonte rosa del nordeste argentino –bajo tristes palmares-, en la ciudad capital del tráfico de niños. En absoluta soledad, fuera de la ley, fabrica su niño como único recurso ante la angustia.

Juana, (Aymara Rovera) personaje en oposición y contraste a Hélene, representa a otra mujer, en otros recursos como desposeída campesina que esta culturalmente organizada por otros valores. Juana puede valorar a su hijo Martín (de once años) pero también lo puede perder en la delincuencia, o abortar otro hijo corriendo peligro de vida, o luchar hasta que un capanga prenda fuego a su rancho. Pero es la muerte de otro niño, amigo de Martín asesinado impunemente, lo que desencadena le desenlace final.

Ambas -¿mujeres o madres?- se encuentran en esa diferencia. El film muestra esta ficción que demuestra la estructura del deseo femenino: el hijo, en tanto representa una promesa y un don, se gana o pierde en un santiamén. Para Helene, el arrojo es ganancia, al igual que para Juana el goce esta en la pérdida.
Entonces, ¿Qué valor darle a ese goce si se hace a pura perdida? La vida como una tómbola que gira en círculos interminables o al final, la espera… única forma de preservar en el deseo incumplido, la existencia de algo valioso, que se construye en el movimiento de la potencia de aquello que no llega a realizarse. EL goce se recupera en un valor fálico: tener un niño

“Hay que esperar” -ultima frase embarazosa de H. ante el cuerpo casi muerto de J.- es el sintagma de un relato que podría ser solo una denuncia por la pobreza de nuestras palmeras o por la injusticia frente a una mafia creciente en el nordeste. El director decía que sus charlas con la hermana Martha Pellloni, lo implicaron en este tema que ya traía de observaciones hechas en Paris. (1)

Pero este niño irreal que se teje entre madre y mujer encierra ciertas metáforas del deseo femenino que oscila entre “La madre y Una mujer”, atento a no ser devorado por sus salidas trágicas. Este film logra así un toque de placer en nuestra catarsis; al causar la liberación de compasión o de temor que hace circular un dolor que podría quedar estático. En fin, otra pincelada de lo femenino sobre lo real de los cuerpos que esculpe un vacío donde se puede convivir o bien inventar un recurso o generar un estrago.-


Mas lecturas, videos y fotos en:
www.nordestefilm.blogspot.com

Lease el reportaje a Martha Pelloni en La chichaRRa Viajera Nº 18:
http://la-chicharraviajera.blogspot.com/2007/04/derechos-humanos-en-corrientes.html

(1)-Recorte del reportaje a Juan Solanas en La Nación:

-¿Cómo surgió la idea de "Nordeste"?
-Trato de no racionalizar mucho. Me imaginé un ranchito y con ese cuadro empecé a tirar del hilo que me llevó a la historia de estas dos mujeres; la europea que descubre algo que no imaginaba, que es lo opuesto a Juana, una mujer muy frágil que sólo tiene mucho amor por su hijo. La contrafigura de Juana era la de una mujer que tuviera de todo, menos un hijo al que amar. Quería atrapar esa realidad sin vueltas.

-¿Por qué ir a Africa o a la Argentina a buscar un niño?
-Son muy pocos los chicos en estas condiciones en Francia, para la demanda que hay. Además, está claro que donde se consiguen chicos en adopción más fácilmente es en los países pobres, porque no se los puede mantener y no hay políticas de educación sexual. Es muy raro encontrar en Francia una madre con doce hijos. En Africa, sí. Hubo un tiempo en el que iban a países de la ex Unión Soviética.
A ningún hombre o mujer le interesa ser padre o madre ilegal: lo son cuando no encuentran ninguna otra solución. Además, todo este tema tiene que ver con una cuestión de dinero, de pobreza y riqueza. Igualmente, convengamos en que hay dolor en cada una de estas historias.

-¿Conocías el Nordeste?
-Corrientes, sí; Formosa, no. Hice viajes, tanto para locaciones como para impregnarme del lugar, encontrar personajes, historias. En 2002 conocí a la hermana Martha Pelloni, que tenía muy en claro lo que ocurría en Goya respecto del tema de la venta de bebes y tráfico de órganos. Hice miles de kilómetros en auto, y así se fue nutriendo el guión.(…)

Ver nota COMPLETA en: http://www.gacemail.com.ar/Detalle.asp?NotaID=4363

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