lunes, 7 de mayo de 2012

El fausto criollo: una política de la parodia.


                       Una parodia argentina leída con Lacan  (*)

                                                                                      Por Enrique Acuña



       Leímos en el Fausto  de Estanislao Del Campo una parodia de aquel otro de Goethe, como un efecto del lenguaje cuando se remeda un objeto ausente -lo que queda por decir en un discurso-. Es una literatura que se adelanta a lo que enseña el inconsciente: algo se escapa y  afecta, burlándose de quien se crea el amo del lenguaje.



El espectador equívoco

    Leónidas Lamborghini comentando este nuestro Fausto (criollo) introduce la figura de un “espectador equívoco”. La obra se escribe en 1865 en el contexto de una guerra trágica (del Paraguay)  y la transformación de Buenos Aires en una aldea global siguiendo una cultura mimética a Europa,  aunque con el gaucho en sus calles. El espectador  va al Teatro Colón a ver  la ópera Fausto (basada en el texto de Goethe) de Charles Gounod, que se estrenaba en Buenos Aires antes que en París. “Por esa época bastaba que algo fuera francés para que se tuviera por una maravilla”.



El espectador Del Campo es alguien que mira de lado;  un equívoco a lo planteado como tragedia. Ve lo trágico desde lo cómico desplazando el sentido. “Rasgo creativo central en la poesía gauchesca, desde su inicio con Hidalgo, que en el Fausto de Del Campo toma la forma de una parodia.”  Asi rescata el gusto de  los Diálogos patrióticos de Bartolomé Hidalgo, que son de la época de la colonia (1812) con  la risa del bufón, el loco, que dice la verdad reprimida. Este Fausto Criollo esta ahí  a caballo entre el Santos Vega de Hilario Ascasubi y el Martín Fierro de Hernandez: .

           

Con el cuento de la guerra / andan matreros los cobres / Vamos a morir de pobres / los paisanos de esta tierra. / Yo casi he ganao la sierra / de puro desesperao.../ Yo me encuentro tan cortao / que a veces se me hace cierto,/ que ando jediendo a muerto.../ Pues yo me hallo hasta empeñao. 



Parodia y tragedia siempre se tocan. Lo que va a analizar Lamborghini es en qué punto la tragedia se desarma, qué hizo Estanislao Del Campo para transformar un relato alemán clásico como el Fausto en una parodia argentina, en el contexto de una guerra y con la figura del gaucho, ante  la extranjerización del gusto.

Cito a Lamborghini: “La parodia establece una relación cómico-imitativa con el modelo al que caricaturiza en sus pretensiones de perfección”. “En la parodia, la semejanza del derivado con su modelo no tiene nada de reverencial; por el contrario, se lo toma en solfa para neutralizar su poder paralizante. El modelo sacralizado es sometido a la violenta distorsión de una risa que se le atreve: el modelo vacila, tambalea, su impostura de perfección queda al descubierto”.



Sigue: “Fausto se resiste a hacer el pacto por el que entrega su alma a Mefistófeles a cambio de los favores de Margarita.”

Pero en Del Campo no aparece tanto el amor por Margarita, aparece el desafío del gaucho al poder cultural que es el gobierno de turno. Lo que se negocia es el poder político, no es la mujer. Ahí la parodia está conduciendo a un fin político, que es cómo el gaucho, como nuevo héroe híbrido, es culturalmente antieuropeo.

“El cruce paródico de lo serio con lo cómico, de lo sublime con lo bufonesco: el Demonio representado como tentación del Poder que todo lo puede, alegando gastos de viaje como un pobre diablo.”-dice Lamborghini.

 ¿Del Campo también devorado por lo foráneo? ¿Fue, en este sentido, una suerte de espectador equívoco de la ópera del francés?



Entonces, la figura del espectador equívoco es correlativa al modo en que la parodia se instala como un saber de la verdad. La parodia es un saber sobre la verdad que lo trágico vehiculiza pero que también oculta. ¿que caiga el amo y viva la histeria? encanta la división del sujeto; pero eso es solo un punto de partida. Lo que verifica eso, el objeto;  es un complemento lógico,  lo sutura, es el remedio, no solo la causa. Por eso es interesante la idea del equívoco, encontrar algo que divide pero a la vez encontrar una salida, encontrar el buen chiste –desplazamiento novedoso- para salir.



La parodia del objeto

 En la Obertura de los Escritos, Lacan habla de el objeto a como lo que se escapa y se burla del significante. El mito individual del neurótico cuyo relato es la novela familiar esta habitada por héroes más o menos trágicos (excesos de infancia, trauma, sexualidad). 

Para Lacan, el objeto a es la demostración de un real fugado al discurso; producto del pasaje de la tragedia del mito –los ideales- a la parodia del discurso al final de la experiencia si llegara a ese término.  El discurso del analista es solidario a eso ya que permite que alguien se ubique en un lugar de objeto causa con respecto al sujeto divido. (a----$)



 El tono épico de la demanda inicial está teñida de los valores sociales. Es decir que la presentación trágica como caida de los ideales es ya una salida de la hybris griega, del orgullo y el desafío. Cualquier identidad consolidada implica la soldadura entre el yo y su ideal social.



“Este robo (o vuelo) de la carta (letra) se diría la parodia de nuestro discurso”. La letra está del lado del significante-  se diría la parodia de nuestro discurso: sea que se atenga uno a su etimología que indica un acompañamiento (...)”

La carta de presentación de alguien, su novela familiar, su síntoma; supone que  no se puede burlar de sí mismo, él no sabe cuál es esa causa. Un destino trágico y una carta x, una carta de presentación que es significante; pero no puede hablar de su objeto, sustraido del discurso.

“(...) la parodia de nuestro discurso: sea que se atenga uno a su etimología que indica un acompañamiento e implica la precedencia del trayecto parodiado”.



                                                                                      I (A)

                                                                                        S

               Parodia                                   Tragedia      (mito individual)





             objeto (a)                                             S1 – S2  (retórica)

 


                            

                 Resto (un estilo)   

            

Va decir aquí Lacan que la estructura del sujeto es la estructura del lenguaje en tanto el lenguaje parte de un vacío. Es una alusión implícita a “La eficacia de lo simbólico” donde Levi-Strauss argumenta que en el vacío aparece una representación imaginaria que se interpreta en otro sentido, surge lo simbólico, y queda algo que no es representable. El inconsciente es un vacío. Por ejemplo, estamos dormidos, estamos en un vacío, hay un sueño en el que aparece una representación; cuando alguien interrpreta el sueño hay un intento de lo simbólico de apresar esa imagen representada, pero como no puede ser representado todo, queda el ombligo del sueño.



Sigue Lacan: “Redoblamiento invertido del trayecto”. El trayecto está en el relato significante y la parodia remeda el trayecto del maestro del pensar –los S1- que es del yo ideal. “esa división en la que el sujeto se verifica  por atravesarlo un objeto..”.  Podríamos descifrar la ficción al infinito, pero algo la detiene.   Ese resto (a) verifica la división del sujeto y detiene su deslizamiento.                                                      



La parodia del objeto remeda el trayecto de lo parodiado (el significante amo) y en su bucle crea algo nuevo, sino es una mímesis aristotelica. Recuerden el acto fundacional donde Masotta –citado por Germán Garcia- explicita su deseo: “parodiamos un Escuela, algo que era nuestro y original a la vez”. Sin imitación sino invención transformadora en la medida que hay un repetición del original totalmente nueva.



Si surge una originalidad nueva, esta produce un elemento que no está en el valor de la época. La retórica es lo que vale para la época, y el objeto a es un estilo nuevo hecho del resto de lo enunciado. Es el objeto que respondió a la pregunta por el estilo y es caída con respecto al Ideal de “el gran hombre” (Buffon).

“(...) causa del deseo en donde el sujeto se eclipsa y como sustentando al sujeto entre verdad y saber.” Esto ya es lo que viene en el año siguiente en Lacan. En los cuatro discursos el saber no se reabsorbe en una verdad, que queda como algo imposible de decir.

                                 a            S

                                

                  verdad   S2          S1

Si el analista está como agente en el lugar del objeto, parodiando al que está dividido por sus ideales, produce los maestros del pensar que tiene este tipo, los yoes culturales, históricos, de su tradición familiar. Se producen significantes amo que dejan de tener valor. Y queda un saber en el lugar de la verdad.  



Enseñar psicoanálisis no es un hecho de información, sino de trasmitir algo de esa división fecunda. Un saber por las vias de la transferencia de trabajo más allá de un valor de mercado porque ese  saber eclipsa la división del sujeto entre saber y verdad. Es un saber  imposible de conocer, pero actúa mas allá de la pregnancia narcisística de la información en la época de su planetarización.-



Cito: “Del itinerario del que estos escritos son jalones y del estilo determinado por aquellos a los que se dirigieron, quisieramos llevar al lector a una consecuencia en la que le sea preciso poner de su parte”.  A Lacan o no le importa que no se entiendan sus escritos, lo que le interesa es que el que está leyendo va poner su deseo o no de saber. Parecería que a Lacan le interesa menos ser leído como maestro del pensar que ser interpretado como enigma a decifrar. Remeda así (parodiar para no odiar) la estructura del objeto que nos interesa porque se burla aún del buen entendedor.-



 (*) -Escrito posterior al Curso anual “Lo tragicomico”, clase del 21 de diciembre 2011.-



Notas:

-Lamborghini, Leónidas: Risa y tragedia en los poetas gauchescos. Ed Emece, Buenos Aires, 2008

- Del Campo, Estanislao: Fausto –Impresiones del gaucho Anastasio del Pollo en la representación de esta ópera. . Sainte Claire Editora, Bs.As. 1978.

-Lacan, Jacques: Oberturade esta recopilación. (1966)-Escritos 1- Siglo XXI, 2008