Lita Santic: la productora de lo nuevo
y Fabian Bileinski : el creador de lo novedoso
SU PASIÓN POR EL CINE SE TRANSFORMÓ CON LOS AÑOS EN LA MATRIZ DE VARIAS DE LAS LÍNEAS MÁS INTERESANTES DEL CINE ARGENTINO CONTEMPORÁNEO. ARISTARAIN Y DORIA EN LOS '70, BEMBERG EN LOS '80 Y, EN LOS '90, MARTEL, CAETANO, LERMAN Y TRAPERO SON ALGUNOS DE LOS DIRECTORES A LOS QUE APOSTÓ COMO PRODUCTORA. RECIBIRÁ UN ÁSTOR DE ORO A LA TRAYECTORIA EN LA APERTURA DEL FESTIVAL.
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Lita Stantic ha dirigido cortos y un largo, y en la década del '70 fue asistente de Rodolfo Aristarain y Alejandro Doria. Pero fue la producción el rol que terminó por acaparar sus aportes al cine nacional. Figura clave del llamado “Nuevo cine argentino”, la lista de directores con los que ha trabajado casi se confunde con un catálogo de lo mejor y más innovador del cine local: Lucrecia Martel, Diego Lerman, Adrián Caetano, Pablo Trapero, Paz Encina, Laura Búa, Clara Zappettini, Gabriela Schmid, Pablo Reyero, Eduardo Mignogna y María Luisa Bemberg, entre otros. Stantic ha cumplido, quizá, otra sutil tarea que puede leerse en toda su carrera: durante más de dos décadas abrió espacios antes impensados a realizadoras mujeres, en una industria habitualmente dominada por hombres.Bastaría con Un muro de silencio para que Lita Stantic ocupara un lugar de privilegio en el cine argentino de las últimas décadas.
Su único largo como directora -quizás la más sutil de las que se atrevieron a revivir el horror de la dictadura- venía a coronar su largo y multifacético idilio con el cine, desde las matinés de la infancia en el Cine Parque Chas y los cortos juveniles de los politizados '60 y '70, hasta la escrupulosa reconstrucción del pasado en las películas de María Luisa Bemberg, con las que la producción nacional volvió a medirse con el cine del primer mundo. Pero en realidad fue apenas el comienzo de una serie todavía más ambiciosa de realizaciones que en pocos años conseguirían transformar la maquinaria ciega del cine local de los '80 en un campo dinámico y diverso de miradas nuevas. Con la experiencia ganada detrás de la cámara o junto a otros directores, Stantic se sumó a los proyectos de realizadores jóvenes, los convocó y alentó desde una pequeña productora independiente, vector indiscutible de la renovación y el florecimiento del cine argentino en los '90.
Desprejuiciada, curiosa, infatigable en la carrera de obstáculos que implica hacer cine lejos de los centros, supo reunir un espectro variadísimo de cineastas noveles, respaldándolos desde el comienzo de sus proyectos con mirada crítica implacable o acompañándolos hasta el final del sinuoso recorrido para llegar al estreno. Entretanto, recuperó en sus producciones la riqueza artesanal perdida en los engranajes de la industria, sin resignar por eso la estatura y el rigor del cine grande. Los títulos que produjo desde entonces alcanzan para apreciar la dimensión de su audacia y la amplitud de sus búsquedas.
De Dársena Sur o Bolivia a La ciénaga, de Mundo grúa o Un oso rojo a Tan de repente, Stantic ha conseguido que confluyan en su mundo directores que se parecen muy poco, casi siempre jóvenes e impetuosos, un buen indicio de la libertad con que los convoca y los ayuda a encontrar un sello propio. Y es que a Stantic el cine la rejuvenece. Si un espíritu joven se mide en la capacidad de entusiasmarse con lo que nunca antes se ha visto, no veo ejemplos más patentes de juventud estética que su entusiasmo contagioso, doy fe, frente al guión de La ciénaga y su promesa, o ante la frescura de Mundo grúa y Tan de repente inacabadas en VHS, y la potencia del primer corte de Un oso rojo.
Haciendo suyas esas miradas ajenas, Stantic se revitaliza, como quien abre una ventana de par en par y respira el aire fresco.Por Graciela Speranza. Crítica, narradora y guionista de cine. Da clases de literatura argentina en la UBA. Acaba de publicar Fuera de campo. Literatura y arte argentinos después de Duchamp.
Fuente: web oficial del 22º Festival Internacional de Cine de Mar del PlataMás información: www.mardelplatafilmfest.com
HOMENAJE:Fabián Bielinsky por Gastón Pauls
Desde el adolescente de la serie de televisión Montaña rusa hasta las inolvidables Felicidades o Iluminados por el fuego, tan entrañable para los argentinos, Gastón Pauls dio sobradas muestras de su crecimiento artístico. Irremediablemente sensible y auténtico, recuerda a Fabián Bielinsky, parte fundamental de ese crecimiento, y Nueve reinas, su jaque mate cinematográfico.
¿Cómo fue tu relación con Fabián Bielinsky?
Rara. Muy rara. Lo conocí por sus textos, cuandorodaba La sonámbula, la película de Fernando Spiner de la Que era coguionista. Al tiempo, filmamos con Darín Nueve reinas.
¿y el encuentro?El primer encuentro fue telefónico. Se caía el rodaje de Nueve reinas. Los actores iban a ser Leonardo Sbaraglia y el Puma Goity. "Si no la hacen ellos dos, quiero que la hagan Ricardo y vos", me dijo. Y fue una buena charla. Me dio la esperanza de que se pudiera hacer.
¿Cómo era Fabián dirigiendo?Fabián era clarísimo al decir lo que quería. No se complicaba ni complicaba a los demás. Es con lo que más me quedaría, con su inteligencia, su claridad, su simpleza. Después de la primera charla me dije: "No puedo creer que un director diga a todo que sí. Seguro que después es todo no". Y no fue así. Fue "sí, sí, sí". Ahora, cuando decía que no, era muy claro, y tenía razón.
¿Cómo se planteaban los personajes?Armamos los personajes de a dos: él y yo; también con Darín. Permitía que los actores propusieran. Y cuando proponía él, era acertadísimo.
¿Qué te trajo la filmación?
Nueve reinas fue la película en la que más me divertí. Me aportó conocerlo a él, un gran director y, principalmente, un gran tipo; la relación con Darín. Me regaló también una rodilla lastimada, lugares del mundo para conocer, gente que me propuso trabajo, e incluso que figuras increíbles como Robert De Niro y García Márquez me dijeran: "¡Ví Nueve reinas!" No lo podía creer.
¿Cómo pensás esa película en relación con todo el espectro del cine argentino?
Abrió una nueva manera de hacer cine; un camino afuera, para las ventas, la exhibición, los festivales. Otros directores lo habían hecho antes, pero él lo llevó a un trabajo de relojería. En el guión y en la realización. Posicionó al cine argentino. Fue un abanderado.
¿Cómo te afectó su muerte?No hablé por meses porque me daba mucho dolor la situación. Ahora estoy orgulloso de haberlo conocido. Me enseñó dónde pararme como actor, me dio confianza. Sea donde sea que esté, debe estar preparando alguna película. y, como vamos a ir todos allá, ojalá me llame de nuevo. Le diría inmediatamente que sí y me encantaría que volviéramos a hacerla con Darín. Todos la pasamos muy bien.Por Isabel CrocePeriodista. Trabaja en el diario La Prensa. Es coautora de El cine argentino, publicación en CDRom de la Fundación CinematecaArgentina.
Fuente y más información: revista del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
El bueno de Santaolalla :PREMIADO POR el OFICIALISMO
Dice Clarin. "Le dio un beso a su esposa Alejandra, le dijo "te quiero", la miró y se dispuso a responder las preguntas de la conferencia de prensa en el Hotel Provincial de Mar del Plata. En un Festival repleto de invitados internacionales, la estrella máxima, hasta ahora, es un argentino: Gustavo Santaolalla. Entonces su esposa se sentó a un costado y lo filmó durante sus respuestas, mientras parecía entender claramente que lo que había llevado a ese hombre a un lugar tan alto como el de doble ganador de un Oscar y hoy a recibir el "Astor de Oro" eran palabras que ella entendía perfectamente, con complicidad. "Lo importante es que a Santaolalla lo habían invitado a recibir este premio en el Festival antes de ganar su segundo Oscar. Así que esto es como ¡bingo!", lo presentó el periodista de rock y amigo personal del músico, Claudio Kleiman. "La lógica indicaba que las chances de que me nominaran una segunda vez eran pocas, pero además, ganarlo, ya sonaba imposible", dijo en su primera respuesta Santaolalla. Pero se sinceró: "Pero aunque suene raro, siempre tuve la certeza de que la música de la peli había conectado muy bien con la gente y eso me daba la espranza de que el milagro podía ocurrir. Y ocurrió", comenzó el ex Arco Iris y hoy productor de Juanes y Café Tacuba, entre otros. La latinidad, compleja En un Festival más latinoamericano que nunca, la pregunta por la dedicatoria del Oscar a los latinos fue una de las primeras en llegar. "Se lo dediqué a los latinos y la Argentina porque formo parte de un grupo de gente que le esta mostrando al mundo otra parte de nuestra cultura. Es muy importante la presencia de los latinos en Estados Unidos. Y esa relación siempre ha sido incestuosa. Sin embargo, lo que hasta hace un tiempo era una América solo del Norte, ahora creo que es una América más completa. Estados Unidos es la Roma del mundo y desde ahí comete cosas terribles, pero también tiene a Miles Davis o a Jimmy Hendrix", explicó con certeza el músico, clarísimo en sus palabras para dejar claras las contracciones de una relación siempre difícil, a la vez que productiva. Por eso, la identidad también tuvo un lugar importante en sus palabras. "En un western como Secreto en la Montaña, mi música tuvo guitarras, y en esas guitarras estaba Atahualpa Yupanqui", señaló Santaolalla. "Y para mí, desde Arco Iris, la identidad de Argentina y de América Latina, fue un tema que me tuvo ocupado". En ese sentido, el compositor destacó lo importante que siente el premio Astor de Oro que le entregarán esta noche, "porque tiene el nombre de uno de los músicos más grosos del mundo (Astor Piazzola) y eso es una enorme satisfacción". Sobre su trabajo en Estados Unidos, Santaolalla dijo que todavía no se siente parte de la industria más grande del mundo, porque las películas en las que participó ("Amores Perros", "21 Gramos", "Secreto en la Montaña", "Diarios de Motocicleta" y "Babel") no tienen el típico arquetipo de Holywood. Pero lo eligieron. ¿Por qué?, le preguntamos."
Fuente; Clarin . www.clarin.com/diario/2007/03/09/um/m-01377043.htm
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http://www.clarin.com/diario/2007/03/09/um/m-01377043.htm
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