sábado, 19 de julio de 2008

EL QUILOMBO ARGENTINO


El embrollo argentino

Por Osvaldo Bayer




Otra vez el mismo clima. Otra vez parece que marchamos por una calle sin salida. Hubo un hombre de mi tiempo, Aldo Ferrer, que dijo lo valedero, lo equitativo. Pero nadie lo escuchó. Hay que distribuir las ganancias para llevar adelante una sociedad integrada; si no, quedaremos cada vez más en el subdesarrollo.


La sociedad tiene que ser integrada, regulada. Recordemos aquello de la economía social de mercado. Con la que la Alemania destruida de posguerra logró levantarse. Redistribuir las ganancias en la ciencia, en la técnica, en la paz social, en la educación, en la salud, en una industria que vaya eliminando las dependencias. Una sociedad con miserias es una sociedad injusta, corrupta, en sí, inmoral. Además se equivoca aquel que siempre quiere tener más, porque ese afán de dominar es el que crea violencia en la sociedad. Porque el que tiene más es casi siempre traicionado por los cuidadores de ese status.

Una sociedad moderna ya no puede vivir sin las regulaciones. Porque, si no, terminaremos en los grandes castillos de la Edad Media donde se refugiaban los autodenominados nobles para “gozar” de su poder: vestidos desopilantes, joyas, coronas, armas, minués, cuarteto de cuerdas en el almuerzo de los señores, caza del jabalí rodeados por una comitiva de uniformados bien remunerados. Mientras, a su paso, los esclavos bajo el látigo o los eternos peones de la tierra, con sus harapos y sus ojos plenos de miedo y de hambre. Ahora las figuras han cambiado, todo es más disimulado. Pero las vallas morales y materiales son las mismas.
Los dueños en sus countries de lujo con las mismas defensas –esta vez ya de empresas de vigilancia– y, a las pocas cuadras, las villas miseria con su increíble cuadro de las fantasías morbosas de la brutal realidad.

En la Argentina ha ocurrido otra vez un golpe, como ya alguien lo ha dicho. Y como todos los golpes se originó, por un lado, por la incapacidad de quienes gobiernan de convencer, y por el otro, los de la filosofía “no me toquen el bolsillo”.

Los autores del golpe sin armas pero con medios salieron a defender lo “suyo”, todos juntos, algunos de bolsillo flaco y los otros, los tradicionales dueños de la tierra, de los medios, de las empresas que compran y venden.

El error de quienes tienen que ser los administradores racionales y justos fue meterlos a todos en la misma bolsa. Los de poca tierra y los eternos señores de la tierra y del cielo. Y todo se convirtió en dos mitades. Y desempató Cobos, un político esencialmente argentino, que cuando le tocó hablar lo hizo a ritmo de tango, y votó con lágrimas en los ojos. Tal vez lo ayudó a decidirse la virgencita de Luján. Recemos.

Cuando lo ético, si se forma parte de un gobierno y no se está de acuerdo con una resolución de ese gobierno, es renunciar y no votar en contra de los que justamente lo pusieron segundo en la lista. Se vuelve a la base y no se sigue aferrándose al poder, por si las moscas. Pasó a ser el héroe de la derecha con voz entrecortada. Primero borocoteó a su partido y puso cara sonriente al peronismo K.

Ahora, una vez en el poder, vota emocionado en contra y dice que espera ser aceptado de nuevo por su antiguo partido. En letra argentina eso se llama ser radical. Qué curioso, diría un gramaticólogo estructural alemán observando el uso argentino de la palabra “radical”, y se deprimiría al no encontrar una explicación idiomática consensuada. Porque claro, en sí, radical es ser, como lo dice su raíz: revolucionario, avanzado, definitivo. Definitivo. ¿Ad infinitum? ¿Definitivo? De radical argentino pasó a radical K y de K –probablemente– a la fórmula Cobos-De Angeli, de la cual ya se habla.

Pero eso no es el problema fundamental. El patetismo está en las dos Argentinas actuales de las que, desde su nacimiento, nadie fue capaz de hacer una. Fue muy cómico ver al presidente de la Sociedad Rural, el señor Miguens, cantar el Himno Nacional, emocionado, después del voto de Cobos: “ved en trono a la noble igualdad”. Cuando lo vi en la pantalla recordé las orgullosas crónicas de los diarios patagónicos La Unión y El Orden, de 1922, describiendo el gran banquete de la Sociedad Rural a los oficiales del 10 de Caballería que acababan de fusilar a centenares de peones patagónicos. Fue para 120 comensales y se cantó también, con emoción, el Himno Nacional. “Ved en trono a la noble igualdad, libertad, libertad, libertad” (esto es necesario remarcarlo siempre). Se descorchó champagne y los estancieros ingleses presentes le cantaron al teniente coronel Varela –el fusilador– el “for he is a jolly good fellow” (sí, “porque eres un buen camarada”).

Cobos, cuando se emocionó en la madrugada del jueves, ya que votó por el “campo”, tendría que haber mencionado la tragedia de los peones patagónicos, ya que fue un gobierno radical, el de Yrigoyen, el que dio la orden de los fusilamientos. Cobos tendría que haber aprovechado esa oportunidad en que todos los ojos argentinos lo miraban, para pedir perdón –como radical– por tan trágica y tremenda injusticia. Señalar que fue un error garrafal y un crimen de lesa humanidad. ¿No les suscita ninguna culpa, a los radicales K y a los radicales J, tantos peones asesinados?

Cuando Cobos votó por el no, los manifestantes de Palermo todos en coro cantaron el Himno Nacional. (¿No hubo ninguno, que mirando a Cobos, le tararee el “for he is a jolly good fellow? Las crónicas no lo dicen, no seamos mal pensados.) Pero, eso sí, el diario La Nación describió gozoso y engolosinado cómo estaban vestidos los manifestantes de Palermo que vivaron a Cobos: “... un matrimonio con galeras abanderadas de las que colgaban cintas brillantes, con su bebé en cochecito... o looks más vanguardistas (sombreros tipo diseños de autor) realizados con el mismo motivo... Jeans y pantalones livianos con cintos de cuero, camisas y remeras, y uno que otro sombrero, más anteojos de sol, entre las mujeres, y la onda casual Friday entre los varones... un estilo relajado matizado por el traje y la corbata...

Y como silencioso detalle anti-K, una suerte de gorro llevado por algunos con esa letra en círculo cruzado, a la manera de la dialéctica vehicular, más la aclaración ‘yo no lo voté’”. (Aquí hago una pausa y pienso: pero Cobos sí lo votó a K, o mejor dicho, a la K.) Y prosigue la crónica muy significativa: “Y como voto al campo, cintas colgantes en verde soja con la leyenda: ‘Apoyo el campo’”. (Aquí también pienso: claro, con el precio de la soja se explica todo.) Y sigue: “El respeto y la amabilidad fueron la constante... a eso de las 6 de la tarde emergieron, entre otros personajes vinculados con la moda, algunos diseñadores de renombre y también el peluquero más famoso, entusiasmado con la multitud. A un paso, chicos y grandes con mascotas. Así, como en familia”.

Qué idílico. Tendríamos que estar orgullosos de que haya argentinos tan finos y delicados. Somos una familia.
No tanto. Tenemos un país dividido, como en toda nuestra historia. Federales y unitarios, el progreso de Roca y los indios bárbaros y salvajes, los argentinos de bien y los anarquistas extranjerizantes; los cabecitas negras y los libertadores, los argentinos desaparecedores y los desaparecidos; perucas, paraguas, bolitas y argentinos rubios y de ojos celestes.

Celebro que un grupo grande de intelectuales argentinos haya escrito tres cartas sobre la temática del país y así hayan tomado posición en la discusión. Por fin los intelectuales salen a la palestra. Ojalá que esto prosiga y sean tomados en cuenta cuando opinan. Y sería bueno que los políticos de vez en cuando los convoquen para escuchar su opinión. Porque el principal deber del intelectual es ése: salir a la calle cuando en la sociedad hay injusticias o se reprimen las libertades.

El diario alemán Frankfurter Rundschau informó ayer en su página editorial sobre el conflicto que sacude a nuestras pampas. Y lo titula “El embrollo argentino”. ¡Qué delicado y fino el periodista! Hablando en lunfardo, más que un embrollo es un verdadero quilombo. De “el país de las espigas de oro”, cantado por Rubén Darío, al país de la soja de oro. Sí, pero con villas miseria y niños desnutridos.

Desde Bonn, Alemania Página 12|Sábado, 19 de Julio de 2008
En la Argentina ha ocurrido otra vez un golpe, como ya alguien lo ha dicho. Y como todos los golpes se originó, por un lado, por la incapacidad de quienes gobiernan de convencer, y por el otro, los de la filosofía “no me toquen el bolsillo”.
OSVALDO BAYER



domingo, 13 de julio de 2008

CULPA DE LOS MUERTOS


CULPA DE LOS MUERTOS

-De Alejandro Bovino Maciel-

Por Hector Hugo Boleso

Novela profunda, que pone en primer plano: el amor, la violencia, el dolor, el poder y la esperanza. Hay tensión dialéctica siempre entre dos o más conceptos: amor-odio, amor-violencia, memoria-olvido, memoria-poder, poder –desgarramiento.

La obra indaga sobre el conocimiento. A pesar de los riesgos, los jóvenes protagonistas –luego víctimas del terrorismo de estado- eligen el desafío de conocer. Asumen el violento oficio de pensar. No sólo van a aprender del cuerpo humano, sino quieren saber sobre el cuerpo social. Sobre la propiedad privada, la explotación, la miseria y el sufrimiento del pueblo. Al hacerlo desafían el orden establecido –iglesia, conservadurismo en Corrientes-.

La novela discurre en el marco de los 70 y la Argentina del tercer milenio. Invita a una dialéctica de revalorización del pensamiento y de la búsqueda de la verdad. O de un mundo más justo para los más desfavorecidos.

Mientras critica al sistema político y a los politicastros, plantea el fenómeno del caudillismo como contrario al gobierno de las leyes.

Analiza facetas del peronismo, a Evita, a la proscripción del líder, del efecto de aquella sobre las masas populares y sobre su retorno. Especialmente las circunstancias individuales y sociales del retorno de Perón.

En pasajes de la obra resplandece la figura de Dante, y su Divina Comedia. Mientras que el autor no conduce paso a paso tras la tragedia de la condición humana. Por senderos de honduras metafísicas.

En la faz política hay una crítica al sistema anterior al golpe, a la dictadura, y a la posterior restauración democrática. Esta democracia formal, vacía, que casi todos padecemos cotidianamente.

La obra discurre sobre la función del arte, en especial de la escritura. Sobre la Iglesia, su función salvífica. Su relación con el Poder. La búsqueda del Poder.

Al ocuparse de las profundidades de las Instituciones sociales, y del alma humana, describe a un personaje sombrío. El entregador, el infiltrado, el traidor a la confianza, al asesino.

Novela que apasiona, conmueve, emociona, irrita, que trasunta tristeza, en ocasiones alegra, en otra esperanza. Pero jamás, pasa desapercibida.

Héctor Hugo Boleso

Corrientes, julio de 2008

(*) texto que re-escribe la presentación realizada en la ciudad de Corrientes del libro "Culpa de los muertos" de Talo Maciel por Hector Hugo Boleso.

Especial para La Chicharra Viajera.-

UN CORTADO EN PEDAZOS -de Guillermo Parodi-


UN HOMBRE CORTADO EN PEDAZOS
-Poemas de Guillermo Parodi-

Ciclos 62-66, 66-72, 72-78, 79-93


Extraemos este poema del libro Editado por la Asociación Artes y Letras de Valencia- (Impreso en Moglia-Ctes., Marzo, 2008.) con un recorte de la presentacion y despedida. RESTA EL ECO DE LO QUE QUEDA AL LEERLO.

"Quienes lean este libro, deberan hacerlo en silencio para no turbar su paz, desnudaran su angustia, su ternura, su vuelo... y lo amaran... si, lo amarán como él amó a los suyos, a su tierra y a los que los conocimos y amamos." Marily Morales Segovia

"Existen personas de una "grandilocuencia social", que hace que sus nombres, ya cubran el espectro de la información... "la trascendencia del hecho"... Guillermo Parodi no era así...lo acompañaba el silencio" .Marta Chemes

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LA CASA ABANDONADA
(de algunas vagas memorias y otras desolaciones)

En Corrientes, en fines de 1978)

XI
Hacia las últimas bendiciones del agua
con la culebrilla del tiempo, el agua

cierra el círculo, el tiempo
estrecha el polvo viento caliente que ciega dioses
hùmedos primeros .

Ciega su hoz el cruce de caminos.
Ultimo latido como de baile, ciega la luz la sombra.
Florece un petardo entre las ramas
y acordonado arrastra gemidos y sollozos,
relinchos y bufidos.
La fiesta paralela de las cuerdas abre surcos.
La imagen se hace añicos. Las velas en la mesa.
Languidece la sangre, se espesa
en los vasos y en los besos.

Bailotea al muñeco de la duda metafísica y retórica.
Sobre ascuas del mito.
Sobre cables pelados de supertición.

Arden en llamaradas esqueleto de huesos camino
de la luz

mala.
Luces, luces, luces,
luces bien ignorancia
del canto "impopular".
Qué corcovo hariscando las contiendas telúricas
del átomo

ancestral la guitarra
célula a célula te vivo, te desprendo
te conjuro verbo primero y principal te nombro:
"maices".
(Calentando el yantar las agüelas, abuelitas viudas, las viandas a la mesa y el bendito se apea de la noche incompleta cortando a cuchillo, un tajo en la mejilla del tiempo).

Ardemos hacia atras las poluciones más tormentas
moderna
más brebaje antiguo y acústico.
Para nombrarte-nombrarnos, ah! Heráclito
aqui estamos preparados para el llanto:
Nos deslomas las barreras del tiempo, te toreo:
voy a beber tu sangre gota a gota
voy a beberte entero enero a enero.-

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EL Manuscrito de Joaquina...(de Hugo Chumbita)








Rosa Guarú

la abuela india de la Patria

por Roxana Amarilla

El 5 de junio se realizó un acto particular en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se presentó el libro “El Manuscrito de Joaquina. San Martín y el secreto de la familia Alvear”, por un lado podría ser visto como un libro más que se presenta, otro jueves en la inmensidad de la metrópolis. Un encuentro más en el destino de actores, historiadores, músicos, poetas, analistas, docentes, bailarines, correntinos y correntinas residentes en la capital argentina. Pero esta presentación traía algunas cuestiones complicadas, como la subjetividad ladeada por una identidad siempre revitalizada y al otro lado la verdad histórica, la reivindicación de los sujetos culturales que fundaron la nación.

Este libro es un extracto de un diario que llevaba en un doloroso ostracismo Doña Joaquina de Alvear Quintanilla y Arrotea, la hija de Carlos María de Alvear, y que como texto tuvo un entuertado recorrido. Por ejemplo se consideró perdido por la familia tenedora durante algunos años. Tiene relatos de época sobre la vida cotidiana del criollaje gobernante del país en el siglo XIX, y algunas observaciones destacadas, como el modo en que vivieron el martirio de Camila O’ Gorman las señoritas porteñas que la conocían, la naturaleza social del poder político de Rosas, la muerte tanto de Lavalle como de Quiroga, la vida de los argentinos que residían en París, y la presencia de los Alvear en el escenario político y militar de entonces.

En una etapa de su vida, Joaquina se diferencio del resto de sus congéneres por establecer una conducta considerada libertina y por la que tuvo que pagar algunos costos. Su ostracismo se debía a que era portadora de un violento diagnóstico de insana, luego de que se dé a conocer una carta amorosa que esta mujer –bien casada- le escribió a Sarmiento. En este retiro injusto, Joaquina escribe, para sus descendientes, y lega la verdad de un árbol genealógico, donde figura el Libertador de América y Padre de la Patria, el yapeyuano José de San Martín, como tío de hecho, habido de una indígena correntina con su abuelo Don Diego de Alvear.

Esta pequeña reseña del libro es a modo de introducción para relatar el clima, el tipo de subjetividad que se dio en el encuentro del 5 de junio, empezando con que fue anfitrión del mismo un diputado nacional, que como vocal de las comisiones de Cultura y de Población – donde se discuten la mayoría de los proyectos sobre pueblos originarios- convocó a referentes de muy diversos espacios, con el pretexto de que todos estos tienen competencia en lo fundacional que reside en el origen mestizo de San Martín.

La diversidad de estos referentes cubría un continum –un conjunto variado de procedencias sociales y culturales- de participantes de una verdad histórica. Los autores: Hugo Chumbita, el historiador revisionista que reivindica el mestizaje como fuerza de la emancipación americana, y Diego Herrera Vegas, el genealogista involucrado hasta el tuétano con el documento que heredara de su abuelo, el médico personal de Doña Joaquina de Alvear. Los miembros del Grupo Lautaro, intelectuales y científicos que solicitan un análisis de ADN en los restos del Libertador. Políticos y militantes identificados con las causas populares. La familia Alvear, encabezada por el patriarca Jorge Emilio Ituzaingó de Alvear.

La diputada tehuelche Rosa Chiquichano, tataranieta del cacique Juan Chiquichano, comprometidos con 12000 años de ocupación en la Patagonia. Representantes del alto mando de las Fuerzas Armadas. Y una gran concurrencia de los compaisanos de la india reivindicada Rosa Guarú. En este particular concurso de los compaisanos, el correntinaje estaba representado por la Casa de Corrientes, como institución, los residentes correntinos, y los músicos chamameceros – Santiago Delgado acompañado de acordeón y guitarra y el Grupo Integración -

El acto se inició con una lectura de todos los hechos y acciones públicos y políticos que llevaron adelante los miembros del Grupo Lautaro con un ajustado comentario sobre la respuesta de los detractores, la mayoría miembros del Instituto Nacional Sanmartiniano. Luego Santiago Delgado, secundado por dos excelentes músicos con acordiona y guitarra, canto “Hijo del Sol”, chamamé inédito de Hugo Chumbita.

El anfitrión, Eduardo Galantini recibió a los invitados con palabras serenas y convencidas, e hizo suyo un fragmento de la ponencia de Hugo Chumbita en el Congreso Internacional Sanmartiniano del 2000, sugiriendo en la historia del nacimiento de José de San Martín el espejo de las vulnerabilidades y también las fortalezas de nuestra sociedad, de los pueblos híbridos de la periferia occidental, escindidos por profun­das contradicciones, a partir de la violen­cia del mestiza­je originario y de las sucesivas con­quis­tas e imposi­ciones que los siguie­ron violentando.

Además del anfitrión y los autores, compartieron la mesa de los presentadores. El mercedeño Milcíades Aguilar, con un emotivo discurso sobre la épica del pueblo correntino y la referencia permanente de Rosa Guarú, nodriza o madre del corazón de un comandante, madre verdadera o biológica, madre esencial. Un representante del Presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Kopecek planteó con ingenuidad asombrosa en su turno, “¿porque negarle la sangre indígena al Libertador si eso lo engrandece?.

Chumbita ofreció infinidad de pruebas, muchos relatos orales de la región yapeyuana y una cantidad impresionante de datos recolectados de testimonios a los atentos residentes correntinos, como quien ofreciera pruebas de un identidad recuperada, tema vigente hoy con las identidades recuperadas de los descendientes de víctimas de la dictadura. Muy intensa fue la intervención de Diego Herrera Vegas, este señor con apariencia formal se destacó con un fogosidad que levantó la audiencia apasionadamente, al destacar el “mandato psíquico de hacer público este testimonio” y que “seguramente, Rosa Guarú fue una hermosa correntina”.... la vanidad de los compaisanos siempre dispuesta a hacer los honores a la estética del fenotipo generó uno de los más sostenidos y festejados aplausos – con vítores y sapucay-

Improvisadamente, los oradores pidieron la palabra de Rosa Chiquichano, que al presentarse festejó el ímpetu de los presentes en la búsqueda de la verdad como recurso indispensable para la identidad, y cantó un antiguo poema tehuelche –en la lengua aonikenk-. Un largo momento de debate y reflexión se dio entre el público, sumándose las intervenciones, mientras algunas veces llegaba un micrófono inalámbrico y otras, los opinantes se paraban y se presentaban, poniendo el cuerpo y la palabra en un encuentro realmente polifónico.

El cierre, siguiendo la tradición de los residentes correntinos fue a puro chamamé. El grupo Integración arrancó con “oh, che gente cuera”, y el reducido espacio libre del Salón Auditorio de la Cámara se transformó en pista, que ni falta hacía alguna polvareda... en algún momento esta cronista entrevió muchas personas en el escenario, y en algún otro momento escuchó a una septuagenaria emponchada agarrando el micrófono para lanzar un profundo sapukay de fiesta. Las parejas continuaban en el chamamé interminable. La bailanta no paraba.

Y en Buenos Aires, que resulta ser un reservorio de la danza enlazada más popular pero bailada al modo de antes, los retorceres de hombres y mujeres acompasados parecían el desperezo de una mujer despertando, una Rosa Guarú tal vez. Al menos es lo que creían ver, emocionados, los ojos celeste lavado del más viejo de los Alvear.-

Buenos Aires, julio 2008.-

(*)Texto escrito para La Chicharra Viajera

lunes, 7 de julio de 2008

libreria virtual (red de escritores del NEA)

CONVOCATORIA A ESCRITORES

Está abierta la invitación a escritores de todas las edades, autores de todos los géneros, independientemente de que tengan obras publicadas o no, a integrar la Red de Escritores del NEA. Como su nombre lo indica, la misma se hace extensiva a Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones, con particular interés en aquellos residentes en el interior de cada provincia.

El proyecto es iniciativa de Patricia Kane y Natalia Méndez (websmasters) con la colaboración de Marina Nill en calidad de relacionista pública. El mismo consiste en la creación de una librería virtual, que posibilite a los autores la publicación de su obra a costos bajos y accesibles, con la añadidura de una difusión y alcances a todos los países de habla hispana.

El primer paso para integrar la red, es tener realizado el trámite del ISBN de las obras a publicar. Quienes desconozcan los pasos a seguir en este punto, deberán comunicarse con la Cámara Argentina del Libro, sito en av. Belgrano 1580 4to piso (1093) Capital Federal – teléfonos (011) 4381 – 8383 / 9277.

Una vez obtenido el ISBN, los interesados deberán dirigirse por correo electrónico a elneaescrito@yahoo.com.ar o elneaescrito@gmail.com o a los teléfonos (03722)15310836 / 15699052 / 15239565 para asesorarse sobre los pasos a seguir para formar parte de esta red.

Para poder integrar el catálogo que se presentará formalmente en fecha y lugar a confirmar, los escritores tienen tiempo hasta el 1ero de agosto inclusive. Después de esa fecha, podrán seguir sumándose sin ninguna complicación, pero habrán perdido la ventaja de la promoción del lanzamiento.

fuente: Roxana Elizabeth Gonzalez

sábado, 5 de julio de 2008

Justicia para Alfredo Gonzalez

CAUSA ALFREDO GONZALEZ
25 años para el ex coronel Caggiano Tedesco


El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas sentenció a 25 años de reclusión en cárcel común y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos al ex coronel Caggiano Tedesco, ex jefe del Área 232 de Misiones, acusado por desaparición seguida de muerte del científico correntino y ex decano de la Unam Alfredo González en 1978. “Los crímenes no quedarán impunes”, dijo Yolanda Urquiza, investigadora de la querella a Momarandu.com.

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Con sentencia máxima, 25 años de presión, concluyó este jueves el juicio oral y público al ex general, jefe del Área 232 de Misiones Carlos Caggiano Tedesco. El dictamen fue leído por el presidente del Tribunal Federal Oral en la Criminal, Carlos Adolfo Sodá. Según los fundamentos de la sentencia, Caggiano Tedesco fue considerado “autor mediato” de la desaparición y posterior asesinato del ex decano de la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Misiones, el ingeniero correntino Alfredo González, hecho ocurrido el 4 de marzo de 1978.

El tribunal oral que juzgó al ex jefe militar, lo encontró además penalmente responsable de los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada” del profesional y dictaminó que no tendrá beneficio de prisión domiciliaria.

Será entonces Caggiano Tedesco recluido en una cárcel común -destino aún no informado-. Tampoco podrá, de por vida, ejercer cargos públicos, sentenció el Tribunal Criminal.

Familiares

La sentencia fue recibida con profunda emoción por los familiares de Alfredo González, impulsores de la causa que manifestaron a Momarandu.com “este juicio servirá de ejemplo para otros que suceden en el país, como en Corrientes, la causa ex Regimiento Nº9”.

Yolanda Urquiza, investigadora parte del equipo técnico de la querella señaló a Momarandu.com fuera del recinto judicial que prepararán ahora expedientes para iniciar otros procesos a militares vinculados a delitos de Lesa Humanidad en Misiones durante la última dictadura militar.

Urquiza dijo, sin embargo, que “costará mucho más reunir la información necesaria, pero ya contamos con datos precisos para comenzar con esos procesos”. “Serán juicios más complejos”, valoró.

Se trata de causas que se planean abrir a altos mandos y efectivos de las fuerzas armadas aún en función, y en algunos casos, a miembros de la sociedad civil que cooperaron con torturas y desapariciones durante el último gobierno de facto.

“Sin bien sabemos que son muchos los implicados, al igual que los desaparecidos, a los primeros que pensamos llevar a juicio son profesionales, en su mayoría médicos, que asistieron durante sesiones de tortura”, sostuvo Urquiza a Momarandu.com.

El desaparecido

La causa por la desaparición del ingeniero químico y activista demócrata cristiano de formidable carrera política Alfredo González, se abrió en el 2004, e implicó la detención de cuatro militares y un gendarme por su caso, dos de ellos ex gobernadores de Misiones.

González, oriundo de Bella Vista, desapareció en Posadas, Misiones el 4 de marzo de 1978. Recordado por sus colegas como un “excelente científico”, se asegura de él que “jamás se asoció a organizaciones armadas”.

González sufrió su primera detención clandestina el día de inicio de la última dictadura militar: el 24 de marzo de 1976 Por 6 meses permaneció en la unidad penitenciaria de La Calendaria y en la Penitenciaría UR7 de Resistencia.

González, que fue decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional del Nordeste (UNaM), llegó a desarrollar un nuevo proceso para abaratar la fabricación de aluminio, otro para iniciar un proceso de potabilización de agua y otro para fabricar un abrasivo semejante al CIF.

Cuando detenido el 4 de marzo, fue acusado de “subversión económica”, aunque se supone que sus aprehensores buscaban sus fórmulas.

Se estima que González fue trasladado luego a un pequeño centro clandestino de detención de dos piezas, cuyos restos fueron hallados en bajo las malezas cercanas al aeropuerto Internacional de Posadas, conocido como la casita de “Los Mártires”.

Durante sus declaraciones, el sobreviviente Ramón Glinka dijo haber oído su vos en ese centro clandestino de detención. En tanto, un policía de nombre Sánchez Boado le dijo a Glinka que “González murió de un ataque cardíaco en la sala de torturas”.

Se cree que su cuerpo habría sido arrojado al río Paraná, como sucedió con otros detenidos en Corrientes. Otros en tanto sostienen que el cadaver habría sido incinerado en un centro de recreación militar.



Fuente: www.momarandu.com


Globalización y democracias -segun Zizeck-


"Para los globalizadores, hay demasiada democracia"

La cuestión. ¿Es justificable suspender reglas democráticas para lidiar con el terrorismo o las crisis financieras?

La respuesta / Irak. La tetera prestada

Slavoj Zizek


Su producción es tan voluminosa que ya no queda casi nadie que pueda enfrentarlo en el debate. Cuando los analistas terminan de leer y se preparan para rebatir o coincidir, lo más probable es que el esloveno Slavoj Zizek ya tenga pronto un nuevo libro, con sus intricadas y febriles argumentaciones. Lo último traducido al castellano es este ensayo editado por Losada (distribuye Océano $580), y que va de la crisis en Medio Oriente a la tragedia griega, con referencias a Jacques Lacan, el "thriller" Los sospechosos de siempre, Franz Kafka y mucho más. No es un libro sobre Irak, porque, como él dice, "ni la guerra de Irak trataba sobre Irak".
Todos los izquierdistas veteranos recuerdan la réplica de Marx en El manifiesto comunista a todos los que critican a los comunistas por minar la familia, la propiedad y demás: es la dinámica económica del propio orden familiar tradicional (por cierto, esto es incluso más cierto hoy de lo que lo era en los tiempos de Marx) al mismo tiempo que expropia a la gran mayoría de la población. En la misma línea, ¿no son precisamente quienes actualmente hacen pose de defensores globales de la democracia quienes la están minando? Hace más de un año, Jonathan Alter y Alan Derschowitz propusieron que se "reconsiderasen" los derechos humanos para que permitiesen la tortura (de terroristas sospechosos). En El futuro de la libertad, Fareed Zakaria, el columnista favorito de Bush, llega a una conclusión más general: señala que la amenaza a la libertad procede de "pasarse con la democracia", esto es, en el aumento de "la democracia iliberal en el país y en el extranjero" (el subtítulo del libro).

Esta limitación gradual de la democracia es claramente perceptible en los intentos de "reconsiderar" la situación actual: por supuesto que se está a favor de la democracia y los derechos humanos, pero hay que "reconsiderarlos", y una serie de intervenciones directas en el debate público hacen que podamos comprender la dirección de esta "reconsideración". Volvamos a Fareed Zakaria: la lección inmediata de su libro en cuanto a Irak es clara y carece de ambigüedades: debería haber primero un período de unos cinco años durante los cuales un régimen benevolentemente autoritario dominado por Estados Unidos crearía las condiciones apropiadas para el funcionamiento eficaz de la democracia.

Una paradoja del argumento de Zakaria es que hay un caso que debería servir como su ejemplo perfecto: el de China. ¿Acaso no es precisamente la oposición entre China y la difunta Unión Soviética la oposición entre el régimen autoritario destinado a crear las condiciones para el desarrollo capitalista y una transición a la democracia demasiado rápida y que salió mal? Por lo tanto, ¿no debería haber apoyado Zakaria la tristemente conocida represión de la Plaza de Tiananmen?

En cuanto a los Estados Unidos, el diagnóstico de Zakaria es que "Norteamérica cada vez adopta más un populismo simple que valora la popularidad y la franqueza como las medidas clave de la legitimidad (…) El resultado es un profundo desequilibrio en el sistema norteamericano, más democracia pero menos libertad". El remedio es por tanto contrarrestar esta excesiva "democratización de la democracia" (o "de MAScracia") delegando más poder a expertos imparciales apartados de la refriega democrática, como por ejemplo los grandes bancos. Tal diagnóstico no puede dejar de provocar una risa irónica: hoy día, en la época de la supuesta "sobredemocratización", Estados Unidos e Inglaterra comenzaron una guerra contra Irak en contra de la voluntad de la mayoría de sus pueblos, por no hablar de la comunidad internacional. ¿Y acaso no vemos constantemente la imposición de decisiones clave acerca de la economía global (acuerdos de comercio, entre otros) por parte de organismos "imparciales" exentos de control democrático?

La idea de que, en nuestra era post-ideológica, la economía deberá estar despolitizada y dirigida por expertos en común y la comparten todos los participantes. Lo que era más importante, ¿no es ridículo quejarse de la "sobredemocratización" en un momento en el que las decisiones económicas y geopolíticas vitales no son por lo general una cuestión que se discuta en las elecciones?: desde hace al menos tres décadas, lo que Zakaria solicita ya se ha hecho una realidad. Lo que estamos presenciando hoy día es una división entre cuestiones de estilo de vida ideológicas, en la que se producen debates encarnizados y se solicitan opciones (aborto, matrimonios homosexuales, etcétera), y la política económica básica, que se presenta como el dominio despolitizado de las decisiones de los expertos, como la proliferación de "sobredemocratización", con sus "excesos" de discriminación positiva, la "cultura de la queja" y las peticiones de ayuda económica y de otro tipo por parte de las víctimas, es la parte delantera cuya parte trasera es el tejido silencioso de la lógica económica.

Fenómeno filosófico
"Zizek viaja por el mundo como una estrella de rock intelectual y suma muchísimos fans. Como un típico pensador posmoderno, salta imprudentemente sobre las barreras que separan la alta de la baja cultura" (del perfil de Zizek en el London Times, de Terry Eagleton)

Fuente Diario El páis- Montevideo

viernes, 4 de julio de 2008

DIARIOS DEL CHE

En el camino

Con lápices que llegaría a comerse, en pedazos de papel que también servirían para parar la hemorragia de una herida, nutrido de una biblioteca escondida en una cueva, en los altos de marchas fatigosas, el Che Guevara llevó siempre un diario (luego conocidos como Diario de motocicleta, Pasajes de la guerra revolucionaria, El diario del Che en Bolivia, Diario del Congo). En ellos, consignó su prehistoria revolucionaria, cifró esa pulsión por el camino que lo emparienta con los beats norteamericanos, registró el rigor con que comandaba a sus hombres y hasta sembró claves que hoy, con los resultados a la vista, podrían tentar a leer en ellos profecías de un destino ineludible. Pero sobre todo, registran una vocación que –a diferencia de Walsh– no está reñida con el revolucionario y revelan a un escritor que marcha hacia la muerte en una gesta contra el imperialismo pero también contra el imaginario del oficinista de Kafka y del ingeniero de Sartre.

Por María Moreno

Leer los diarios de alguien que ya no existe puede convertir en canalla. Invita a aprovecharse de servidas asociaciones y de los acontecimientos que el azar propone como encadenados para leer en el principio las profecías de un destino cuyo final se conoce de antemano.

Por ejemplo, al leer los diarios del Che Guevara (Notas de viaje, diario de motocicleta, Pasajes de la guerra revolucionaria, El diario del Che en Bolivia, Diario del Congo) tienta trazar una curva entre el episodio en que éste narra cómo se vio obligado a descargar su diarrea desde lo alto de su alojamiento en Temuco sobre los duraznos que alguien había puesto a secar sobre unas chapas más abajo y que cataloga “como un error de apreciación” en el primer diario, y aquel en que registra preocupado: “Salimos 17 con una luna muy pequeña y la marcha fue muy fatigosa y dejando mucho rastro por el cañón donde estábamos que no tiene casas cerca” en el último, cuando ya ha escrito que la radio chilena ha anunciado que son 1800 hombres los que lo buscan, y así suponer un derrotero cuajado de errores de apreciación.

O, menos gravemente, tienta mostrar el aprendizaje que va de matar un perro viejo en Nahuel Huapi al confundirlo con un tigre a matar a un soldado en Sierra Maestra en donde la condición de médico del agresor le hizo constatar la eficacia de su disparo que partió el corazón de la víctima provocándole una muerte, por rápida, menos dolorosa. ¿Cómo no sonreírse con módica suspicacia al leer que el objetivo del primer viaje por Latinoamérica es “países lejanos, hechos heroicos, mujeres bonitas”, o escuchar con oído lacaneano en el “Thu Che” de ecos vietnamitas con que Guevara se autobautiza para firmar alguna carta a su mujer, Aleida March, el touché del caído en duelo? Pero es el Che mismo el que nos ha puesto esas emboscadas, ya que se ha ocupado en cada texto de organizar cada escena de su vida invertida en su formación de guerrero ejemplar con un celo igualmente ejemplar.

El camino de la revolución que sugiere en Pasajes de la guerra revolucionaria, en su diario de Bolivia, está lleno de chapucerías de las que él es el primero en culparse: luego de capturar su primera gorra de soldado batistiano, se la ha puesto, contento, casi provocando una ráfaga de su propia vanguardia; de acuerdo a lo que recuerda de una novela, agrega agua de mar en la ración de una cantimplora y la hace intragable; guía a sus hombres hacia Sierra Maestra bajo la Estrella Polar, sólo que... no es la Estrella Polar.

El camino de la justicia estaría tapizado por las injusticias: fusilar al dudoso de haber incurrido en los tres delitos capitales de la guerrilla, la insubordinación, la deserción y el derrotismo; castigar negándole sus próximas raciones al que, hambriento, ha robado una lata de leche condensada; ejecutar a un perro que no para de ladrar. Las opciones pueden ser graves: por ejemplo durante una retirada, entre la mochila de la medicina y la caja de balas. (Che elegirá la de balas, ¿de haber hecho lo contrario se habría convertido en un Dr. House?) Luego están las penurias naturales como la yaguesa, el jején, el mariqui, el mosquito y la garrapata que saben sacar sangre sin disparar un solo tiro, las cotidianas que obligan a beberse la orina o a recoger agua con la bombita de un nebulizador antiasmático en los bordes del yuyo llamado “dientes de perro” para distribuirla en el ocular de una mirilla telescópica en una suerte de versión inversa de la multiplicación cristiana de los panes y los peces, muy evocadora de la vida de santos como Santa Catalina de Siena que se alimentaba –y sin adelgazar un solo gramo– de la ostia diaria de la comunión.

La revolución está hecha sobre el lance de que un campesino lleno de miedo y que entra en acción por obediencia o debido a una provisoria sugestión retórica, pueda resistirse a la tentación del bandidaje o de volver a la inercia del despojado. “De Davides que no entienden bien –escribe Che– y de Banderas que murieron sin ver la aurora”.

Su prehistoria del revolucionario se establece con la visita del joven médico y de un amigo a esas ciudades míticas y aisladas por el tabú de contacto: el leprosario: “La gente que está a cargo de él cumple una labor callada y benéfica, el estado general es desastroso, en un pequeño reducto de menos de media manzana del cual dos tercios corresponden a la parte enferma, transcurre la vida de estos condenados que en número de treinta y uno ven pasar su vida, viendo llegar la muerte (por lo menos eso pienso) con indiferencia”. Antes de aspirar a liberar a los proletarios del mundo, Che aspira a liberar al otro, precisamente de ser otro; curarlo es menos mejorar sus condiciones de vida que reconocerlo, escucharlo, tocarlo, ver en él a un hombre.

En El último lector, cuando Ricardo Piglia hace el retrato del Che lo asocia a Lucio V. Mansilla y a Victoria Ocampo por el uso de una lengua que simula, en su naturalidad inventada, un efecto oral. Y el Che que visita leprosarios y convive con los enfermos (“Después algunos vinieron a despedirse personalmente y en más de uno se juntaron lágrimas cuando nos agradecían ese poco de vida que les habíamos dado, estrechándoles la mano, aceptando sus regalitos y sentándonos entre ellos a mirar un partido de futbol”) no deja de recordar la escena de Una excursión a los indios ranqueles en que el coronel personaje levanta en brazos, ante la tribu aterrada, el cuerpo infectado de viruela del indio Linconao y, antes de subirlo a un carro que lo llevará a su propia casa para curarlo, se lo acerca al rostro –sede mítica de la espiritualidad y de los cinco sentidos– soportando el efecto que describe como de “lima envenenada”. Para Che, como para Mansilla, el acceso al hombre a quien el mundo no reconoce la categoría de tal comienza por la prueba de su roce.

En esa primera identificación antiburguesa a una vida peligrosa de leprólogo no debe estar ausente la figura del doctor Schweitzer que, en un sentido muy distinto, se pasó al otro seguido por las cámaras de la revista Life y ganó el Premio Nobel de la Paz un año antes de que el Che partiera con su amigo Granados en motocicleta por los caminos de Latinoamérica. Y si a Piglia no se le escapa que en ese Che primerizo la pulsión del camino tiene la marca de la de los escritores beats de su época, es válido reconocer en esos escritos de puño y letra llamados diarios, bajo la forma de una insistente contabilidad de bajas y de alimentos, de armas ganadas y perdidas, de prisioneros y de traidores, un resto de enumeración caótica a lo Aullido de Ginsberg.

Claro que fuera de los contextos de época, conocidos los precios y vencidas las épicas, ¿como no sobresaltarse con esa serie de horrores pormenorizados que incluyen el casi forzar a la mujer de un mecánico durante un baile –ella cae al suelo en una confusa escena presenciada por el marido–, el ventajeo con el título de médico, la bravata petitera de intentar robarse unos vinos durante una comida a la que ha sido invitado, narrados en Diario de motocicleta, y luego, ya en Sierra Maestra, con la educación por el insulto y la provocación machista que pone a los guerrilleros en el brete de desear la muerte antes de ser degradados –uno, en efecto, se suicida luego de perder el rango y el Che, previa una explicación pedagógica, le niega honores militares: “Tuvimos un pequeño incidente debido a mi oposición a que le rindieran honores militares, ya que los combatientes entendían que era uno más caído y nosotros argumentábamos que suicidarse en unas condiciones como las nuestras era un acto repudiable, independientemente de las buenas cualidades del compañero”–.

Y entonces queda la duda entre si ese Che que organiza las escenas para su propio mito es de una sinceridad ejemplar y por eso no evita aquello que podría poner en cuestión la ejemplaridad de su figura, o cree de verdad en el valor aleccionador de los hechos que cuenta. En todo caso, no hay mayor déspota que el que se exige a sí mismo rigores mayores que los que ordena.

Claro que luego de leer los textos teóricos que han puesto en cuestión la identidad entre literatura del yo y experiencia no nos es permitida ya esa lectura ardiente y literal con que, en los años ’60, fascinados por esa retórica que primero desnudaba a una revolución en el poder y luego un fallo trágico, saltábamos sobre los hechos pasando por alto las operaciones de un escritor.