
El embrollo del lenguaje.
-Angustia flotante en el film Babel-
Por Gabriela Rodríguez (*)
Una bala disparada contra un autobús en marcha, una mujer blanca es herida por la ventanilla del autobús, un japonés regala un rifle luego de una cacería en Marruecos, una niñera chicana cruza la frontera con dos niños para asistir a un casamiento, una huella perdida en la arena del desierto mexicano inicia la búsqueda desesperada de la carretera en la noche … la complejidad caleidoscópica de estas imágenes que nos muestra Babel, la película del mexicano Iñárritu recientemente estrenada, se engarzan cual collar de perlas por una serie de azares que nos hacen transitar al límite de la desesperación, y precisa en pie de igualdad los efectos de conmoción de las contingencias que no distingue entre chicanos, árabes, americanos o nipones.
-Angustia flotante en el film Babel-
Por Gabriela Rodríguez (*)
Una bala disparada contra un autobús en marcha, una mujer blanca es herida por la ventanilla del autobús, un japonés regala un rifle luego de una cacería en Marruecos, una niñera chicana cruza la frontera con dos niños para asistir a un casamiento, una huella perdida en la arena del desierto mexicano inicia la búsqueda desesperada de la carretera en la noche … la complejidad caleidoscópica de estas imágenes que nos muestra Babel, la película del mexicano Iñárritu recientemente estrenada, se engarzan cual collar de perlas por una serie de azares que nos hacen transitar al límite de la desesperación, y precisa en pie de igualdad los efectos de conmoción de las contingencias que no distingue entre chicanos, árabes, americanos o nipones.
El hilo que se establece nos hace conocer otros detalles mínimos de aquellos personajes, que van aportando pequeñas dosis de sentido a la vez que construyendo la trama, pero que sin embargo no expía el sinsentido que se abre cada vez.
La muerte súbita de un niño hace escapar a un padre de la escena familiar, el presunto suicidio de una esposa ocasiona para el esposo el abandono de la caza mayor, el apremio policial de los gringos desata la estampida vertiginosa de un chicano que huye en carro por el desierto, la enigmática muerte de una madre motiva la oferta licenciosa del coño para una adolescente – su hija - cual manga porno.
La muerte súbita de un niño hace escapar a un padre de la escena familiar, el presunto suicidio de una esposa ocasiona para el esposo el abandono de la caza mayor, el apremio policial de los gringos desata la estampida vertiginosa de un chicano que huye en carro por el desierto, la enigmática muerte de una madre motiva la oferta licenciosa del coño para una adolescente – su hija - cual manga porno.
Antes que el espectador pueda acomodarse a esta suerte de causalidad liviana, el sin razón de las acciones emerge con la fuerza de una rayo y lo deja con la sensación de quién se baja de una montaña rusa. El vértigo de la composición y el pasaje de una a otra de las historias juegan contra lo acabado del sentido que queda en suspenso, pero en su espuma trae la estela del peligro de llevar o tener armas, de viajar por tierras extrañas o aventurarse a dejar niños al cuidado del servicio de ilegales.
Espuma ideológica por la que la critica apunta contra Iñárritu
Si con el nombre de Babel, embrollo, se anunciaba en la Biblia el propósito de una voluntad divina que esparce la diversidad de lenguas: “confundamos su lenguaje de modo que no entienda cada cual el de su prójimo”. En el film esta explicación bíblica a la que se apela como metáfora toda vez que hace su entrada la incomunicación, se trueca en el malentendido que en el lenguaje se soporta más allá de la diversidad idiomática y que puede tomar el rostro segregatorio de las diferencias.
Si con el nombre de Babel, embrollo, se anunciaba en la Biblia el propósito de una voluntad divina que esparce la diversidad de lenguas: “confundamos su lenguaje de modo que no entienda cada cual el de su prójimo”. En el film esta explicación bíblica a la que se apela como metáfora toda vez que hace su entrada la incomunicación, se trueca en el malentendido que en el lenguaje se soporta más allá de la diversidad idiomática y que puede tomar el rostro segregatorio de las diferencias.
Babel insiste en tocar cuerdas a distintos niveles con rendimientos diversos. De entrada aparecen las diferencias culturales que amenazan los pequeños mundos individuales y sus intereses, luego la pantalla de la incomunicación que surge no solo entre los que no hablan la misma lengua.
Lo que separa las generaciones, las culturas y las fronteras se hace presente pareciera decirnos el director más en las idiosincrasias particulares que en el malentendido propio del lenguaje que no es univoco. Por ultimo y en un nivel de mayor sofisticación algo que en la comunicación no se oye, que aparece por fuera, irrumpe al atravesar el vidrio de un autobús, espanta en la noche del desierto mexicano, abisma en el silencio audible de una sordomuda en una discoteca, lo que no suena se hace oír en la angustia.
El propósito confeso del director que reincide en las tramas imbricadas en esta ocasión con formato Hollywood, manifestado en Cannes el pasado año, señala aquello que separa a las personas: lo que hace feliz a cada ser, en cada cultura, contra lo que de algún modo unifica: lo que angustia.
El propósito confeso del director que reincide en las tramas imbricadas en esta ocasión con formato Hollywood, manifestado en Cannes el pasado año, señala aquello que separa a las personas: lo que hace feliz a cada ser, en cada cultura, contra lo que de algún modo unifica: lo que angustia.
Proponiendo entonces en el marco del film la suma de una serie de angustias primitivas, ligadas a la posibilidad de la supervivencia.
La cuerda de la angustia que electivamente Iñárritu hace sonar al compás de la guitarra de Santaolalla se confunde entonces por momentos con una suerte de instinto de supervivencia que desconoce que lo que instala para cada cual, la posibilidad de la emergencia de la angustia, depende de ciertas condiciones.
Esas condiciones no tienen nada de universalmente válido, están ligadas a los bordes del lenguaje que tiene su límite para cada quién allí donde ya no significa. Lo que se hace presente en el objeto de la angustia nos habla de algo íntimo que puede aparecer en extrañas ruinas, en pequeños restos, en enigmáticos vestigios, esquirlas de la lengua que por un instante se vuelve Babel, para quién habla. –
(*)-Miembro de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata
(*)-Miembro de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata