martes, 9 de septiembre de 2008

"Las inclinaciones criminales de la Europa..." de J.C.Milner


Inconsciente y segregación

-Sobre Las inclinaciones criminales de la Europa democrática- (*)

Por Enrique Acuña

Hay una estructura paradojal de la sociedad-segregación: un ejemplo es la lógica del nombre judío y su deriva histórica en el “ascenso a los extremos” que bascula entre el odio antisemita con el paradigma del holocausto y el judaísmo ortodoxo que adquiere régimen de Estado. Ese nombre sufrió variaciones que van de lo religioso a lo político.

El libro de Jean Claude Milner Las inclinaciones criminales de la Europa democrática presenta esa situación evitando el par problema/solución (lo judío como cuestión social en la Europa ilustrada versus el nazismo como solución política definitiva) en función de proponer el par pregunta/respuesta (sujeto del saber inconciente versus objeto que se rechaza como goce), acercándose a una enseñanza de Lacan que abre las respuestas.

Telones europeos

Es publicado en Argentina en 2007 y en Francia en 2003, después de un seminario del autor hecho en Jerusalén titulado “Las trampas del Todo”. Ese mismo año muere en Israel su amigo Benny Levy, “Benny el rojo” filósofo francés que después de pasar por Gauche Proletarienne, una izquierda maoísta protagonista de mayo del 68, deviene ideólogo del judaísmo ortodoxo.

J.C. Milner rescata también en Levy a un pensador influenciado por la lectura de J. P. Sartre sobre La cuestión Judía de Karl Marx.

Ese año en el diario Le point aparece un comentario de Bernard-Henri Lévy director de la revista Le regle du jeu sobre la discusión que se hiciera en Paris de este libro donde discutieron Francois Regnault, autor por la misma editora de una tesis sobre la lógica de lo inasimilable en el racismo (Notre objet a), Alain Finkelkraust y J.-A.Miller que venia de presentar una notable salida a la comunidad cultural de su país en las Cartas a la opinión ilustrada.

El mismo invitó a J.C. Milner días después a su curso donde debatieron los límites de los procedimientos de la evaluación en las administraciones económicas frente al remolino causado por una enmienda que intentaba legislar la práctica del psicoanálisis en Francia. Ahí Miller lo presenta como siendo parte del partido de las Luces, del despertar de los intelectuales, “jinetes de la antigua caballería francesa que formaban una guardia en torno del psicoanálisis” y sostenían la importancia de la experiencia analítica en aras de reconocer su utilidad en el espacio público.

Surge ahí un cierto llamado a la opinión ilustrada como pensamiento, a los amigos de la vieja izquierda como “Una fuerza material que intervenga en los asuntos del Estado”. El análisis que hace este libro de los asuntos sociales con lo operadores lógicos de las fórmulas de la sexuación por ejemplo, demuestra que la enseñanza de Lacan esta inserta ya como autoridad explicativa de lo argumentos filosóficos de nuestra época.

El nombre judío como soporte de una excepción

Es texto encierra una hipótesis inicial sobre el “nombre judío” y su sinonimia como una forma la excepción que atraviesa la historia desde una cuestión teológica antes y a una respuesta política actual.

Milner conduce a aquello que dice en su otro libro El judío de saber donde demuestra la sinonimia del nombre judío como significación que alude a “estudio y talento” en un tiempo y espacio bien ubicado en la Alemania del siglo XIX. Esta figura del sabio que se origina en el estudio fariseo de la Torá, lectura a la letra de la interpretación sagrada, luego se hace sinónimo de “usura y dinero”, o de clase burguesa empresaria americana, o de cultura e intelectualidad, pero también lo peor en la Shoa como “la victima” del nazismo.

El autor diferencia el campo semántico que genera ese nombre y el tratamiento que hay en el par cuestión/respuesta –subjetivo- como diferente al par problema/solución. Esto implica que así como es la sociedad la que se plantea el problema judío es la política la que debe dar una solución. En Europa, dice, plantearse como problema indujo a la solución final del exterminio. Hitler habría triunfado.

Cito: “Decir que hay un problema judío es aprehender el nombre judío en el punto de colisión entre todo y notodo. Según la versión europea clásica, la sociedad es el lugar de los problemas y la política el lugar de las soluciones. En la sociedad el judío aparece como soporte de una excepción, un limite, de un decir que no a la función de sociedad.”

Lo político a esa pregunta de la sociedad es plantear las soluciones. Según esa lógica en un estado de democracia ilimitada como es el caso de la Unión Europea (U.E.), el límite sería un Estado fuera de ese territorio que aloje la excepción: el estado de Israel. Después de la segunda gran guerra este estado fundado en 1946 como transacción aliada de la “victoria injusta” seria el notodo que permite que Europa se unifique.

De este modo la U.E. bajo el estandarte de paz perpetua se plantearía su expansión ilimitada, siempre en devenir, movimiento en que la unificación acepta las minorías pero como excepciones multiculturales, no como Estado excepción.

El gran “secreto” de la U.E. para su unidad y expansión futura seria haber olvidado -como la página en blanco de su libro de historia- y después del año 45, el horror de Auschwitz. De ese modo desprende que Hitler tuvo una victoria moral al lograr una Europa sin judíos. Ya sea por la cámara de gas, invención técnica del crimen, efecto real de la forclusión del discurso de la ciencia, ya sea por la diáspora migratoria, limpió Europa del problema histórico. Quedaría, sin embargo una cicatriz real en la formación del Estado de Israel como triunfo de la versión geopolítica del judaísmo y su perpetuidad en la guerra con Palestina.

El desarrollo de la hipótesis concluye con la afirmación que siguiendo a Lacan, “la religión del futuro será el racismo” el porvenir ahora sería “anti-judío”. Para Milner eso obedece a que el nombre judío condensa, y esa es la eficacia de su rechazo; un cuadrípodo de términos: la diferencia sexual hombre/mujer y la transmisión de una ley del padre/hijo.

¿Missreading sionista?

En una respuesta a este libro llamada “Cristianos, Judíos y Otros Criminales: Una Crítica de Jean-Claude Milner” (2004), dice Slavoj Žižek :

“La figura del "judío" es así elevada en el índice de un límite propiamente ontológico: representa la propia finitud humana, para la tradición simbólica, el idioma, la Ley paterna, y, el considerado "lacaniano" Milner considera el antisemitismo como inscrito en la identidad muy europea, "Europa" se halla en el sueño (griego y cristiano) de parousia, de jouissance pleno más allá de la Ley, saneado de cualquier obstáculo o prohibición. (…)

“Los judíos son elevados así a la condición de objeto a (nuestro objeto a, el título del folleto de François Regnault sobre los judíos), el objeto-causa de (nuestro occidental) deseo, el obstáculo que eficazmente sostiene el deseo y en la ausencia de la cuál nuestro deseo desaparecería.” (…)

“¿Hoy no son más bien los Palestinos, estos "judíos entre los árabes" un tipo de objeto a, la intersección de los dos conjuntos, de los israelitas y los árabes, el obstáculo de su paz?”

Y continua Zizek:

“La ironía que evita Milner es que, hoy, son los musulmanes, no los judíos, quienes son percibidos como una amenaza y un obstáculo para la globalización”(…) “Sin embargo, la debilidad crucial del análisis de Milner involucra (más bien sorprende) la total ausencia de la economía del mercado y el dinero en el levantamiento del antisemitismo: ¿qué hay sobre el "judío" como la figura en qué el antagonismo social es reificado?”

Zizek toma dialécticamente una oposición donde “hace el musulmán” –razón étnica- que opone los términos en la política como fuera del inconsciente.

Para nosotros se trata de cómo se puede criticar la tesis de Milner como una política de masas que oculta el problema del goce como “mal” de cada uno o como lo que el inconsciente segrega. Lo que podría ser una tesis lacaniana sobre el nombre en singular, en este caso el nombre judío como nombre de una (x), notodo que es excepción al Nombre-del padre; se vuelve aquí una estrategia que puede servir mas a la política entendida como por fuera del inconsciente, como cálculo aplicable a la masa .

Siguiendo esa aplicación a la política social, el nombre de esa (x) se materializa en un Estado (Israel) y su guerra permanente se justifica como síntoma cuya interpretación hecha por Milner toma ribetes universalizantes.

El nombre judío en oposición al nombre árabe adquiere la consistencia de una causa religiosa, militar, jurídica, olvidando la naturaleza vacía de esa (x) que la excepción de lo singular atañe a la causa como un real imposible de localizar en la sociedad, el Edipo o el campo de concentración.

En Argentina leemos el modo en que se produce el ascenso a los extremos: frente a la falta de un juicio definitivo que esclarezca y decida sobre el atentado a la AMIA, al fracasar la sanción jurídica del Estado, la nueva dirigencia de esa entidad se presenta con la insignia de la ortodoxia que apela a “lo genuino”, en un llamado a la identidad y la tradición religiosa como forma de respuesta a la sociedad y la segregación.-

El deseo del analista y el nombre judio

Lo que sugiere Lacan es que el deseo del analista –contraejemplo al universal– en tanto trata con lo rechazado, sería reprimido por el discurso contemporáneo, el de la ciencia y el racismo. Entonces, se desprende que todos los discursos segregan lo real, mientras el psicoanálisis tendería a hacer aparecer ese goce como diferencia con los ideales. Se constituye así como un conjunto abierto pero paradójico: por un lado hace existir el elemento excepcional del goce y, a la vez, lo incorpora como siendo asumido por el sujeto en una nueva identificación.

Es el intento de una nueva respuesta la pregunta por lo que no tiene nombre del inconsciente y del síntoma, aquello que esta fuera/dentro de la política como sociedad.-


(*) Escrito a partir de la intervención en la mesa de Lecturas Criticas del Centro Descartes -Buenos Aires- a propósito del libro de Jean Claude Milner Las inclinaciones criminales de la Europa democratica, Ed. Manantial, Bs.As. 2007.-

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